Lugares donde refrescarte y sobrevivir a la ola de calor

Nos gustaría que la ola fuera de agua y no de calor, y que cayera sobre nosotros como una ducha con el soniquete de la fuente entre los muros de un palacio árabe. Hoy queremos irnos adonde nacen los ríos, donde se hacen las pozas y se abren paso las piscinas naturales, a las azoteas pasadas por agua en los hoteles, a los restaurantes que nos dan este respiro y a cualquier otro oasis. Esta es una guía de piscinas, terrazas, azoteas, ríos y hasta museos. Planes a la sombra

El bar-terraza WET del increíble W Barcelona. Ya solo el nombre es refrescante. Y lo que viene detrás: la terraza, los cócteles, los platos ligeros y snacks del bar WET, las hamacas, los benditos toldos, la música a la hora que salen los DJ y, claro, las vistas al Mediterráneo y la piscina que se vuelve infinita. Dónde: Plaza de la Rosa de los Vientos, 1. Paseo de Juan de Borbón (Barcelona).

La piscina entre árboles del exuberante Alfonso XIII. Este hotel es un oasis de por sí, con la exuberancia de su estilo mudéjar, y qué decir de su piscina en medio de un vergel, donde puedes tomarte un cóctel o algo de picar. Al salir, ya de noche y sin sol inclemente, te espera la ciudad del Guadalquivir en todo su esplendor, que es tanto. Dónde: C/ San Fernando, 2 (Sevilla).

Al resguardo del viento… y del calor en un hotel en las alturas. Este hotel spa se llama Resguard dels Vents, pero está montado de tal manera que te protegerá también del calor. Para empezar es spa y además está a 1.000 metros de altitud y con vistas al valle de Ribes. Sus habitaciones tienen terraza o jardín particular. Dónde: Camino de Ventaiola, s/n. Ribes de Freser (Gerona).

Una azotea de la capital. Es la tentadora terraza del hotel NH Collection Madrid Suecia, Ático, y tiene unas vistas que hay que ver para creer. Te harán más urbanita de lo que eres. Esto es lo que se llama disfrutar de la gran ciudad más cerca del cielo, con cócteles y picoteo, por supuesto. Abierta los 365 días del año y nunca mejor que ahora. Dónde: C/ Marqués de Casa Riera, 4 (Madrid).

El refugio natural (y acuático) de las Presillas. En medio del valle de El Paular se halla este edén inundado de piscinas naturales y vistas al pico Peñalara. Un refugio natural para escapar del horno de la ciudad (hay autobuses que salen de Plaza de Castilla). Dónde: Rascafría (Madrid).

Las Berceas en la fresquita Cercedilla. Estas otras piscinas naturales nos las encontramos en medio de una pradera escondida entre los pinos de las Dehesas, lo cual quiere decir sombra, y es un parque con todas las de la ley, con su merendero y todo. Te bañarás en agua de montaña, o sea, fría. Te hará feliz. Dónde: Área Recreativa Las Berceas. Cercedilla (Madrid).

A la sombra del puente del río Alberche. Que además es románico. Aquí se forman las piscinas naturales de Navaluenga. Un lujo bañarse con vistas a la Sierra de Gredos, donde aguardan las cinco lagunas, que fueron, oh cielos, glaciares. Eso sí, son solo regalo para montañeros. Cerca tienes el embalse de El Burguillo, en el valle de Iruelas. Te puedes alojar en la casa rural El Mirador del Alberche. Dónde: Navaluenga (Ávila).

Entre las paredes de un museo. Por ejemplo, el Es Baluard de Palma de Mallorca. Los muros de esta histórica fortaleza te protegerán de la que está cayendo. Pero no solo: el arte moderno y contemporáneo que cuelga de sus paredessus paredes te parecerán un túnel por el que salir huyendo (esta vez del calor). Y no digamos su aljibe, donde te sentirás como el agua, o su sombreado patio, y la presencia del mar cercano. En verano, el FES, Festival de Artes Escénicas y Musicales. Dónde: Plaza de la Puerta de Santa Catalina, 10 (Palma de Mallorca).