Phil Collins y la guerra con su ex: okupas, bodas secretas y recuerdos de El Álamo
La que fuera mujer del cantante, Orianne Cevey, se niega a dejar la mansión de Miami que compartía con el rockero y le exige 20 millones de dólares
Los 26 años de amor entre Phil Collins y Orianne Cevey terminaban de forma abrupta tras un sonado divorcio en 2008 –con una cantidad para ella de 47 millones de dólares– y una reconciliación en 2016 que duró hasta principios de este año. Ahora ella se niega a abandonar la mansión en Miami que compartía con el músico y en la que ahora vive como si de una okupa se tratase con su nuevo marido, un joven de 30 años llamado Thomas Bates, con el que se casó en secreto el pasado mes de agosto.
Mientras su hija Lily Collins triunfa en Netflix con 'Emily in Paris', el cantante se encuentra sumido en una batalla en los tribunales en la que Cevey le ha exigido un pago de 20 millones de dólares, mientras él, por su parte, ha acusado a su ex de usar su "malas artes" para apoderarse de su casa –valorada en 33 millones de dólares– y de retrasar el proceso legal cambiando de abogados y a base de continuas reclamaciones.
Según publica el 'Daily Mail', el que fuera miembro del grupo Genesis se fue de la casa con solo sus maletas tras un "enfrentamiento" con su exmujer, dejando en la mansión joyas por valor de 4,7 millones de dólares, música inédita y parte de su extensa colección de recuerdos de la batalla de El Álamo –la Numancia estadounidense en su guerra contra México–, que está valorada en 15 millones de dólares.
En los documentos legales que han salido a la luz, los abogados de Collins aseguran que Cevey ha cambiado los códigos de seguridad de las alarmas de la vivienda, bloqueado el acceso a las cámaras de vigilancia y contratado a su propio equipo de seguridad armado.
Durante la audiencia celebrada vía Zoom con acusaciones mutuas y que por momentos parecía más un vodevil que un juicio, los abogados del cantante exigieron el inmediato desalojo de la vivienda argumentando que Collins, que se encuentra en estos momentos en Europa, quería volver a su casa para pasar allí la Navidad. "No hay nada más sacrosanto que el derecho de una persona a poseer y usar su casa", declararon.
También señalaron que existe un "riesgo sustancial de que Bates, Cevey o su equipo de seguridad retiren, oculten o destruyan bienes personales valiosos e irremplazables". Finalmente ambas partes acordaron que cualquier objeto perteneciente a Collins fuera almacenado hasta que se decida el caso.
