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Ghislaine Maxwell, de una mansión con 51 habitaciones a una celda entre ratas
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Pobre niña rica

Ghislaine Maxwell, de una mansión con 51 habitaciones a una celda entre ratas

La que fuera pareja del pedófilo Jeffrey Epstein ha sido condenada en Nueva York y podría enfrentarse a una pena de 70 años

Foto: Ghislaine Maxwell, en una foto de archivo. (Getty Images/Laura Cavanaugh)
Ghislaine Maxwell, en una foto de archivo. (Getty Images/Laura Cavanaugh)

Era el juicio del año en Estados Unidos por la dimensión de los cargos y por la persona implicada y las ramificaciones que conllevaba, ya que el nombre de Ghislaine Maxwell está estrictamente ligado también al príncipe Andrés de Inglaterra, quien en estos días vive un calvario por haber mantenido relaciones sexuales con Virginia Roberts cuando esta era menor de edad, dentro del entramado montado por el convicto multimillonario Jeffrey Epstein, encontrado muerto en su celda de Nueva York el 10 de agosto de 2019 (aparentemente se había suicidado, aunque hay teorías que mantienen abierta la hipótesis de que la causa de la muerte podría haber sido de naturaleza bien distinta).

Eran tan grandes los tentáculos de Epstein que una de las pruebas que se mostró en el juicio fue una fotografía del magnate con Maxwell en una cabaña de Balmoral, la residencia de verano de la reina Isabel II cuando supuestamente estaban visitando al príncipe Andrés, ahora apartado de la vida pública. Y al igual que otros dignatarios y celebridades que tuvieron un contacto estrecho con él, como Donald Trump, Bill Clinton o Woody Allen, se ponen de perfil para no salir en la foto.

placeholder Retrato de Ghislaine Maxwell en el tribunal junto al abogado Christian Everdell, el pasado 20 de diciembre. (Reuters/Jane Rosenberg)
Retrato de Ghislaine Maxwell en el tribunal junto al abogado Christian Everdell, el pasado 20 de diciembre. (Reuters/Jane Rosenberg)

Esta es la historia de una niña que había crecido en Headington Hill Hall, una impresionante mansión de Oxford, construida por los Morrells, una adinerada familia cervecera, en 1824, en la que Oscar Wilde asistió a un memorable banquete en 1878, y que su padre, el malogrado magnate Robert Maxwell, adquirió por un periodo de 21 años en régimen de leasing en una subasta convocada por el ayuntamiento de la ciudad, propietario ya en aquel entonces del inmueble, en 1953. Con 51 habitaciones y rodeada de jardines exóticos, fue el hábitat natural de Ghislaine, que ahora está conociendo otros extremos de la existencia, pero vayamos por partes...

El proceso había empezado el pasado mes de noviembre y finalmente el jurado federal de Manhattan encargado del caso ha emitido el veredicto de culpabilidad tras cinco días de deliberaciones, cuatro días después de Navidad y justo cuando Maxwell cumplía 60 años, no diremos celebraba, pues nada tiene que celebrar esta multimillonaria a la que perfectamente podemos aplicar el tan manido cliché de 'pobre niña rica'.

placeholder El abogado de Ghislaine Maxwell, saliendo del tribunal tras el veredicto, el 29 de diciembre. (EFE/EPA Peter Foley)
El abogado de Ghislaine Maxwell, saliendo del tribunal tras el veredicto, el 29 de diciembre. (EFE/EPA Peter Foley)

El juicio alcanzaba dimensiones muy sórdidas, narradas en primera persona por cuatro mujeres que declararon ante el juez cómo habían sido explotadas sexualmente por Epstein y sus amigos cargados de pedigrí o de dinero en sus mansiones de Florida, Nueva York y Nuevo México, además de su isla privada en Islas Vírgenes, como ya había quedado reflejado en el documental de Netflix 'Jeffrey Epstein, asquerosamente rico'.

Maxwell había sido detenida en julio de 2020 y se la acusaba de haber sido cómplice de Epstein para "reclutar, preparar y abusar sexualmente a niñas menores de edad" entre 1994 y 2004. Finalmente ha sido declarada culpable de cinco de los seis cargos que se le imputaban y podría acabar el resto de su vida entre rejas, aunque ella sigue clamando en el desierto por su inocencia. El equipo legal de Maxwell se había empleado a fondo para intentar que recupere su libertad durante todos estos meses que estuvo en prisión antes del juicio, pero sin éxito. Sus argumentos eran propios de la más sórdida película carcelaria, ya que aseguraban que estaba recibiendo malos tratos, que estaba perdiendo el cabello, que recibía comidas calentadas en el microondas con el plástico derretido sobre los alimentos, que el agua que bebía no era potable y que estaba confinada en solitario.

Además, mantenían que recibía su correo con meses de retraso, lo que dificultaba la preparación de su propia defensa. No escatimaron detalles en su relato, ya que también incidían en que estaba privada de su libertad en una celda impregnada del olor de los inodoros atascados, infestada de cucarachas y roedores pululando por las instalaciones de la penitenciaría, según recogían en una carta presentada ante el tribunal por su abogada, Bobbi C. Sternheim.

