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Ultramaquillada y con recogido lifting, la otra lectura de la boda de Jennifer Lopez
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Ha vuelto desde los 2000

Ultramaquillada y con recogido lifting, la otra lectura de la boda de Jennifer Lopez

Mucho se está hablando del despliegue de lookazos de JLo en su segunda boda con Ben Affleck. Sin embargo, su look ultramaquillado y su moño son los que cambiarán las tendencias del año

Foto: Jennifer Lopez, en el día de su boda con Ben Aflleck, retratada por su manicurista. (Instagram/@tombachik)
Jennifer Lopez, en el día de su boda con Ben Aflleck, retratada por su manicurista. (Instagram/@tombachik)

El gris perlado fue el inesperado color que actuó como hilo conductor de toda la apuesta nupcial de Jennifer Lopez. De las perlas que colgaban de su cuello hasta el tono exacto del iluminador con el que llenaba de matices todo su rostro o la sombra de ojos, en un claro guiño a la estética Y2K que la catapultara a la fama en 2000.

Pero esta solo era la guinda de un estudiado look beauty en el que nada, absolutamente nada, en la cantante neoyorquina fue fruto de la improvisación o quedó al natural. Porque puede que 'Jenny from the glow' sea quien protagoniza la campaña de su marca de cosméticos, pero cuando se trata de un día tan esperado y que quedará inmortalizado en cientos de fotografías, quien sale a jugar es 'Jenny from the block’ y sus armas son los recogidos efecto lifting y el maquillaje dramático…

Una novia nunca arriesga el día de su boda, o al menos nunca debería hacerlo. Es la clásica regla no escrita que quien se ha visto rodeado de ceremonias nupciales tiene grabada a fuego. JLo, experta en bodas, tras haberse casado con esta en cuatro ocasiones, lo ha tenido muy en cuenta y su ‘team bride’ es la prueba. Además de contar con Ralph Lauren, su vecino del Bronx, que la ha vestido en sus grandes ocasiones, el cabello lo dejaba en manos de Chris Appleton, su peluquero de confianza y estilista ya celebrity; la manicura corría cargo del nail artist de las celebrities, no otro que Tom Bachik; sin olvidar a Mary Phillips, la maquilladora detrás de todos los lookazos del momento, de Dua Lipa a Hailey Bieber, las Kardashian, Priyanka Chopra… Todo un escuadrón nupcial responsable de crear el look de boda perfecto para Jennifer Lopez: más es más.

Maquillaje muy dramático

La piel jugosa, prácticamente sweaty, con la que JLo inicia sus videotutoriales de Instagram para promocionar sus productos cosméticos queda a años luz de la piel de Jennifer en su boda. El brillo de la hidratación era sustituido por el uso del highlighter en polvo, aplicado con efusividad sobre el hueso del pómulo, con el truco centennial de extenderlo a lo largo del tabique de la nariz, sin olvidar la punta de esta, algo que la cantante lleva años incluyendo en su maquillaje. Otro detalle curioso de esta intensa relación con el iluminador es que Mary Phillips también depositaba producto en la barbilla, creando un lienzo muy iluminado y con las facciones redondeadas de la neoyorquina, especialmente cinceladas.

Aunque el labial nude con un ligero brillo metalizado también daría para un tema aparte, por este riesgo de caer en un rostro de hombre de hojalata, el centro de todo el look beauty, sin ningún tipo de duda, eran los ojos.

Cut crease, eyeliner, ahumado inferior, pestañas postizas e incluso highlighter en el lagrimal. No había un milímetro en el tercio superior del rostro de Jennifer Lopez por el que la maquilladora no hubiera pasado. Ambas rompían así con la tendencia nupcial más extendida, la del maquillaje de novia ultranatural en el que el efecto no-makeup es lo más perseguido. En su día, Kate Middleton ya rompió esquemas con el maquillaje de su boda en el que enmarcaba en lápiz de ojos negros su mirada… Un look al que se ha mantenido fiel todos estos años.

En el maquillaje de ojos de Jennifer encontramos atrevidas innovaciones como la sombra de ojos gris perlado, una tonalidad fría y muy dosmilera que se aleja radicalmente del habitual maquillaje de la cantante, apoyado en tonos tierras y dorados. Para sumar intensidad a la mirada, la cuenca del ojo se marca en un color más oscuro, al más puro estilo Sharon Tate de los años 60. Este guiño retro ha acompañado a JLo a lo largo de su carrera, pero no ha sido hasta esta última etapa, del brazo de Ben Affleck, que ha vuelto a incorporarlo en sus looks.

