La memoria desmemoriada de Iñaki Urdangarin
Ahora que comienza una nueva vida, lo importante para empezar con buen pie es reconocer los errores
Iñaki Urdangarin ya tiene su agenda pública. Y, como hemos visto en este último tramo de su vida, la quiere enseñar. Tras acceder a la libertad condicional, ha cambiado su estrategia de cara a los medios. Si hubo un tiempo en que prefería ser invisible, como sucedía en la etapa en la que era voluntario en la residencia Don Orione en Pozuelo de Alarcón, ha pasado a todo lo contrario. De ese voluntariado nunca más se supo, a pesar de que en ese lugar sí que es importante dar visibilidad.
Le sirvió para salir varios días de la prisión de Brieva, y una vez que tuvo permiso para el traslado a Vitoria, desapareció su dedicación solidaria. Su memoria selectiva funcionó igual que en otras situaciones, como veremos a continuación. La primera, y quizá la más relevante, es que aún sigue casado con Cristina de Borbón, madre de sus cuatro hijos. De la enajenación transitoria, que esa era la explicación inicial que dieron desde su entorno, a lo que parecía una aventura extramatrimonial con su compañera de trabajo, ha pasado a recogerla en coche a la salida del horario laboral. La excusa para justificar la infidelidad pasó también a otro lugar de su memoria selectiva. Y llevamos dos.
Concedió una entrevista a Juanma Castaño para su programa de la COPE ‘El partidazo’. En ese encuentro recuperó una vertiente que, por lo visto, va a marcar lo que posiblemente serán sus futuras apariciones y que consiste en echar balones fuera. Sorprende que se sorprenda de las preguntas iniciales del periodista, que, como es de recibo (y seguramente era conocedor), le trasladó cuestiones relacionadas con su estancia en la cárcel y su soledad al convivir solo con los funcionarios. Efectivamente, una dura situación de la que solo él fue responsable. En cualquier momento podría haber solicitado un cambio para vivir esa soledad en compañía. Ya hubo presos mediáticos, como Mario Conde o Pantoja, que no tuvieron que aislarse. Urdangarin habría funcionado como deportista con otros internos más que como yerno del Rey emérito. Y hasta hubiera hecho amigos. Pero, bueno, esto ya es tiempo pasado.
El portavoz oficioso
Su desmemoria también puso en aprietos a su segundo hijo. Pablo es un chico educado y tuvo que dar las explicaciones de cómo andaba el matrimonio de sus padres porque a Urdangarin se le olvidó esta pequeña cuestión. Sabedor de cómo funcionan los reporteros, dejó al chico solo ante el peligro. Al día siguiente, hizo su aparición al acudir al trabajo, pero ya Pablo se había convertido en protagonista de una historia que no era la suya. Quizá no habría estado mal que ese mismo miércoles, cuando ya era pública la portada de ‘Lecturas’, el (todavía) marido de la Infanta hubiera recordado que lo mejor es no poner en aprietos a los hijos.
Pablo ha sido el más expuesto tras el tsunami que supuso el 'paseo clandestino' de su padre con Ainhoa Armentia por la playa cercana a Bidart. En la entrevista deportiva de la COPE, el que fuera medallista olímpico olvidó que fue él con su comportamiento quien comprometió a la familia.
Efectivamente, ya ha cumplido la sentencia que le retuvo estos últimos años en prisión con el agravante de no poder recibir visitas durante los largos meses del confinamiento primero y las medidas sanitarias después por la pandemia. El juicio mediático que, según él, vivió durante siete años y que recordó en la entrevista de Juanma Castaño no hubiera existido sin el caso Nóos. Echar la culpa a la prensa, a la familia política, a la justicia y al espacio sideral es lo mismo que hace Kiko Rivera, que también olvida sus errores y así le va.
Ahora que comienza una nueva vida, lo importante para empezar con buen pie es reconocer los errores, pedir perdón y devolver el dinero que recibió de instituciones públicas de Barcelona, Valencia y Baleares.
Iñaki Urdangarin olvida la oferta que al principio del proceso le hizo el fiscal Horrach. El funcionario le propuso aplicar una atenuante de reparación y “si reconocía los hechos, una atenuante de confesión”. En aquel momento, la pena, como confirmaba el fiscal, “se podría haber rebajado sustancialmente”. Puede ser que todas las explicaciones y su versión de su vida pasada desde que se convirtió en marido de la infanta Cristina conformen sus memorias. Hay editoriales interesadas en que el duque 'empalmado' (como él mismo se bautizó) escriba o cuente a un 'editor de estilo' (así se denomina a los amanuenses que se encargan de este tipo de literatura) quién es Iñaki Urdangarin Liebaert. Y tendrá que poner a trabajar su memoria.
Iñaki Urdangarin ya tiene su agenda pública. Y, como hemos visto en este último tramo de su vida, la quiere enseñar. Tras acceder a la libertad condicional, ha cambiado su estrategia de cara a los medios. Si hubo un tiempo en que prefería ser invisible, como sucedía en la etapa en la que era voluntario en la residencia Don Orione en Pozuelo de Alarcón, ha pasado a todo lo contrario. De ese voluntariado nunca más se supo, a pesar de que en ese lugar sí que es importante dar visibilidad.