​Un nuevo documenntal

Los amantes de los 'true crime' están están de enhorabuena, porque mientras Maxwell estaba viviendo su via crucis personal, se ha estado grabando un documental de este género, que ilustrará su caída a los infiernos durante estos meses en los que no hemos podido ver su imagen pero sí los tradicionales retratos que se hacen durante los juicios para tratar de ilustrar con el mayor realismo posible lo que está ocurriendo dentro de la sala. De momento, poco sabemos de 'Ghislaine Maxwell: Life on Trial', que arrasó en ventas en el mercado Mipcom que se celebró en Cannes hace unos meses y ha sido adquirido por la plataforma Starz, lo que facilitará que se vea en todo el mundo. Sus derechos también se vendieron a varios países de Hispanoamérica a través de HBO Latin America y cerraron acuerdos con distintos mercados europeos. Además, en el Reino Unido lo estrenará Channel 4.

placeholder Sarah Ferguson, con Ghislaine Maxwell, en la apertura de una tienda en Nueva York en 2003. (Getty Images/Mark Mainz)
Sarah Ferguson, con Ghislaine Maxwell, en la apertura de una tienda en Nueva York en 2003. (Getty Images/Mark Mainz)

Según ya ha trascendido, en este documental dirigido por Erica Gornall se relatará cómo se produjo su caída desde las élites financieras y políticas del Reino Unido y de Estados Unidos (su padre fue el magnate de la comunicación Robert Maxwell) a una celda inmunda, según su equipo legal, en Nueva York. Con esta finalidad, en los meses previos al juicio entrevistaron a distintas personas de su pasado para hacer relato de su privilegiada infancia en Oxford, de cómo se movía como pez en el agua entre las figuras más prominentes del mundo, hasta acabar en la penitenciaría estatal de Brooklyn, donde ha estado viviendo en unas condiciones muy alejadas del lujo extremo al que estaba habituada. El equipo estuvo siguiendo todo el proceso legal hasta el final, con testimonios de periodistas y juristas cercanos al caso.

Una vida entre algodones

Como decimos, la hija predilecta del corrupto magnate de los medios de comunicación Robert Maxwell tuvo una educación privilegiada y un punto de partida excepcional que en su caso no hizo necesario que se activara el ascensor social. Pasó por la Universidad de Oxford antes de mudarse a Londres en la década de 1980 para fundar el Kit Kat Club. Posteriormente trabajó para uno de los periódicos de su padre, 'The European', y fue nombrada directora del club de fútbol Oxford United, del que era propietario.

Su 'vie en rose' se vio hecha en pedazos cuando en noviembre de 1991 su padre se ahogó al caer del yate Lady Ghislaine, bautizado así en honor a su hija y cuando su imperio e imagen pública habían empezado a desmoronarse, pues se había descubierto que había defraudado 440 millones de libras procedentes de los fondos de pensiones de sus empleados de 'Daily Mirror'. Sus hijos, Maxwell, Ian y Kevin, habían sido acusados de ayudar a su padre, pero tras ocho meses de juicio fueron absueltos.

placeholder Robert Maxwell y Rupert Murdoch, en 1969. (Getty Images/Keystone/Douglas Miller)
Robert Maxwell y Rupert Murdoch, en 1969. (Getty Images/Keystone/Douglas Miller)

El cuerpo sin vida del empresario fue encontrado a unas veinte millas al suroeste de Gran Canaria (las personas encargadas de la investigación en ese preciso momento se preguntaban cómo podía haber llegado hasta allí desde Tenerife) y según las pesquisas iniciales no se apreciaban en su cuerpo signos de violencia. En esas circunstancias fue su hijo Ian quien dio la cara y manifestó frente a las oficinas de Mirror Group que la tristeza por la muerte de su padre le había afectado no solo a su familia, sino también a los entre 15.000 y 20.000 empleados del conglomerado, y a los accionistas, que habían perdido a "su editor, su presidente y su salvador". Un relato edificante que contradecían los hechos, que, por lo general, suelen ser tozudos.

Su padre y Epstein

Las deudas que acumulaban eran gigantescas, su olfato para los negocios no había funcionado en los últimos tiempos y su imagen de respetabilidad desvanecida ya no era aval suficiente para que sus acreedores no reclamasen lo que les debía. Una historia con tantos ingredientes misteriosos que llevó al escritor Alberto Vázquez-Figueroa a componer una novela titulada 'Ciudadano Max', con reminiscencias de la célebre película de Orson Welles 'Ciudadano Kane', sobre el auge y caída del magnate.

Ghislaine, denostada en el Reino Unido y sin una pieza clave en su engranaje afectivo, se trasladó a Nueva York y se convirtió en una 'socialite' de muchos quilates. Fue allí donde conoció a Jeffrey Epstein, casi diez años mayor que ella, y entablaron entonces una relación en la que lo personal y lo profesional se entremezcablan. Se dice que lo que más le atrajo del multimillonario era su gran parecido a su padre. Quizás era mucho más que el físico o el carácter lo que tenían en común...

Era el juicio del año en Estados Unidos por la dimensión de los cargos y por la persona implicada y las ramificaciones que conllevaba, ya que el nombre de Ghislaine Maxwell está estrictamente ligado también al príncipe Andrés de Inglaterra, quien en estos días vive un calvario por haber mantenido relaciones sexuales con Virginia Roberts cuando esta era menor de edad, dentro del entramado montado por el convicto multimillonario Jeffrey Epstein, encontrado muerto en su celda de Nueva York el 10 de agosto de 2019 (aparentemente se había suicidado, aunque hay teorías que mantienen abierta la hipótesis de que la causa de la muerte podría haber sido de naturaleza bien distinta).

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