Carmen Lomana: "A menudo, voy a comprar a tiendas de segunda mano de Malasaña"

Jueves 3 de octubre: el Centro Comercial El Ventanal de la Sierra, como una de las plataformas de apoyo a la moda emergente de sello sostenible en España, acoge la 3º edición de los Green Walk Awards. El evento, organizado por Nhood España, que premia el talento en el diseño entre 12 estudiantes de moda de 9 universidades diferentes con un curso en la prestigiosa escuela Saint Martins en Londres, está además presentado por la mismísima Raquel Sánchez Silva y amadrinado por Carmen Lomana por segunda edición consecutiva.

Precisamente, la presencia de estas dos mujeres, cuyo estilo e identidad propia les han llevado a ser consideradas dos grandes musas e iconos de las tendencias a nivel nacional, pone en el foco la importancia del slow fashion. Momentos antes de que arranque la pasarela, Vanitatis logra reunirse entre bastidores con la empresaria para hablar, entre otras cosas, sobre cómo plantea ella esta filosofía en la práctica del día a día.

¿Qué supone para ti que se te nombre madrina en este tipo de eventos de gran calado para la moda nacional?

Siento un enorme agradecimiento. Al final, yo creo que siempre he demostrado estar apoyando a la moda en general y a la española en particular. O sea, soy de las pocas que han estado siempre en los desfiles, que he hecho el esfuerzo tremendo de cambiarme de ropa para cada diseñador y llevar algo suyo… Y bueno, esto al final es el reconocimiento a una persona que se interesa muchísimo por un sector que, en sí mismo, es un mundo precioso.

Ese interés explica por qué tus looks son siempre sinónimo de titulares en los medios de lifestyle…

Esta respuesta no te la puedo dar yo, más bien me lo tienes que explicar tú (risas). A veces me asombro y me hace gracia, pero en el fondo me encanta. Yo no me visto pensando en que vaya a gustar. Me visto como quiero, como puedo y dependiendo del día, de dónde vaya… Siempre busco un resultado con el que vaya cómoda y sea fiel a mi estilo.

La iniciativa está muy vinculada a la moda emergente y a los diseñadores más noveles. Sin embargo, sobre ti se ha vendido siempre un aura muy clásica, aunque, quienes te conocemos, sabemos que en el fondo eres una adelantada a tu tiempo…

Me encanta la gente joven, estar al día de qué les gusta, de qué les interesa, de saber por dónde van. Lo que más aprecio a la hora de vestir es la imaginación. Por ejemplo, en la MBFWM donde más disfruto es donde están las futuras promesas, fuera de la pasarela oficial y, sobre todo, viendo a los más jóvenes pasearse por allí, porque muchos ni siquiera tienen invitación para entrar a los desfiles, cuando serían lo más bonito de lo que se hace el desfile: verlos a ellos. No les hace falta una camiseta de Balenciaga de 2.000 euros, porque tienen gracia, combinando, inventando…

La moda sostenible ya no es una utopía. Ahora, es una tendencia. ¿De qué manera te encuentras tú comprometida con la misma?

Estamos en un mundo de locos, en el que compramos ropa de usar y tirar; es un caos. Yo siempre he sido muy muy fan de toda la vida de los mercados, de las tiendas de segunda mano en las que hay una gran selección de firmas reconocidas a precios muy asequibles. En Londres fueron pioneros en eso, después los siguió París. Yo allí he llegado a encontrar vestuario incluso de la duquesa de Windsor. En Madrid, las mejores están en el Rastro y también en Malasaña. Yo voy muy a menudo a comprar.

Otro de los grandes mantras de este movimiento es promover la idea de obtener pocas piezas de alta calidad. El lujo es igual al slow fashion…

Sí, es verdad. Yo, por ejemplo, muchas veces he comprado piezas que he pensado que eran carísimas, pero, al final, tenía la certeza de que iban a ser muy icónicas y me las iba a poner toda la vida. Yo repito muchas cosas, no me molesta repetir la ropa. Si me gusta un vestido, me gusta y lo cuido. Me da igual que sea de Prada, de Zara o de Dior. Es fundamental saber invertir en buenas prendas para hacerte un gran fondo de armario y a partir de ahí ya ir adquiriendo año a año. Yo suelo comprar 3 grandes inversiones cada año.

Además, hablando de reciclar y de un ciclo sostenible de las prendas, llevas 11 años haciendo tu mercadillo solidario en Navidad en colaboración con la asociación Somos Nupa. Siendo una gran coleccionista de moda, ¿no te da pena desprenderte de algunos diseños?

