Navarra secreta, más allá de San Fermín: de sus piscinas naturales a la selva de abetos

Ni que decir tiene que nuestro país esconde sitios maravillosos y no hace faltar viajar fuera para ver paisajes increíbles en los que disfrutar y desconectar a partes iguales. No obstante, muchas veces no elegimos estos lugares como destino vacacional o turístico por puro desconocimiento. Navarra, sin ir más lejos, conocida internacionalmente por la fiesta de San Fermín, es mucho más que los tradicionales encierros o los toros, y cuenta con zonas repletas de encanto que merece la pena visitar, al menos, una vez.

Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, es evidente que son muchos los que pisan Navarra, por primera vez en su vida, con motivo de los Sanfermines de Pamplona. Pero más allá de vestir de rojo y blanco, como dicta la tradición, se puede aprovechar el viaje para descubrir algunos de los secretos que guarda esta comunidad del norte de España que enamora al que la visita.

Pamplona

Empezando por Pamplona, se trata de una ciudad que ha sabido sobrevivir a la fama que le han dado los Sanfermines y es un destino turístico ideal para todo el año. Entre sus principales atractivos, la catedral, que data de los siglos XIV y XV y está considerado uno de los complejos catedralicios mejor conservados de España; la plaza Consistorial, situada en el corazón del casco antiguo; las murallas y la fortaleza de la Ciudadela; o su animada vida nocturna, durante la que es imprescindible hacer una ruta de pintxos y deleitarse con la gastronomía de la ciudad. También se puede dar un paseo por la 'ruta de los encierros'.

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Valle del Roncal

Si lo que se busca es naturaleza y un lugar en el que refrescarse durante los meses de verano, el Valle del Roncal es el sitio perfecto. Situado en la cordillera pirenaica, ofrece rutas de senderismo que desembocan en parajes tan increíbles como la cascada de Belabarce, en la que está permitido el baño, pues se trata de una piscina natural. En el mismo, hay otras rutas como la que lleva a la emblemática cima de la Mesa de los Tres Reyes o la que sube hasta la cima de Arlás, con unas impresionantes panorámicas de los Pirineos. No en vano, uno de los principales atractivos del Roncal son sus pueblos de piedra.

Olite

Considerado uno de los pueblos más bonitos de España, Olite es parada obligatoria para todo aquel que visita Navarra. Una localidad ubicada a unos 42 kilómetros de la capital de la comunidad, Pamplona, que destaca por sus calles estrechas y empedradas, su impresionante castillo o Palacio Real de los Reyes de Navarra, entre otros lugares de interés. Un entorno mágico que hace que te traslades automáticamente a la época medieval, por lo bien conservado que está.

Bardenas Reales

Todo lo que se pueda decir de las Bardenas Reales no hace justicia con lo que se siente una vez que las visitas. Declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, sus casi 42.000 hectáreas ofrecen imágenes que parecen de otro planeta con formaciones provocadas por la erosión del agua y el viento a lo largo de los siglos. No es de extrañar, por tanto, que los encargados de las localizaciones de 'Juego de tronos' lo eligieran como escenario para algunas de sus tramas. Imprescindible conocer los puntos de interés de este paraje semidesértico, antes de recorrer una ruta circular de casi 32 kilómetros.

Valle de Baztan

Como el valle del Roncal, el valle de Baztan ofrece numerosas sendas por las que hacer senderismo y rutas que terminan en miradores y paisajes impresionantes. Además de las muchas actividades que se pueden llevar a cabo en la zona. Visitas a queserías, paseos en 4x4 o rutas basadas en la trilogía de Dolores Redondo, 'La trilogía del Baztán', son ejemplo. Sin olvidarnos de visitar lugares imprescindibles como la cascada de Xorroxin, el parque Bertiz, el mirador de Ziga, el arroyo del Infierno, el puerto de Otsondo, el castillo y el molino de Amaiur, los pueblos de Irurita, Erratzu, Arizkun y Elizondo, y por supuesto, las cuevas de Zugarramurdi.

Selva de Irati

Aunque cueste creerlo, sin movernos de nuestro país, desplazándonos a Navarra, podemos adentrarnos en una auténtica selva. Concretamente, la llamada selva de Irati, uno de los mayores y mejor conservados bosques de hayas y abetos de toda Europa, el segundo más grande, tras la Selva Negra de Alemania. Si bien es cierto que merece la pena visitarla durante todo el año, en otoño alcanza su máximo esplendor con la variedad de tonalidades que nos regala la naturaleza. Otro de los puntos destacados de esta zona es la Antigua Fábrica de Orbaizeta y el pueblo de Ochagavía, del que destacan sus caseríos, el puente de piedra y la ermita de Nuestra Señora de Muskilda.

A la vista está, Navarra es mucho más que los Sanfermines y en ella podemos disfrutar desde su entorno rural a sus paisajes idílicos, pasando por su gastronomía y el ocio de las grandes ciudades. Todo sin invertir una gran suma. No lo dudes y apúntala como destino para tu próxima escapada.