La actual relación de la viuda del príncipe Friso con su suegra, Beatriz de Holanda, once años después de su muerte
Un fatídico accidente esquiando en la estación de Lech dejó al segundo hijo de la reina de los Países Bajos en coma, muriendo un año y medio después
Se cumplen este lunes 11 años de la muerte del segundo hijo de la entonces reina Beatriz de los Países Bajos. Un desenlace esperado después de que, año y medio antes, una avalancha de nieve lo sepultara mientras esquiaba en la estación de Lech. Dejaba dos hijas huérfanas y a una mujer viuda, que aún mantiene vivo su recuerdo y el amor por él y una estrecha relación con la familia real, formando un equipo sólido con la que fuera su suegra.
Así lo cuenta el periodista Rick Evers para la revista neerlandersa 'Vorsten', que pudo hablar con la viuda del príncipe Friso hace unas semanas. Da la casualidad, además, de que Mabel cumple años un día antes del aniversario del fallecimiento de su marido, por lo que no es una fecha que celebre precisamente a lo grande. "Hablo de él con amor", le decía la nuera de Beatriz de Holanda al periodista.
No lo recuerda ni como príncipe ni como ingeniero, que era su profesión. "Más bien como mi amor y el padre de mis hijas. Estoy feliz de poder ayudar a mantener vivas sus ideas", le decía. Una de esas maneras de mantener vivo su legado es a través del Premio Príncipe Friso de ingeniería, el único acto de la agenda oficial de la Casa Real en el que participa Mabel y al que siempre acude con la princesa Beatriz.
Porque, aunque han pasado 11 años, la relación de la holandesa con su familia política sigue siendo estrecha, aunque ella se desmarcó de la vida más pública tras el fallecimiento de su marido, centrándose en su lucha contra el matrimonio infantil y las tres iniciativas que fundó para acabar con él, Girls Not Brides -esta ya antes del accidente de su marido-, Girls First Fund y Mabel's VOW for Girls, con la que ha conseguido que parejas de todo el mundo den visibilidad a la causa recaudando dinero en sus propias bodas.
Pero, a pesar de querer mantener un perfil más privado, centrado en sus proyectos y alejado de la oficialidad de la familia real, no ha podido escapar a la atención mediática, especialmente en lo referido a sus posibles romances. Uno de los que se le atribuyeron fue con el exprimer ministro, Mark Rutte. Pero ni este ni ninguno de los nombres que se adjudicaron como nueva pareja ha llegado nunca a confirmarse.
Tampoco afecta ese perfil más bajo y no oficial a los lazos familiares. Aunque Mabel sigue viviendo en Londres junto a sus dos hijas, Luana y Zaria, sus viajes a Países Bajos son frecuentes. El contacto de las dos jóvenes con sus siete primos -las tres hijas de Guillermo y Máxima, los dos que tienen los príncipes Constantine y Laurentien- es constante y las chicas asisten a numerosos eventos familiares y pasan sus vacaciones con la familia en Tavarnelle, Italia y Lech, Austria, donde tienen propiedades.
Pero el vínculo más estrecho lo tiene sin duda con la princesa Beatriz, para quien también la muerte de Friso fue un duro golpe. De hecho, fue uno de los motivos principales que la llevaron a abdicar y dejar el trono en manos de su hijo mayor y heredero. Una muestra de su relación es que Mabel sigue llamando a su suegra 'maman', tal y como desvela el periodista Rick Evers.
Claro que fue mucho por lo que ambas tuvieron que pasar tras el accidente de Friso. Se encontraba esquiando cuando fue sepultado por una avalancha, quedándose sin oxígeno durante demasiado tiempo. El príncipe fue entonces ingresado en un centro de Innsbruck, donde Mabel y Beatriz permanecieron a su lado día y noche. Tras unos días de angustia, llegaban las peores noticias: el daño cebrebral era importante y la situación no era muy esperanzadora.
Después de unas semanas, Friso fue trasladado al Hospital Wellington de Londres, donde vivía la familia. Allí una incondicional Mabel recibía el apoyo de su suegra tan a menudo como las obligaciones oficiales se lo permitían. Cuando se supo que no había posibilidades de mejorar la situación del príncipe, se lo llevaron al palacio de Huis ten Bosch, donde fallecería hace junto 11 años.
Fue un tiempo en el que Mabel y Beatriz dieron lo mejor de ellas mismas, pasando el mayor tiempo posible unidas y en familia y permitiendo que Friso lo compartiera tanto como fuera posible. Un vínculo entre ellas difícil de deshacer y que hoy en día sigue intacto.
Se cumplen este lunes 11 años de la muerte del segundo hijo de la entonces reina Beatriz de los Países Bajos. Un desenlace esperado después de que, año y medio antes, una avalancha de nieve lo sepultara mientras esquiaba en la estación de Lech. Dejaba dos hijas huérfanas y a una mujer viuda, que aún mantiene vivo su recuerdo y el amor por él y una estrecha relación con la familia real, formando un equipo sólido con la que fuera su suegra.