Es noticia
Menú
Pedro I, el rey 'cruel' con una historia de amor digna de ser contada
  1. Casas Reales
REYES ESPAÑOLES

Pedro I, el rey 'cruel' con una historia de amor digna de ser contada

Pedro I de Castilla fue un monarca cruel para unos y justiciero para otros. Su final y su historia de amor con María de Padilla siempre ha despertado el interés de los historiadores

Foto: Retrato de Pedro I el Cruel.
Retrato de Pedro I el Cruel.

Pedro I, apodado 'el Cruel' por sus detractores y 'el Justiciero' por sus seguidores, fue un rey de Castilla, concretamente de la Casa de Borgoña, cuya vida siempre ha despertado interés entre historiadores y público en general por dos motivos. Por un lado, su triste final, asesinado por sus enemigos; y por el otro, por el grandísimo amor que le tuvo a su amante María de Padilla.

La infancia de Pedro ya fue de por sí complicada porque su padre, el rey Alfonso XI, lo envió junto a su madre, la reina María de Portugal, fuera de la corte. La razón no era otra que la existencia de otra mujer en el corazón y lecho del monarca: Leonor de Guzmán, una noble con la que el rey llegó a tener diez hijos, uno de los cuales, Enrique II, sería su asesino y quien le sucedería en el trono, comenzando así la dinastía Trastámara en la Corona de Castilla.

Es interesante aquí citar el origen de la Casa de Trastámara, tan importante en nuestra historia. En primer lugar resulta imprescindible recordar que el origen de su nombre, Tras-Támari, significa 'detrás del río Tambre', que así es como se llamaba entonces. Enrique II, el primer Trastámara en la Corona de Castilla, ostentaba dicho título otorgado por su padre, el rey Alfonso XI.

placeholder Retrato de Enrique II de Castilla.
Retrato de Enrique II de Castilla.

Los orígenes del título de conde de Trastámara se remontan al siglo XI, como un dominio feudal del norte de Galicia, que en aquel momento es vasallo del rey de León o del de Galicia, según la época. Asociado al linaje de los Traba, se trataba de uno de los feudos más importantes del reino por cuanto mayores rentas aportaban. Por falta de herederos, la Casa se extinguió y el título pasó al rey de León primero y al de Castilla después. Este título lo usaban los monarcas para dárselo en compensación a nobles por gestas o fidelidades que hubieran aportado algo a la Corona. Era de carácter vitalicio pero no hereditario. Es decir, que una vez el noble fallecía, este pasaba de nuevo al rey, quien podía volver a otorgarlo a otro noble.

Esto cambió para siempre cuando Alfonso XI otorgó el título de conde de Trastámara a su hijo bastardo, Enrique, quien pasó a ser el fundador de dicha casa. ¿Por qué hablamos de fundador si ya existía desde el siglo XI? Por un motivo muy sencillo: lo convirtió en hereditario, una condición 'sine qua non' para que fuera un linaje, una casa. Al convertirse Enrique II en rey de Castilla siendo, además, conde de Trastámara, dio comienzo la dinastía que finalizó en siglo XVI con la muerte de Juana I la Loca.

placeholder 'Doña Juana la Loca', de Francisco Pradilla.
'Doña Juana la Loca', de Francisco Pradilla.

De todas maneras, la historia no es matemática. Hubo algunos acontecimientos en el medio dignos de ser reseñados. Tras la batalla de Montiel (1369), el ya rey Enrique II nombró conde de Trastámara a su sobrino Pedro Enríquez de Castilla. Es decir, el título permaneció en dicho linaje hasta que se extinguió en 1430. A partir de ahí, ya se queda para siempre ligado a la Corona de Castilla. También es importante señalar que fue título de la Corona de Aragón en virtud del compromiso de Caspe.

Pedro I, rey de Castilla

Volvamos a la vida de Pedro. Cuando su padre, el rey Alfonso XI falleció por peste negra en el asedio a Gibraltar, la corona, como no podía ser de otra manera, recayó en su heredero legítimo, es decir, Pedro. Sin embargo, ni Leonor de Guzmán se quedó quieta, ni lo que Pedro heredó era fácil de ser manejado.

