Un paseo en bicicleta, un vestido de novia minimal y una boda frente al mar

Personalizar la celebración y que, por ende, sea una extensión del estilo de los novios. Esta es la máxima que hoy en día mueve a las parejas que deciden darse el 'sí, quiero'. Temáticas para todos los gustos, parejas sostenibles, cinéfilos, amantes de lo retro, melómanos o aficionados al deporte. Como Derek y Eillie, que convirtieron su pasión y forma de vida, rodar en bicicleta, en el medio de transporte oficial de su enlace celebrado la pasada temporada en San Francisco.

Después de varias mudanzas entre Nueva York y Seattle, ambos fijaron su residencia en Oakland, una ciudad californiana situada en la bahía de San Francisco, donde precisamente tuvo lugar la boda el 28 de mayo de 2022. Una bonita historia de amor que nos descubre el blog nupcial Green Wedding Shoes.

Los novios se conocieron hace cinco años en la Gran Manzana, la ciudad en la que vivían por aquel entonces, y su afición por las bicicletas fue la excusa para dar comienzo a su relación. Derek y Eillie formaban parte de una asociación a favor y en defensa del uso de las bicis en Nueva York y en una reunión surgió la chispa. Años más tarde, en la cena del día de Acción de Gracias de 2020, en plena pandemia, llegó la petición de mano.

Con el firme y oficial compromiso de querer pasar el resto de sus vidas juntos, la pareja aguardó hasta 2022 para poder reunir a sus familiares y amigos en la boda de sus sueños. La ceremonia en Sutro Heights Park, un parque público con vistas al océano Pacífico, y el convite, en la cervecería Sunset Reservoir Brewing, en el centro de San Francisco.

Separados ambos puntos geográficos por casi cinco kilómetros, a los novios se les ocurrió la genial idea de recorrer esa distancia en bicicleta y así rendir homenaje a su afición común. Aunque pensaban que ninguno de sus amigos aceptaría el reto, la sorpresa fue mayúscula al comprobar que, tras ellos y rodando por carretera, les seguía un séquito con sus incondicionales.

Ni Derek ni Eillie tienen coche, otra seña más de su filosofía de vida sostenible y siempre respetuosa con el medioambiente. Juntos, en bici, se desplazaron hasta el enclave con vistas al mar de la ceremonia, y juntos, como marido y mujer, y seguidos de sus amigos, volvieron a subirse a ella para trasladarse a la cervecería donde tendría lugar la fiesta.

Para deslumbrar en su gran día, Eillie escogió un look nupcial de dos prendas. "Tengo un estilo muy definido. Así que cuando entré en la tienda Wild Bride y vi esa falda larga de lino de Cortana, sabía que era exactamente lo que había imaginado: líneas fuertes, gran drapeado y un lazo", detalla en sus redes sociales. Curiosamente, la estadounidense se enamoró de un diseño con sello español.

Fundada en el año 2001 por Rosa Esteva en Palma de Mallorca y bajo una política de 'slow fashion', la firma se distingue por unos parámetros muy concretos: cortes depurados, patrones minimalistas y estética sencilla. No fue hasta 2011 cuando la creadora se lanzó al universo nupcial y desde entonces son muchas las mujeres que, con un gusto similar al de la marca, han vestido sus arquitectónicas piezas para casarse.

En concreto, Eillie escogió la falda Jara, un modelo fabricado en lino con caída, cintura alta, falso fajín, lazada en la espalda, bajo asimétrico y cola. Tiempo después, encontró el top de seda que acompañaría su falda de Cortana en la colección de la marca Harmur. Un cuerpo de aspecto satinado, escote cuadrado, tirantes finos y espalda descubierta que terminó por ser la pareja perfecta.

Completó su atuendo de novia con un finísimo collar de perlas de A.b.ellie que lució volteado en la espalda, un velo de tul de Erica Elizabeth, unos zapatos destalonados con tacón sensato de Reike Nen y un abrigo acolchado en tamaño XL, todo en blanco. Un ramo de estética exótica cerró la puesta en escena.

Con esa recopilación de prendas y accesorios fieles a su personalidad de estilo, la novia se subió a una bicicleta y, de la mano de su ya marido, recorrieron los kilómetros que separaban la costa del centro de San Francisco para festejar sus nupcias con comida mexicana y cervezas, el menú que compartieron en su primera cita.