Gabriella y Jacques de Mónaco cumplen 8 años: así los hemos visto crecer
La llegada de los hijos de Alberto y Charlène supuso un notable alivio para el pequeño principado, que llevaba diez años esperando un heredero que terminaba de llegar
Ocho años cumplen ya Jacques y Gabriella, los hijos de los príncipes Alberto y Charlène de Mónaco, unos adorables gemelos que nacieron una década años después de que su padre tomara las riendas del principado tras la muerte de su padre Rainiero, asegurando así la perpetuación de la dinastía Grimaldi en este pequeño y adinerado estado. Para entonces, los príncipes llevaban tres años casados, sin que ella se hubiera quedado aún embarazada.
Los pequeños Jacques Honoré Rainier y Gabriella Thérèse Mari llegaban al mundo el 10 de diciembre de 2014 mediante una cesárea programada, con dos minutos de diferencia: primero ella y luego él, aunque de nada le sirvió a la pequeña princesa nacer antes, ya que las leyes de sucesión del país dictaminaron que el varón se convirtiera en el nuevo heredero del principado, con ella en segundo lugar por delante de su tía, la princesa Carolina de Mónaco. El bebé recibía el título de marqués de Baux y su hermanita, el de condesa de Carladès. "He tardado pero al fin tengo a mi propia familia", dijo entonces la orgullosa mamá.
Su agenda de compromisos principescos comenzaba apenas un mes después de nacer, cuando los pequeños eran presentados en el balcón del Palacio del Príncipe frente a un público de 3.000 simpatizantes de la Corona. Desde entonces, en su calidad de royals y de personajes de la prensa del corazón, les hemos visto crecer y convertirse en unos jovencitos con mucha personalidad.
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No han faltado cada año a su cita con el Día Nacional del Principado, que se celebra 19 de noviembre, o el tradicional pícnic monegasco que anuncia cada año el final del verano. Las redes sociales de Mónaco, y sobre todo el muro de Instagram de su madre, también nos han permitido ser testigos de sus celebraciones de cumpleaños, de sus progresos en el colegio, de sus viajes y de sus aficiones.
Una de sus primeras grandes citas frente a sus súbditos fue en el bautizo de ambos gemelos el 10 de mayo de 2015, que tuvo lugar en la catedral de Mónaco. Sus padrinos fueron Gareth Wittstock, su tío materno, y la sudafricana Nerine Pienaar, esposa del exjugador de rugby François Pienaar, deporte al que son muy aficionados los príncipes.
Los pequeños llevaron vestidos de bautizo de Christian Dior con sus monogramas bordados. La ceremonia fue muy atípica ya que el único momento en el que padres e hijos estuvieron juntos fue cuando los pequeños recibieron el agua bautismal. Pero una vez bautizados, Jacques y Gabriella volvieron a desaparecer. En un momento dado de la ceremonia, cuando los invitados recibían el cuerpo de Cristo, Charlène también se esfumó para ir a ver cómo se encontraban sus bebés.
Cuando cumplieron su primer año de vida, Gabriella y Jacques visitaron un colegio junto a sus padres y fueron sorprendidos con un dulce obsequio. Un día después de que sus mellizos cumplieran doce meses, Alberto y Charlène organizaron una pequeña fiesta en la plaza de las Armas del principado a la que invitaron a todos los monegascos. Los homenajeados fueron obsequiados con sendas tartas de color azul y rosa y soplaron las velas junto a sus padres. En esta ocasión fue el heredero el que se mostró más travieso y estuvo dando sus primeros pasos mientras su hermana estaba de lo más tranquila en brazos de su padre.
En honor a sus raíces sudafricanas, la princesa Charlène organizó en 2016 una fiesta sorpresa de segundo cumpleaños con temática selvática y de safari para los más pequeños de la casa, o del palacio en este caso. Sus compañeros de guardería y varios hijos de empleados de la Casa Real fueron invitados a asistir a la celebración. Hubo tarta, leones y tigres (actores disfrazados en realidad) y hasta un emocionante viaje en tren por las salvajes selvas de Mónaco.
