Felipe y Letizia presiden la cena con los jefes de Estado de la OTAN en el Palacio Real

El Palacio Real no albergaba un evento de estas características, tan internacional y tan multitudinario, desde diciembre de 2019, cuando los Reyes ejercieron de anfitriones de la COP25, la cumbre del clima, recibiendo en la que es su residencia oficial a numerosos mandatarios, incluyendo homólogos como el gran duque Enrique de Luxemburgo o el príncipe Alberto de Mónaco. Así que había ganas, y muchas, de la cena con motivo de la cumbre de la OTAN, para la que el Palacio Real ha vuelto a abrir sus puertas y en la que han estado todos los líderes de los países participantes, así como sus acompañantes, que daban un punto extra de interés a la cita.

Con un Madrid paralizado estos días por la celebración de esta cumbre, carreteras y las principales vías de la capital cortadas y los alojamientos a rebosar, era normal que desde horas antes los alrededores de palacio también estuvieran completamente tomados por la logística y las fuerzas de seguridad, para así facilitar a los jefes de Estado y Gobierno junto a sus acompañantes la llegada a la plaza de Oriente. Pasaban unos minutos de las 19:40, la hora prevista para el besamanos, cuando se abría la puerta del Salón de Trono y veíamos entonces a los Reyes, preparados para recibir a sus invitados.

Los primeros, Pedro Sánchez y Begoña Gómez, quien también está ejerciendo de anfitriona con las primeras damas, seguidos de Ursula von der Leyen, así como el presidente de Albania y su esposa y su homólogo belga. La esposa del presidente del Gobierno se convertía en una de las más elegantes de la velada al escoger un vestido en color gris, confeccionado en dos tipos de crepé de seda, mangas semitransparentes y largo midi. Coronaba el look con una coleta baja y su habitual flequillo.

Entraban después el presidente australiano, Scott John Morrison, junto a su esposa, y Mark Rutte, primer ministro de los Países Bajos, él sin acompañante, ya que no tiene pareja oficial, aunque no le han faltado acompañantes otorgadas por la rumorología y los medios de comunicación, como la princesa Mabel de Holanda, cuñada de Guillermo y Máxima. También sin pareja entraba la primera ministra de la república de Estonia y Jacinda Ardern, su homóloga neozelandesa, con la que los reyes Felipe y Letizia se mostraban especialmente cariñosos, aunque es cierto que con todos los invitados compartían unas palabras de afecto antes de proceder a la correspondiente fotografía.

También muy afectivos veíamos a los Reyes con el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, y su pareja, Gauthier Destenay, uno de los pocos caballeros que va a participar en las actividades programadas para los acompañantes de los líderes de cada país. Incluso compartían alguna confidencia en voz muy baja que los micrófonos de las cámaras no han llegado a captar. También sin pareja han viajado a esta cumbre la primera ministra de Dinamarca y el premier británico, Boris Johnson. Llegaba después su homólogo griego, acompañado de su esposa, precediendo al presidente de Estonia y la primera dama del páis báltico.

Y mientras sucedía el besamanos en el Salón del Trono, la señal de vídeo también captaba la llegada de algunos de los mandatarios, con un estricto y curioso protocolo en el que un miembro de la Guardia Real presentaba sus respetos al invitado y su pareja, en caso de que acudiera con ella, antes de acompañarlo escaleras arriba para reunirse con los reyes Felipe y Letizia y presentarlo de forma oficial.

El primer ministro de Bulgaria y su homólogo canadiense, Justin Trudeau, también han acudido a esta cena sin acompañante, a diferencia del presidente de la república de Macedonia del Norte y el presidente de Rumanía, que lo hacían con sus respectivas esposas. Precisamente, la esposa de Trudeau, Sophie, hubiera sido una de las más mediáticas de la velada, ya que es actriz, además de muy amiga de Meghan Markle. Llegaba después el turno de la presidenta de Eslovaquia con su pareja, otro de los 'primeros caballeros' de esta cumbre.

Y lógicamente por lo que han compartido en estos dos días, uno de los momentos más esperados era el nuevo encuentro de la reina Letizia y Jill Biden. Era su cuarta cita en dos días, después de que el lunes se reunieran primero en el palacio de la Zarzuela y después acudieran juntas a la sede de la Asociación Española Contra el Cáncer y este martes hayan podido conocer el trabajo del centro de refugiados de Pozuelo, enfocado en las personas que han tenido que huir de Ucrania debido al conflicto bélico. Una cita a la que también se apuntaban Finnegan y Maisy, las nietas de la primera dama.

Y con su encuentro, llegaba una de las anécdotas de la velada. Y es que la primera dama estadounidense lucía un traje chaqueta muy parecido al que la propia Letizia había llevado por la mañana en CREADE. Un detalle que no le ha pasado inadvertido a ninguna de ellas, que han bromeado con la coincidencia. Y si la Reina ha mostrado su cariño por Joe Biden y su esposa sin ningún problema, tampoco lo ha tenido a la hora de hacerlo con los siguientes invitados, Emmanuel y Brigitte Macron, recibiendo a la primera dama francesa con dos besos y un cálido abrazo.

Cerraba el besamanos el canciller alemán, directamente llegado desde el aeropuerto, y se realizaba después la fotografía oficial, casi histórica, especialmente para nuestro país, que ha ejercido de anfitrión en esta cumbre al cumplirse el 40º aniversario de la entrada de España en la OTAN. Un posado en el que ha destacado la presencia de la reina Letizia como anfitriona, junto a don Felipe, de la velada. De ahí que no viéramos al resto de acompañantes, ya preparados en otro salón para disfrutar de la cena, que ha dado comienzo, como es habitual, con las palabras de bienvenida del monarca.

Tras su discurso de agradecimiento, íntegramente en inglés, en el que ha recordado la entrada de nuestro país en la OTAN y ha destacado el inmenso honor que suponía albergar esta cumbre, se ha dado paso a la cena, compuesta por aperitivo, un principal ligero y un postre.

El aperitivo consistía nada menos que en 13 platos en forma de tapa, que incluían propuestas tan típicas de la gastronomía española como la tortilla de camarones, las croquetas de gambas al ajillo o el gazpacho, pero también otras de vanguardia como el bogavante con sopa de aceite y pomelo rosa, la aceituna esférica o los kikos con guacamole. Firmado por el chef Paco Roncero, el menú también incluía un plato principal, concretamente una merluza con salsa menier, tapioca y huevas de trucha, y un postre tan exótico como espuma de coco con granizado de menta y fruta de la pasión. Platos, todos ellos, de los que han disfrutado los reyes Felipe y Letizia, los jefes de Estado y de Gobierno de cada país participante y sus acompañantes.