Leonor de Guzmán fue encarcelada, lo que no le impidió seguir urdiendo todo tipo de tejemanejes apoyada en los nobles. Esto es básico explicarlo; Pedro I, el nuevo rey, era hijo de portuguesa, pero el hijo de Leonor era castellano por ambas ramas aunque no fuese legítimo. Por tanto, es fácil suponer qué bandos estarían apoyando las diferentes causas feudales. Y, efectivamente, apoyaban a Leonor y su hijo, es decir, secundaban a la casa de Trastámara.

Los otros grandes frentes abiertos que tuvo Pedro al llegar al trono fueron no menos importantes. Desde la amenaza de nazaríes y benimerines en la frontera meridional hasta las malas cosechas, pasando por la sequía, los estragos en la población que causó la peste negra o las numerosas guerras que mantuvo Alfonso XI, que dejaron las arcas de la Corona en ruinas. Pedro I se pasó todo su reinado luchando contra todo y sobre todo tuvo que permanecer siempre alerta a su principal guadaña: su hermanastro Enrique que, finalmente, le arrebató la corona al asesinarlo.

placeholder Pintura de Leonor de Guzmán.
Pintura de Leonor de Guzmán.

Si hay algo que podemos decir del monarca es que enseguida se puso manos a la obra para paliar sus problemas. En primer lugar, firmó la paz con el reino nazarí, en segundo lugar fomentó el comercio y, para ello, mejoró la situación y relación con los judíos, hasta ahora ninguneados. Además, aumentó el comercio con Flandes que ya en aquella época era fluido y, lo más importante, buscó alianzas en la nobleza baja y en monarquías de fuera, y la mejor manera fue la vía matrimonial.

Matrimonio con Blanca de Borbón

Como todos los reyes, Pedro tuvo que buscar esposa para dar continuidad a su linaje y lo hizo con una noble francesa, Blanca de Borbón. De la misma manera que su padre se había casado con una portuguesa para obtener los favores y apoyos de la Corona lusa, Pedro lo hizo con una gala para garantizarse afinidades. Nada extraño durante toda la época medieval y moderna. Es fácil suponer el motivo por el que se eligió a alguien de origen galo: para fortalecer las relaciones con dicho país y contar con ellos en los diferentes frentes. Pedro cometió el error de mandar asesinar a Leonor de Guzmán levantando así la furia de sus hermanastros y adeptos, que pronto se levantaron en armas haciendo de su reinado un auténtico campo de batalla con su consiguiente desgaste económico y humano.

Blanca venía con una enorme dote; exactamente 300.000 florines de oro que serían entregados a plazos y cuyo importe debería ser devuelto a Francia si esta moría sin descendencia, cosa que así sucedió. A cambio, el rey Pedro se comprometía a otorgar las villas de Arévalo, Sepúlveda, Coca y Mayorga (con sus rentas, lógicamente) y en calidad de usufructo.

placeholder Pintura de Pedro I el Cruel.
Pintura de Pedro I el Cruel.

El matrimonio se celebró el día 3 de junio de 1353 y fue un auténtico desastre. Tan solo dos días más tarde el rey abandonó a la reina y ya jamás volvería a vivir con ella. Hay varias tesis para explicar esto según los historiadores. Por un lado, las sospechas del monarca de que Blanca le fue infiel con su hermanastro Fadrique. Por otro, que Blanca, una vez casada, le confesó al rey que su padre no disponía del capital prometido como dote.

Esta última razón es la que más peso tiene y se ve en el hecho de que el rey nunca le entregó a Blanca las villas prometidas en el acuerdo matrimonial. Pero lo interesante de esto no es que el rey se fuera y se iniciara un concubinato con su verdadero amor, María de Padilla, lo interesante y grave fue que dio comienzo una guerra civil en Castilla con importantísimas consecuencias.

En primer lugar, la reina Blanca fue enviada con su suegra a Medina Sidonia. De ahí, fue llevada a Arévalo, ya casi en calidad de prisionera y de ahí al alcázar de Toledo, desde donde envió sendas misivas al papa Inocencio VI en las que se quejó de privaciones.

Blanca de Borbón, lógicamente, hizo todo lo posible para que esto fuese público. Al fin y al cabo era su única manera de pedir auxilio. Extranjera, repudiada por su marido, sin hijos y sin las rentas prometidas, ciertamente no tenía la mejor de las situaciones. Sin embargo, el pueblo toledano, de manera totalmente (suponemos) inesperada para ella, se puso de su lado y comenzaron las sublevaciones contra el rey y del lado de Blanca, quien, desobedeciendo las órdenes de su marido, abandonó el alcázar y se refugió en la catedral. Poco le duró su libertad ya que enseguida fue apresada y confinada en el castillo episcopal de Sigüenza, desde donde, finalmente, fue trasladada a El Puerto de Santa María y de ahí a Jerez de la Frontera, donde fue asesinada.

