La colección de coches de lujo de Lorenzo Muriel, el dueño de Dentix

Han pasado veinte años ya desde que Ángel Lorenzo Muriel, hijo y hermano de protésicos dentales, abriera la primera clínica dental de Dentix en el humilde barrio de Pueblo Nuevo, en Madrid. Diez años después tenía ya cuatro establecimientos, en 2015 facturaban hasta 258 millones de euros y de ahí se dispararon a un auténtico emporio con más 350 centros en siete países.

Pero este imperio dental que creció de forma vertiginosa está al borde del precipicio, después de que la cadena de clínicas dentales haya presentado oficialmente el concurso de acreedores ante la incapacidad de hacer frente a su deuda y dar el servicio a sus clientes.

Como informa El Confidencial, el concurso de acreedores de Dentix, con una deuda total próxima a los 240 millones de euros, provocará el despido de casi la totalidad de la plantilla, compuesta por unas 3.400 personas, muchas de las cuales han tenido problemas para cobrar sus nóminas en los últimos meses.

Al mismo tiempo, la empresa ha informado en un comunicado que "los consecuentes graves incumplimientos" del fondo de inversión de KKR con Dentix "han tenido un impacto devastador en todo el negocio y en particular en la tesorería y necesidades de caja de la compañía".

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Agencias

Pero estas dificultades económicas no han impedido que los dueños de la compañía hayan disfrutado con anterioridad de una vida a todo lujo. Buena muestra de ello es la impresionante colección de coches de alta gama que atesora Muriel.

Según publica 'Merca2', el fundador de Dentix acudía cada día al trabajo lo mismo en un Ferrari que en un Aston Martín o un flamante BMW i8, el moderno vehículo eléctrico de la marca alemana cuyo modelo más básico arranca en 148.000 euros. El citado medio añade que el último modelo que añadió a su garaje fue un Lamborghini Urus valorado en más de 250.000 euros. Este amor por los automóviles caros lo comparte su hermano menor, Roberto, que, según asegura el citado medio, posee varios prototipos de Porsche.

Pese al oscuro futuro que tiene por delante, Dentix ha asegurado que mantiene las negociaciones con sus acreedores financieros y con potenciales inversores. Con la presentación de este concurso de acreedores, Dentix pretende evitar, asimismo, "que se puedan perjudicar posibles inversiones que puedan adoptarse a corto plazo por terceros y que puedan dar viabilidad a la compañía".