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Laura Boyer, una cabeza privilegiada y un corazón roto
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Laura Boyer, una cabeza privilegiada y un corazón roto

Laura era una mujer muy afectiva, cariñosa y con picos emocionales muy diferenciados que la hicieron transitar por una existencia feliz e infeliz

Foto: Laura Boyer. (Gtres)
Laura Boyer. (Gtres)

Al enterarse de su muerte, muchas de las personas que conocieron a Laura Boyer tanto en su época del Liceo como en la universidad han mandado mensajes de tristeza y condolencia a sus hijos en las redes sociales. Algunos de ellos la siguieron tratando durante un tiempo hasta que su imagen se diluyó en sus vidas. Javier, Marta y Manuel fueron a su boda, como han recordado cuando se enteraron de su fallecimiento.

Hacía tiempo que habían pedido su pista porque Laura no solía acudir a las reuniones de antiguos alumnos.

Foto: Ana Boyer, en una foto de archivo. (Gtres)

La primera etapa de su vida de adulta estuvo marcada por su boda con Luis Imedio. Tenía veinte años y lo habitual en su generación no era casarse a esa edad, sino vivir la vida. Y no lo hizo en su momento al llegar el primer hijo, después el segundo y más tarde el divorcio. Una vez que pasaron los desencuentros que van aparejados a la separación, Laura mantuvo una buena relación con su primer marido y lo mismo sucedió con el segundo.

placeholder Laura Boyer, en una imagen de archivo. (Getty)
Laura Boyer, en una imagen de archivo. (Getty)

Los dos aparecen en la esquela que publicaba este sábado el diario 'ABC' junto al hermano, Miguel Boyer Arnedo, los cuatro hijos y con referencia a “primos, tíos y demás familia”.

La misa funeral, como adelantó Vanitatis, será el próximo 9 de marzo en la parroquia de San Manuel y San Benito, en la calle Alcalá.

Ni rastro de Ana Boyer Preysler, con la que ni el padre ni la madre se encargaron de cultivar ese afecto. En realidad, el responsable de haber mantenido ese nexo de unión debería haber sido Boyer, igual que lo hizo el marqués de a Griñón con los cinco hijos que tuvo de sus tres de matrimonios.

Laura así lo expresaba en la entrevista póstuma publicada en la revista ‘Semana’ el miércoles pasado, donde además de contar que no mantenía vínculo con Ana, sí mostraba aprecio a Chábeli, Julio José y Enrique, a los que trató en la época en la que vivió en Miami.

Con Tamara también tuvo su feeling y contaba la anécdota que sucedió en el entierro de Miguel Boyer protagonizada por la marquesa de Griñon. “Me dijo: ‘¡Anda, qué susto se va a dar el tío Miguel cuando se encuentre a Dios de frente’”. Hay que recordar que el todopoderoso ministro de Felipe González era ateo, como él mismo había contado en muchas ocasiones.

placeholder Laura Boyer y Tamara Falcó, durante el entierro de Boyer. (Gtres)
Laura Boyer y Tamara Falcó, durante el entierro de Boyer. (Gtres)

En esas declaraciones se podía leer de su propia boca cómo le marcó la separación de sus padres. En la entrevista explicaba su versión y su realidad, que también coincide con lo que ella misma confiaba a sus amistades pero que nunca quedaron reflejadas. Laura no quiso tener visibilidad pública hasta que murió su padre y hubo complicaciones con la herencia. Los dos hermanos Boyer Arnedo se habían mantenido fuera del círculo mediático y de Isabel Preysler. Miguel hijo solo hizo declaraciones en esos momentos. A diferencia de su hermana, el divorcio no le afectó tanto como a Laura. Quizás tuviera que ver con lo diferentes que eran en manera de ser y caracteres.

Laura era una mujer muy afectiva, cariñosa y con picos emocionales muy diferenciados que la hicieron transitar por una existencia feliz e infeliz. Decían los que la conocían que la cara y la cruz de su vida resultaban incompatibles. “Tenía una cabeza privilegiada para temas relacionados con el mundo académico y laboral y un corazón que se rompía cada poco. Esto hacía que su mundo, a veces, fuera oscuro y que afectara a sus relaciones amorosas e incluso de amistad”.

Tenía la escuela del feminismo que había aprendido de su abuela, la escritora Elena Soriano, y después de su madre, la doctora Elena Arnedo. Ambas fueron pioneras en sus campos profesionales y representaban el perfil de mujeres luchadoras, libres e independientes económicamente.

placeholder Laura Boyer, en una imagen de archivo.(Gtres)
Laura Boyer, en una imagen de archivo.(Gtres)

Esto último sirvió para que en el divorcio, Arnedo se encargara de la manutención familiar y no quiso pensión compensatoria de ningún tipo. El chalet del barrio de El Viso era un regalo de sus padres cuando se casó y después recibiría como herencia un patrimonio inmobiliario importante. Según Laura, había un campo y varios pisos en zonas buenas de Madrid. Lo que no se sabe es si con el tiempo esos inmuebles se vendieron o se mantienen en alquiler. Por parte de Miguel Boyer hubo poco que repartir entre los tres hermanos.

La hija recibió esa educación que manifestó a lo largo de los años buscándose un horizonte de vida que chocaba con su fragilidad emocional. Cuando le diagnosticaron la enfermedad, tuvo su enfrentamiento con el destino. Los precedentes no eran buenos. Su abuelo y su madre también habían muerto de cáncer. Cuentan que al principio se revolvió, aunque después se lo tomó con filosofía. “Es lo que hay”, decía. Sus hijos son ahora los que han recibido el legado de su madre, tanto emocional como patrimonial.

Al enterarse de su muerte, muchas de las personas que conocieron a Laura Boyer tanto en su época del Liceo como en la universidad han mandado mensajes de tristeza y condolencia a sus hijos en las redes sociales. Algunos de ellos la siguieron tratando durante un tiempo hasta que su imagen se diluyó en sus vidas. Javier, Marta y Manuel fueron a su boda, como han recordado cuando se enteraron de su fallecimiento.

Miguel Boyer
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