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La boda en el campo de Sandra y su vestido de novia vaporoso
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La boda en el campo de Sandra y su vestido de novia vaporoso

Sandra y Nano se dieron el 'sí, quiero' en Sigüenza (Guadalajara) el pasado mes de octubre y el suyo fue un enlace campestre con emociones a flor de piel

Foto: El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)
El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)

La boda de Sandra y Nano es el mejor ejemplo para explicarte que en el terreno nupcial, como en la vida, todo pasa por algo. Mucho antes de comprometerse, la pareja había imaginado su enlace en Asturias, donde él veranea desde niño y el sitio en el que habían acumulado grandes recuerdos juntos. Por comodidad, la opción de celebrar su boda en Madrid, el lugar de residencia común, cobró fuerza con la petición de mano oficial. La falta de disponibilidad de fechas terminó por llevar a los novios a Sigüenza (Guadalajara), el pueblo familiar del padre de Sandra, el 22 de octubre de 2022.

Un enclave especial y tremendamente sentimental, no solo por los lazos familiares que conectan a la novia con el municipio, también porque allí descansan los restos mortales de su padre, fallecido en 2011. "Mi padre estaba muy unido a este pueblo y, aunque jamás lo habíamos pensado, Sigüenza resultó ser un acierto total", cuenta la novia.

placeholder El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)
El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)

Octubre es el mes de Sandra, especialista en marketing, y Nano, experto en banca. Un día 11 de ese mes, pero del año 2017, se vieron las caras por primera vez. "Nos conocimos en el bar Almagro de Madrid gracias a un amigo en común. Yo había quedado con una amiga para salir y Nano estaba con un amigo en la terraza. Casualidad, también era amigo nuestro y nos sentamos juntos. Desde entonces, no nos volvimos a separar". Octubre fue el mes que escogieron para casarse cinco años más tarde, en 2022.

En cambio, la pedida de mano se produjo en febrero de ese mismo año. Sandra y Nano habían ido a pasar el fin de semana a Candeleda (Ávila). "El sábado fuimos a dar un paseo por unas piscinas naturales y nos sentamos a contemplar el paisaje. Después de 20 minutos le pregunté que si nos íbamos a tomar algo antes de la comida, ya que apenas teníamos tiempo, y él me dijo que teníamos todo el tiempo del mundo para estar juntos, en ese momento, sacó el anillo". Inspirado en una sortija con una esmeralda verde del joyero de la abuela de Nano, el anillo de compromiso fue obra de María Monge.

placeholder El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)
El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)

Con Asturias y Madrid descartadas, la ciudad testigo de su compromiso matrimonial sería Sigüenza. Hasta ahí se desplazaron los familiares y amigos de la pareja para vivir un fin de semana inolvidable. Viernes de preboda y sábado, el día grande.

La ceremonia religiosa tuvo lugar en la capilla de San Pedro, un pequeño templo ubicado dentro de la catedral del municipio. El banquete y la fiesta, en la finca Monte Cutamilla, un espacio ubicado dentro de una reserva natural histórica con 1.200 hectáreas de extensión. Una boda en el campo. Ambas familias, la del novio y la de la novia, se hospedaron ahí mismo, en la casa de caza del duque de Pastrana. "Fue muy cómodo. Pudimos estar todos reunidos para desayunar el día de la boda y comer el día después para comentar todo lo vivido".

placeholder Sandra, el día de su boda. (Pelillos de Ratón)
Sandra, el día de su boda. (Pelillos de Ratón)

Con la ausencia de su padre, el hermano pequeño de Sandra, Nicolás, cumplió el rol de padrino y llevó del brazo a la novia al altar. "Recuerdo que estaba casi más nervioso que yo. Camino a la iglesia, le confesé: 'Nico, estoy supernerviosa', y él me dijo: 'Yo también, ¿qué tengo que hacer?'. Le contesté: 'Simplemente acompañarme en este día'. Y así fue. Hizo todo lo que pedí e incluso leyó una petición por mi padre", narra la experta en marketing.

Convertidos en marido y mujer, Sandro y Nano hicieron una parada antes de regresar a la finca. "Tenía clarísimo desde el minuto uno que nos decidimos por Sigüenza que una vez casados iríamos al cementerio a dejarle el ramo de novia a mi padre y a mi tía". Una composición floral de estilo boho que fusionaba la base verde de la vegetación con granates y blancos, y que una amiga de su madre construyó esa misma mañana para ella.

placeholder La boda de Sandra. (Pelillos de Ratón)
La boda de Sandra. (Pelillos de Ratón)

Pausa para hablar del vestido de novia de Sandra, la verdadera joya de su boda. Partió de una idea: "No quería ir de novia clásica, quería que el vestido tuviera algo diferente, pero que siguiera pareciendo de novia y creo que Nacho supo hacerlo genial. El traje era mi estilo total". Habla de Ignacio Valdés, un reputado y afamado modista especialista en crear looks nupciales y de invitada a medida, al que llegó gracias a una amiga de su madre.

