¿Qué es un contrato prematrimonial? Analizamos pros y contras para tu boda
Todo lo que tienes que saber antes de plantearte firmar un acuerdo prematromonial y cómo puede ayudarte a proteger tu patrimonio y tu futuro tras la boda
A la hora de organizar una boda hay muchos factores que conviene tener en cuenta, muchas decisiones que concretar. Los novios tienen que hacer un ejercicio de equilibrio para buscar la manera de que ese gran día les represente a ambos. De esta forma, conviene concretar en qué fecha queremos que se celebre el enlace, decidiendo si será una boda de verano, con sus características propias, o si por el contrario es mejor celebrar un enlace de primavera, otoño o invierno.
Entre las decisiones a tomar está también la del lugar en el que queremos organizar la celebración, el menú con el que agasajar a los invitados, la decoración, las flores, e incluso la canción con la que los novios abrirán el baile, uno de los momentos más mágicos de la velada.
Todas estas son decisiones que conciernen al gran día, pero hay otras que también hay que tomar y que van mucho más allá, que afectan al resto del matrimonio. Una de ellas es si conviene firmar un contrato prematrimonial o es mejor no hacerlo porque, como tantas cosas en la vida, hay algunos pros. Sin embargo, también existen determinados contras que conviene ponderar antes de tomar esta decisión de forma conjunta.
Antes siquiera de plantear la necesidad de firmar un acuerdo prenupcial, conviene saber qué es, porque si bien su nombre ya deja claro que es un contrato que se firma antes del matrimonio, a menudo no tenemos del todo claro qué tenemos entre manos exactamente. En este contrato se acuerda de manera conjunta, y se regulan los futuros aspectos económicos de la convivencia, también quedan reflejadas las medidas de carácter legal a seguir en caso de divorcio, aunque no se suelen firmar estos acuerdos esperando que ese sea el desenlace.
Precisamente este es uno de los inconvenientes más señalados, plantearse firmar este tipo de acuerdos suele considerarse una forma de romper la magia, de perder parte de la ilusión con la que se plantea el matrimonio en sí y sembrar cierta desconfianza.
Esta experiencia puede llegar a ser dura y no siempre resulta sencillo plasmar todos estos acuerdos, por lo que este contrato se podría llegar a convertir en causa de agobios y problemas. Otro de los inconvenientes es que, si uno de los cónyuges tiene una posición más delicada, no es fácil encontrar el equilibrio, por eso lo mejor es consultar con expertos y profesionales.
¿Práctico o poco romántico?
Esto ayudará a que ninguno de los dos se deje llevar por el enamoramiento, cediendo ante unas condiciones que en el largo plazo no le favorecen. Este tipo de contratos no siempre son justos porque, en caso de ayudar y contribuir uno al crecimiento del negocio del otro, puede quedarse sin el derecho a reclamar una parte del incremento de este negocio, a pesar de haber contribuido.
También puede suponer un cambio radical en el estilo de vida que llevaba una de las partes si tras el divorcio sus ingresos son menores o inexistentes. Sin embargo, los inconvenientes no son lo único que hay que tener en cuenta, puesto que este tipo de acuerdos también cuenta con muchas ventajas.
La más evidente es que, en caso de que uno de los cónyuges aporte una fortuna al matrimonio, de esta forma quedaría protegida en caso de divorcio; también es una manera de proteger los derechos de herencia de hijos fruto de un matrimonio anterior. En caso de poseer un negocio propio, este quedaría protegido y se evitaría que la expareja pudiera controlarlo, pero también protege la economía de uno en caso de que el otro tuviera deudas.
No solo se protege el dinero que ambos aportan al matrimonio, también se puede dejar estipuladas otro tipo de cuestiones, como la compensación que uno o ambos recibirían en caso de dejar una carrera lucrativa tras la boda para dedicarse íntegramente al matrimonio, o también se pueden abordar temas como la toma de decisiones y las responsabilidades que recaen sobre cada uno.
Cualquier aspecto puede quedar contemplado dentro del acuerdo, desde las compras que se hacen conjuntamente hasta la decisión de tener hijos comunes, aunque en la mayoría de los casos, se centran en las cuestiones económicas.
La decisión de firmar o no un acuerdo prematrimonial recae únicamente sobre los contrayentes, por lo que debe ser una conversación que ambos tengan de forma sosegada y madura, sin dejar que sean terceras partes quienes intervengan en esta posibilidad. Si bien el romanticismo parece no tener cabida en esto, sí se puede considerar una manera práctica de evitar problemas en el futuro y, si se aborda el tema con sinceridad, se evitarán posibles malos entendidos y desconfianzas.
A la hora de organizar una boda hay muchos factores que conviene tener en cuenta, muchas decisiones que concretar. Los novios tienen que hacer un ejercicio de equilibrio para buscar la manera de que ese gran día les represente a ambos. De esta forma, conviene concretar en qué fecha queremos que se celebre el enlace, decidiendo si será una boda de verano, con sus características propias, o si por el contrario es mejor celebrar un enlace de primavera, otoño o invierno.