La infanta Elena y su mudanza: una reforma de más de seis meses y una oferta previa de Zarzuela

El verano de 2021, la vida de la infanta Elena sufrió algunos cambios. Su hijo, Felipe, que se había ido a vivir con unos amigos durante la pandemia, volvió al hogar familiar. Y Victoria, mientras, decidía emanciparse con su ahora exnovio, tal como adelantó Vanitatis. Y pese a que su padre, Jaime Marichalar, desmentía a medias la información, quedó confirmada después con unas fotografías en las que se veía el día a día de la joven en el piso que comparte con Jorge Bárcenas.

Estos y otros -el piso en sí mismo necesitaba un lavado de cara tras unas humedades que lo han deteriorado- fueron los motivos por los que decidió hacer una reforma total en su casa, la del barrio del Niño Jesús, una vivienda de casi 500 metros cuadrados que quiere remodelar al completo.

La hija mayor de los Reyes eméritos contrató todos los servicios necesarios para la obra y empezó a buscar alternativas de vivienda mientras se realizaba la reforma. Una de las casas que se le ofrecieron, claro, fue el palacio de la Zarzuela. Su madre, la reina Sofía, la invitó a vivir con ella durante el tiempo que necesitara, un ofrecimiento que a doña Elena no le convencía del todo.

Por su lejanía del centro, principalmente, y también porque perdía cierta libertad. Así nos lo cuentan fuentes íntimas del círculo de la hermana de Felipe VI, quien valoró la posibilidad de mudarse a casa de algún amigo, en concreto de Rita Allendesalazar, su íntima.

Las obras se planearon para que empezaran a finales de octubre o principios de noviembre de 2021 y se esperaba que terminaran en marzo de 2021. En octubre suspendió las obras y emplazó al equipo técnico a empezarlas en enero. Y en diciembre volvió a frenarlo todo. Hasta este marzo, cuando finalmente dieron comienzo al gran proyecto que puede durar al menos medio año y la ha obligado a mudarse. Pero ni Zarzuela ni casa de una amiga: Elena de Borbón eligió un piso en el barrio de Salamanca donde residirá de alquiler, con su hijo, mientras se acometen las reformas en su casa.

Tal como mostraban unas fotografías de la revista ‘Lecturas’ publicadas hace meses, su elección fue un piso de algo más de 200 metros cuadrados en la zona de Almagro, en concreto en la calle Fortuny, cerca de donde ya vivió cuando se casó con Jaime de Marichalar. El piso que habita hasta el momento la infanta Elena es más pequeño que el anterior, casi la mitad, aunque está en una zona mucho más céntrica y noble. Han sido Froilán y Victoria quienes la han ayudado con la mudanza.

Otras mudanzas

No es la primera mudanza de la Infanta desde que se divorciara. Es más, cuando se casó, se instaló en París, donde trabajaba su marido por entonces. A su vuelta, en lugar de vivir en un chalé a las afueras de Madrid, algo que muchos dieron por hecho, el matrimonio se decidió por el barrio de Salamanca, la zona favorita del exduque de Lugo. Allí se quedaron durante su vida juntos. Siete meses antes de anunciar su separación oficialmente, la pareja se había mudado a la calle Núñez de Balboa, a un tríplex, la vivienda en la que en la actualidad reside Marichalar.

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Cuando se anunció aquel 'cese temporal de la convivencia', la Infanta se mudó con sus hijos a un chalecito en la colonia Fuente del Berro. Primero se reformó la casa y después su amigo Jaime Fierro, ya fallecido, se encargó de su decoración.

En 2008 llegó una nueva mudanza. La Infanta se fue a vivir a un ático en el barrio del Niño Jesús, de Madrid, para establecerse en un lugar de forma definitiva. Se trata de una casa de 468 metros cuadrados con cinco dormitorios, cuatro cuartos de baño, salón, comedor e, incluso, zona de servicio. Un piso que, como entonces se informó, rondaba los 1,8 millones de euros.

Interna y asistenta

Son muy pocos quienes conocen el interior de las casas en las que ha vivido doña Elena, en especial desde que se divorció. Su amiga, la citada Rita Allendesalazar, es una de las pocas personas que acude con frecuencia a visitarla. La Infanta cuenta con el servicio de una interna y de una asistenta que colabora en las tareas del hogar. También recibe a su fisioterapeuta y a su peluquero. Ni siquiera su padre, el Rey emérito, ha sido un asiduo en su vivienda. Cuando iban juntos a algún sitio y don Juan Carlos la llevaba, "se quedaba en el coche, en la calle, esperándola", recuerdan sus allegados.

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Otro asiduo, a quien no se espera por ahora, es su cuñado, Iñaki Urdangarin. Doña Elena fue la anfitriona del exduque de Palma la noche antes de entrar en prisión, tal como pudo saber Vanitatis en su momento. Aquel día, Urdangarin aterrizaba en Madrid procedente de Suiza y los medios le perdieron el rastro una vez salió del aeropuerto y se metió en un coche. Pocos sabían que su destino antes de la cárcel de Brieva era ese piso del barrio del Niño Jesús en el que ha vivido doña Elena hasta la fecha.

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Urdangarin pasó allí su última noche en libertad, acompañado de su cuñada, desvelado, nervioso y charlatán. "No podía dormir y hablaba y hablaba, tomaron infusiones y trataron de pasar el tiempo lo mejor posible dentro de lo mal que estaba todo. Iñaki tenía los nervios a flor de piel aquel día", recuerdan allegados de la familia. Y allí, en ese mismo piso, pasó su primera noche en libertad, acompañado de su hijo mayor, Juan, y sus sobrinos. Una celebración cercana en el tiempo, puesto que fue hace tan solo un año, y que ahora se antoja muy lejana.

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Las obras ya deben estar a punto de terminar, por lo que Elena podrá volvar pronto a su morada.