"La verdad es que el proceso de creación fue muy sencillo. Le enseñé una foto como inspiración que había visto y lo hizo tal cual", explica. Vaporosa, romántica y muy femenina, Sandra, de la mano de Valdés, logró hacer realidad el vestido de sus sueños.

placeholder El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)
El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)

En cuanto al patrón, se trata de un modelo con cuello a la caja, manga larga suelta, puños ajustados con una lazada, corte en la cintura y, de ahí, una falda ligera con mucho movimiento. "Para la falda escogimos una seda con plisado soleil para darle mucho vuelo. Nos costó más decidirnos por el tejido para construir el cuerpo. Nacho me enseñó varias telas hasta que encontramos la definitiva. Presentaba varias formas y se podía jugar con ella. Decidimos que la pieza delantera y la pieza trasera serían diferentes, jugando así con los dibujos que se extendían por la tela".

Faltaba escoger el tejido para crear las mangas, otra de las piezas especiales del vestido de novia. "Primero probamos con organza, pero quedaban muy rígidas. La intención inicial es que volaran y le aportasen ese toque romántico al conjunto. Al final optamos por la seda y el plisado soleil que habíamos empleado para la falda".

placeholder El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)
El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)

Con el diseño del traje finiquitado y en plena confección, llegó el momento de seleccionar los accesorios que completarían la escena. "Hasta las últimas pruebas, no sabía si iba a llevar velo o no. A pesar de que mi madre me decía que sí, yo lo veía cursi. Cuando estaba prácticamente acabado el vestido, me probé un velo y me encantó. Me sentí una princesa, pero no cursi. Y creo que el día de tu boda te tienes que sentir así, como una princesa".

Sujetando el velo de tul, la especialista en marketing lució un broche antiguo préstamo de su suegra. Como joyas, unos pendientes vintage con perlas que pertenecieron a su tía abuela y el anillo de compromiso que Nano le regaló. A sus pies, unos zapatos de Flordeasoka que su amiga Inés le había regalado. "No tenía nada azul y Nacho, el diseñador, me cosió en el interior del vestido un lacito azul. Fue un detalle que me hizo mucha ilusión". Del maquillaje de la novia se encargó Lola Muñoz y del peinado - "soñaba con llevar una coleta baja con ondas"-, Virginia Jiménez Ordóñez.

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El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)

Al contrario de lo que habían imaginado y esperaban los recién casados, el banquete de Quilicuá Catering y la fiesta resultó ser una bonita reunión entre amigos y familia: "Una vez llegué a la finca me relajé y disfruté al máximo. La verdad es que ese día superó mis expectativas. No sabía que una novia siendo el centro de atención pudiera disfrutar tanto".

En las distintas mesas, el vino sirvió como hilo conductor y temática: "Cada mesa tenía el nombre de un vino que nos gusta. Había mesas de vino blanco y otras de vino tinto y, para distinguirlas, una amiga mía diseñó unos meseros con uvas moradas y otros con uvas verdes. A la mesa presidencial le pusimos un nombre de champán y, como había dos mesas de amigos de Asturias, para ellos hicimos el guiño a la sidra y pusimos una manzana".

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El vestido de novia de Sandra. (Pelillos de Ratón)

Para abrir el baile como marido y mujer, Sandra y Nano se movieron al son de 'Il mondo', un clásico de la música italiana. Un instante cargado de romanticismo al que siguieron muchas horas de baile, temazos del DJ y diversión a raudales. "Recuerdo no salir de la pista de baile en toda la noche, no me senté en ningún momento y Nano igual. Creo que la actitud de los novios es lo más importante en una boda para que los invitados se lo pasen bien. Si los novios son divertidos y lo dan todo, los invitados disfrutan el doble".

¿Un consejo para futuras novias? "Que no sufran con la climatología. El tiempo provocó que no pudiera disfrutar del todo de la preboda y de la preparación en la finca".

La boda de Sandra y Nano es el mejor ejemplo para explicarte que en el terreno nupcial, como en la vida, todo pasa por algo. Mucho antes de comprometerse, la pareja había imaginado su enlace en Asturias, donde él veranea desde niño y el sitio en el que habían acumulado grandes recuerdos juntos. Por comodidad, la opción de celebrar su boda en Madrid, el lugar de residencia común, cobró fuerza con la petición de mano oficial. La falta de disponibilidad de fechas terminó por llevar a los novios a Sigüenza (Guadalajara), el pueblo familiar del padre de Sandra, el 22 de octubre de 2022.

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