Para el tercer cumpleaños de la pareja, Charlène organizó "una fiesta de cumpleaños con amigos", según dijo entonces el príncipe Alberto en una entrevista con la revista 'People'. "Fue en la gran sala del Museo Oceanográfico, en una sala de exposiciones especial que tienen para las fiestas. Es una especie de escenario ártico polar", continuó. "Hay cosas como osos polares mecanizados que mueven sus patas. Fue muy divertido".
Otros momentos significativos donde hemos visto a los gemelos lucir sus mejores galas ha sido en las felicitaciones navideñas. Pocos días después de su tercer cumpleaños, Jacques y Gabriella aparecían en la cuenta de Instagram de su madre con una festiva fotografía en la que podíamos ver a una coqueta Gabriella luciendo un vestido fucsia y a su hermano, con una gran sonrisa, hecho un gentleman con camisa blanca y pantalón marrón.
El día que soplaron cuatro velas, los pequeños tuvieron una fiesta temática de superhéroes, que se completó además con una visita sorpresa del Departamento de Bomberos de Mónaco.
Ese mismo año nos habían sorprendido ya con sus looks rockeros cuando acudieron junto a sus padres a la inauguración de un complejo de lujo en Mónaco que llevaba el nombre de la princesa Charlène. Los pequeños impactaron con sus outfits a base de cazadoras de cuero, y la niña, además, lució para la ocasión una falda con flores estampadas y botas negras. El heredero de la Corona incluso se atrevió a mostrar unos cuernos a lo cantante de heavy metal.
Mucho más elegantes les vimos ese mismo año celebrar las festividades del tradicional Día Nacional de Mónaco desde el balcón del palacio real, donde destacaron la (habitual) tristeza de Charléne y también la ausencia de Carlota.
La siguiente celebración del Día Nacional del Principado ya estuvo marcada por la pandemia. Jacques apareció vestido de carabinero y se portó mejor que su hermanita, que se mostró inquieta en aquella atípica festividad entre mascarillas y restricciones.
2021 fue atípico también para los pequeños, ya que tuvieron que sufrir durante muchos meses la ausencia de su madre, que permaneció largo tiempo en Sudáfrica por motivos de salud. Finalmente, a primeros de noviembre, la exnadadora se reunía con su marido y con sus pequeños. Tras un vuelo nocturno de 10 horas, la princesa aterrizaba en Niza y era trasladada en helicóptero hasta el helipuerto del principado, donde la esperaban Alberto II y los principitos, quienes dieron la bienvenida a su madre con abrazos y besos.
Poco después, Gabriella y Jacques celebraban su séptimo cumpleaños en palacio ya junto a sus dos progenitores, con una preciosa tarta, antes de organizar una fiesta con algunos amigos íntimos y primos.
Pero tampoco olvidamos que ese año, la pequeña princesa llamó la atención una vez más por su personalidad ecléctica y al margen de protocolos. Gracias a su travesura confesada por su madre en un post de Instagram, vimos cómo la pequeña decidía crear su propio look capilar. "Gabriella decidió hacerse un corte de pelo a sí misma", relataba Charlène con buen humor.
Alternando eventos con y sin su madre, hemos visto este 2022 a los gemelos ir de la mano del príncipe Alberto a la celebración del Día de San Patricio en Mónaco, donde asistieron a un concierto a cargo de estudiantes de la Academia de Música y Teatro Rainiero III. Charlène también se ponía nostálgica y compartía con sus seguidores una foto en Instagram de sus niños mientras aseguraba que estaban "creciendo tan deprisa".
Finalmente, les vimos de nuevo lucir sus mejores galas en la celebración del reciente Día de Mónaco, donde además nos obsequiaron con sus habituales gestos divertidos. Además de la vuelta de Charlène a esta importante cita tras su enfermedad, destacó el hecho de que por primera vez en años se juntaba la familia Grimaldi al completo.
Ocho años cumplen ya Jacques y Gabriella, los hijos de los príncipes Alberto y Charlène de Mónaco, unos adorables gemelos que nacieron una década años después de que su padre tomara las riendas del principado tras la muerte de su padre Rainiero, asegurando así la perpetuación de la dinastía Grimaldi en este pequeño y adinerado estado. Para entonces, los príncipes llevaban tres años casados, sin que ella se hubiera quedado aún embarazada.