Bueno, yo nunca le doy tanta importancia a nada y menos a la ropa. Siempre pienso que yo ya lo he disfrutado lo suficiente, que está amortizado y que es momento de que lo haga otra persona y, sobre todo, dar la oportunidad de que lo haga por un precio más asequible. Pena me dan otras cosas. Pena me da la guerra que estamos viviendo ahora y otros muchos asuntos, pero esto no. Al hilo de esta pregunta, debo decirte también que subastaré varias piezas mías el 23 y 24 de octubre en Durán.

Y, a su vez, ¿vas a mantener también el mercadillo?

Sí, pero hasta principios de noviembre no empiezo con la gestión. Es un evento que año tras año me aporta mucha satisfacción. Hay prendas de todo tipo, desde cosas de Alta Costura que desaparecen el primer día, hasta ediciones limitadas de diferentes tiendas low cost. Es más, he llegado a vender, súper rebajados, abrigos de Chanel de 10.000 euros. Es un regalo para la asociación y para mis seguidoras.

Llevas años muy implicada con esta organización sin ánimo de lucro que ayuda a niños, adultos y familias afectadas de fallo intestinal, trasplante multivisceral y nutrición parenteral…

Sí, también con ‘Mamás en acción’. Intento, a mi manera, darles visibilidad y voz, porque hay mucha gente que no conoce la labor que hacen. El gran problema de los niños que nacen con fallos intestinales es que necesitan hacerles trasplantes enormes y se pasan años en el hospital. Entonces, no pueden estar solos, pero sus padres trabajan… Hacen falta muchos fondos. Yo empecé este proyecto en la gran crisis de 2008, cuando vi a amigos míos en las colas de los comedores sociales. Pensé en cómo ayudar y dije: ‘mi ropa llamará la atención. Pues ya está’. Y así empecé.

En realidad, durante tu visita al podcast de Vanitatis reconociste que tu sueño era tener un programa de cine. Hace unas semanas Pedro Almodóvar ganaba el León de Oro en el Festival de Venecia con ‘La habitación de al lado’ ¿Cómo valoras la noticia?

Siempre voy a recibir con alegría una noticia del éxito, el triunfo o el reconocimiento de un director de cine, un actor o una actriz español. Y Almodóvar, como director de cine y esa identidad propia a nivel visual que ha creado en sus películas, me encanta, me chifla y lo adoro. Luego habrá cosas de él que no me gusten… Pues como de todo el mundo; igual que a él tampoco le gustaré yo. Pero eso no quita para que su cine me entusiasme.

¿Hay que salir fuera de España para triunfar, Carmen?

Cuando eres un genio, cuando lo haces bien…se te valora. A todos nuestros genios los han valorado. O sea, en el cine, en el arte, en todo. Y Almodóvar, desde su primera película, ha demostrado que era superlativo, que estaba haciendo algo diferente. Yo le admiro profundamente y a cualquier actriz americana, francesa, italiana que le prreguntes con quién le gustaría trabajar que no haya trabajado, todos te van a decir que Almodóvar. Ahí está su mayor reconocimiento.

Por otro lado, en el Festival de San Sebastián ha ganado la Concha de Oro ‘Tardes de soledad’ el documental de Roca Rey, gran amigo tuyo. ¿Le has felicitado?

Mira, yo soy de las pocas que cuando aquí nadie le conocía, cuando no le hacían caso, ya sentía una profunda admiración por él. Es más, en sus inicios tuve que llamar una vez a una revista para que lo invitaran a una fiesta y no hace tanto tiempo. Estoy muy contenta por él y este domingo le voy a ver en Las Ventas, en la Feria de Otoño. Es una maravilla de torero y a veces me da miedo, porque sale a darlo todo. Siempre le digo 'parece que salgas a morir'. Así es el mundo del toro.

Para finalizar, con motivo de la entrevista, ¿cómo animarías a nuestras lectoras a ser más sostenibles con la moda?

Pues, hay que tener muchísimo cuidado con los materiales que usamos. Si hay algo que contamina es todo lo sintético, todo lo que no es biodegradable. Por eso, aunque parezca una locura, soy una gran defensora de la piel natural de hoy en día. Se crían como los pollos en granjas. No se ataca, como pasaba antes, a especies en libertad por parte de cazadores furtivos. Eso no está bien. Pero un abrigo de piel sintética no es degradable. Lo tiran en el campo y dentro de 100 años continúa, lo que contamina es bestial. Entonces, es muy importante usar tejidos naturales, como el algodón o la seda, que además nos van a durar más y nos vamos a sentir más confortables con ellos.