Su asesinato

No se sabe exactamente si fue ahí o en Medina Sidonia, pero sí se sabe que fue envenenada por orden de su marido. Se sabe también que sus últimas palabras fueron: "Dime, Castilla, ¿qué te he hecho yo?". Recibió, eso sí, sepultura con honores de reina de Castilla en el monasterio de San Francisco en Jerez de la Frontera. Su lápida es muy interesante y, traducida del latín, dice así: “Consagrada a Cristo Sumo Bienhechor y todopoderoso Señor Nuestro, Doña Blanca Reina de las Españas, hija de Borbón, descendiente del ínclito linaje de los reyes de Francia, fue grandemente hermosa de cuerpo y costumbres, mas prevaleciendo la manceba (se refiere a María de Padilla), fue muerta por mandato del rey Don Pedro I el Cruel su marido. Año de Salud de 1361. Siendo ella de 25 años de edad".

placeholder Óleo de Pedro I el Cruel.
Óleo de Pedro I el Cruel.

Pedro se casó de nuevo con Juana de Castro, a la que dejó abandonada también unos días después de la boda. Pero esta vez sí hubo un hijo en camino, aunque jamás fue reconocido como heredero puesto que el matrimonio fue anulado.

Cuando Pedro I llegó al trono tras la muerte de su padre es fácil adivinar que Leonor cayó en desgracia por motivos obvios. Su principal valedor había muerto y ella no era reina viuda, era solo la 'amante viuda'. Este hecho no la amilanó y aún estando encerrada, maquinó para que su hijo, el futuro Enrique II, se casara con Juana Manuel, heredera del señorío de Vizcaya e hija del famoso don Juan Manuel, el archienemigo de Pedro. Lógicamente, la noticia enfureció al rey, que endureció el encierro de doña Leonor dando comienzo la cruenta guerra civil castellana.

Leonor de Guzmán terminó sus días siendo ajusticiada una vez que le pidió al rey que acabara con su sufrimiento.

El fin de la guerra y asesinato de Pedro I el Cruel

La guerra civil que enfrentó a los hermanastros se dio por finalizada en 1369 con el asesinato de Pedro a manos de su hermano. La historiografía la sitúa como la I guerra civil castellana y trajo como consecuencia dos importantes hitos, el inicio de la dinastía Trastámara en Castilla y que dicha Corona pasase a apoyar a Francia en la guerra de los 100 años.

De la historia de Pedro I de Castilla hay que tener en cuenta varias cosas. Primero, la importancia que tiene el cambio dinástico. Algunos historiadores dicen que este, junto el cambio que también se va a operar en Portugal con la Casa de Avis, establece los pilares de la Edad Moderna en cuanto a que este tipo de monarquías ya son autoritarias y centralizadas, en detrimento de los señores feudales. Un proceso que culminará con los Reyes Católicos. Segundo, la capacidad y el poder de las mujeres. Leonor de Guzmán fue quién tejió las redes. Ella era castellana, los grandes partidos nobiliarios no iban a apostar por Pedro, que estaba en situación de inferioridad. Y tercero, las relaciones internacionales. Los reinos hispánicos no eran reinos con una política exclusivamente nacional, establecieron relaciones con las grandes potencias europeas, principalmente Francia e Inglaterra. No estábamos única y exclusivamente centrados en la reconquista. Podemos hablar de una cierta globalización. De hecho, parte de este conflicto se puede enmarcar en algunos aspectos como parte de la guerra de los Cien Años.

Gema Lendoiro es periodista y doctoranda en Historia Moderna por la Universidad de Navarra.

Pedro I, apodado 'el Cruel' por sus detractores y 'el Justiciero' por sus seguidores, fue un rey de Castilla, concretamente de la Casa de Borgoña, cuya vida siempre ha despertado interés entre historiadores y público en general por dos motivos. Por un lado, su triste final, asesinado por sus enemigos; y por el otro, por el grandísimo amor que le tuvo a su amante María de Padilla.

Familia Real Española
El redactor recomienda