Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia ya no esconden su amor: el comienzo de una nueva vida

Es la primera vez que los vemos juntos desde que se hizo pública la relación (a excepción de aquellas fotos robadas) y parece evidente que ambos desean darle normalidad a su situación. Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia hacen público su amor, sin esconderse y con total naturalidad. Este es el comienzo de una nueva vida para el todavía marido de la infanta Cristina, que además acaba de obtener la libertad condicional y ya tiene nuevos proyectos profesionales en mente tras dejar el despacho de abogados en el que trabajaba.

Libre y enamorado, Iñaki compagina su vida familiar con su nueva relación sentimental. El pasado fin de semana lo veíamos en Barcelona, junto a su hijo Pablo, celebrando el 50 aniversario del Barça de balonmano. De vuelta a Vitoria, fue a recoger a Ainhoa al trabajo a eso de las cinco de la tarde. Quizá por prudencia y por no someter a su chica a situaciones incómodas la esperó en las inmediaciones de la oficina, no en la misma puerta. Ella fue andando hasta el coche y se fueron juntos. Les seguía otro coche con los escoltas de Urdangarin, que aún sigue llevando, algo que está siendo muy criticado, máxime cuando ha roto su matrimonio con la hermana de Felipe VI.

Es un hecho que la relación va viento en popa, aunque, por el momento, ninguno de los dos quiere meter a sus respectivos hijos en medio de su vida amorosa. Iñaki fue solo a Barcelona, donde se reunió con Pablo, que sigue sus pasos deportivos y del que se muestra orgulloso. "Me siento muy orgulloso de lo que está haciendo, su etapa de formación no ha sido fácil. Hemos vivido en países en los que no había mucho balonmano, que era lo que le gustaba. Ha sido duro porque ha tenido que ir a campamentos para refrescar la técnica. Su competición este año ha sido muy buena para lo poco que ha competido antes", ha confesado.

Ya lo dijo Pablo Urdangarin cuando se publicaron las fotos de su padre con Armentia: “Son cosas que pasan. Nos vamos a seguir queriendo”. Y así se ha comprobado al verles abrazados en Barcelona. De momento, ni él ni sus hermanos conocen a la novia de su padre, aunque es algo que acabará sucediendo tarde o temprano. Algo más tardará Iñaki en entrar en el círculo familiar de Armentia, tal y como explicaba la madre de esta, Antonia Acebo, en una entrevista en ‘Viva la vida’. “Ella no conoce a los hijos de Iñaki… Mis niños están muy protegidos. Por tanto no tienen nada que ver en esta relación, no son como los hijos de la Infanta, que son públicos, ellos no son públicos”, ha manifestado, insistiendo en que la relación de Ainhoa con su marido y padre de sus dos hijos adolescentes sigue siendo buena.

Aunque todavía hay cierto revuelo por todo lo sucedido, Iñaki trata de recuperar la normalidad. Hace unos días concedía su primera entrevista en la radio, donde hablaba de su futuro: “Yo quiero mirar hacia delante y en este sentido volver al deporte y a la gestión sería uno de mis objetivos. Siempre me he encontrado muy bien en el mundo del deporte. El balonmano ha sido mi segunda familia. Si no es en el deporte, como también he estado vinculado a la empresa, gestión de la empresa”. Trata de no pensar mucho en su paso por prisión, más ahora que al fin le han concedido la libertad condicional, pero reconoce que fue duro. Ahora toca mirar al futuro: “La ilusión que tengo es la de volver a reinventarme, volver a arrancar. Soy una persona medianamente joven y ahora hay que coger el rumbo de nuestra nave. Solo se puede mirar hacia delante, viviendo el día a día y voy a intentar hacerlo mejor cada día".

En esta ilusionante etapa hay un nombre de mujer: Ainhoa Armentia, con quien las cosas van muy en serio, aunque no tienen intención de irse a vivir juntos a corto plazo. Al menos, eso es lo que ha dicho la madre de ella en la citada entrevista. Las cosas de palacio van despacio y resulta lógico pensar que todavía tiene que hablarse del divorcio efectivo entre Urdangarin y la infanta Cristina, ya que solo se ha hablado de “interrupción de la relación matrimonial”. Un eufemismo que dio lugar a que se pensase que aún había una oportunidad para el perdón.