Acentuando ese toque 'sixties' y para almendrar la forma de sus ojos, el eyeliner también se sumaba a la fiesta nupcial. Si en sus anteriores fotos, las de la primera boda con Ben, se intuía más pestaña que eyeliner, en este segundo look no quedan dudas. Un delineado muy compacto se pasea a lo largo del nacimiento de las pestañas, facilitando así que las postizas queden incluidas con naturalidad y aumentando el dramatismo de la mirada. El final del delineado, sin embargo, mantiene un finísimo cat eye que no desluce el resto del maquillaje.

Por supuesto, en un maquillaje ultraglow y muy dramático, no podía faltar un detalle estético recuperado por el movimiento Y2K, el iluminador en el lagrimal. Algo tan sencillo como depositar con la yema de los dedos un toque de highlighter o de sombra de ojos perlada en el lagrimal logra abrir la mirada y llenarla de luz. Un look muy cercano al que ya luciera al cantar para Biden.

Y si la mirada es el punto fuerte, las pestañas postizas son la guinda de ese suculento pastel. No podemos hablar de dimensiones 2D o 3D porque la longitud no nos lleva a ello; sin embargo, el grosor, el volumen y la densidad solo se explican con pestañas postizas. Incluso podríamos decir que varias superpuestas. La otra pista del truco está en los planos en los que JLo baja la mirada y se aprecia la línea recta del inicio de las pestañas. Años de entrenamiento beauty.

El look final es por tanto una revisión de la revisión. En la primera década de los 2000, la pasión por la estética sesentera incluía desde las voluminosas melenas con cardados soft hasta los maquillajes baby doll. Este nuevo look es cómo se reinterpreta en 2022 aquel look de los 2000, inspirado en los 60. Un galimatías beauty muy efectista.

Quien tiene un amigo peluquero tiene un tesoro

La relación de pelo-dependencia de Chris Appleton y Jennifer Lopez pasará a la historia no solo por haber catapultado la fama del estilista, sino por haber creado la ya melena hipervoluminosa de JLo. Desde la Super Bowl hasta el acto de toma de poder de Joe Biden. Pero, para esta nupcial ocasión, Appleton y Jenny no querían un peinado de diosa del escenario sino de diva de Hollywood. La respuesta la encontraban en un clásico moño de bailarina, a media altura y con todo el cabello recogido hacia atrás… Nada de 'casual' ni effortless chic. El truco -siempre hay truco en su relación capilar- estaba en ‘el tirito’ con el que el peluquero acentúa el efecto lifting en la mirada de la cantante. Este gesto, imitado incluso por la reina Letizia, consiste en tensar más los mechones próximos a las sienes. De este modo, la mirada queda realzada y el peinado es tan pulido que el maquillaje se convierte en el protagonista.

placeholder La manicura de Jennifer Lopez en su boda con Ben Affleck. (Instgagram/@tombachik)
La manicura de Jennifer Lopez en su boda con Ben Affleck. (Instgagram/@tombachik)

De este modo, desaparecían los míticos babyhairs que la cantante saca a relucir cuando quiere un look más sporty o mostrar su cara más natural. Su segunda, y esperadísima, boda con Ben Affleck precisaba de un look muy pulido. Otro detalle que tampoco descuidó fue la elección de su manicura. La mejor embajadora de las uñas 'new babyboomer' confió como siempre en el manicurista Tom Bachik -también hombre de confianza de Selena Gomez y sus uñas 'protagonizatitulares'-. En esta ocasión, la cantante eligió un diseño almendrado que estilizaba sus dedos y aquí sí prefirió un esmalte más discreto, un soft pink, deslavado y homogéneo, cercano a las milky nails.

Ni un solo detalle. Todo perfectamente medido y contando solo con los mejores de cada sector. La boda beauty de Jennifer Lopez marcará un antes y después en las tendencias nupciales.

El gris perlado fue el inesperado color que actuó como hilo conductor de toda la apuesta nupcial de Jennifer Lopez. De las perlas que colgaban de su cuello hasta el tono exacto del iluminador con el que llenaba de matices todo su rostro o la sombra de ojos, en un claro guiño a la estética Y2K que la catapultara a la fama en 2000.

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