El lado más íntimo de Ouka Leele: Esperanza Aguirre, el cáncer con 22 años y su hija artista

Bajo el pseudónimo de Ouka Leele, la fotógrafa y artista madrileña Bárbara Allende Gil de Biedma fue la encargada de dar conocer al mundo la Movida. De formación autodidacta, comenzó con disparar fotos a finales de los setenta de forma bastante casual, pues siempre había querido ser pintora, y de hecho fue en Barcelona, a donde se trasladó en 1978, donde empezó a pintar a mano sus imágenes en blanco y negro.

Terminada la época de la movida madrileña, Leele recibió en 2005 la llamada que le informaba de que había ganado el Premio Nacional de Fotografía que otorga el Ministerio de Cultura "comiendo lentejas" con su hija, y desveló a la agencia EFE que en toda su trayectoria hasta entonces lo que había perseguido era "acercar la belleza a la realidad" y crear nuevos mundos.

Esa hija y colaboradora durante muchos años, María Rosenfeldt, la despedía desde su cuenta de Instagram con una bella foto de ambas y este mensaje: "Te amo infinito, gracias por darme la vida y enseñarme a vivir con libertad y pasión, vuela alto Preciosa".

Rosenfeldt, artista multidisciplinar, diseñadora y profesora de yoga, se hizo conocida para el gran público gracias a aquel polémico anuncio de Loewe de 2012 que se hizo viral y que según ella hizo que varias personas llegaran a acosarla en la calle. De infancia rebelde, su madre decidió no llevarla al colegio y que la acompañara en sus viajes.

"Fue una experiencia muy bonita porque ella aprendió lo que quiso. No fue una educación impuesta. A la vez, fue muy difícil porque era muy solitaria y muy arriesgada. A veces pensé si me estaba equivocando", recordaba Ouka Leele en una entrevista con 'El Mundo'.

En esa misma conversación se refería a uno de sus familiares más ilustres, su prima segunda, Esperanza Aguirre, asegurando que en los últimos años solo coincidía con ella en las bodas. "Su madre y la mía eran íntimas, recuerdo que un día me la encontré en la Cañada Real, en aquel punto de la Castellana donde aún pastaban ovejas. Ella era concejala del ayuntamiento y me dijo que le gustaba mi trabajo", confesaba.

Nacida en el seno de una familia de la alta burguesía bilbaína, los Allende de Neguri, su padre era Gabriel Allende Maíz, un prestigioso arquitecto enamorado de la pintura; su madre, Victoria Gil de Biedma, hermana del poeta Jaime Gil de Biedma. En palabras a la agencia EFE en 2019 contaba que "desde muy pequeña he estado tocando el arte, pintando. La fotografía no la buscaba. De pequeña no me interesaba nada. De hecho, la primera cámara que tuve me la regalaron en la primera comunión, creo, y nunca la usé".

Su seudónimo Ouka Leele era el nombre que el dibujante de cómic y su marido durante unos años, José Alfonso Morera Ortiz, El Hortelano, eligió para una estrella inventada y que a ella le gustó. Con ese nombre firmó en 1979 por primera vez todas las obras de su primera exposición individual, en la galería Spectrum de Barcelona, 'Peluquerías'.

Fue en esa época, con 22 años, cuando a la fotógrafa le diagnosticaron un cáncer que estuvo a punto de vencerla, pero que finalmente superó y que supuso un antes y un después en su vida y en su carrera, inmortalizada para siempre en su enorme legado. Un legado que pasa indefectiblemente por la Movida, con la que siempre tuvo una relación de amor y odio.

"Me gusta que me relacionen con la Movida dependiendo de quién porque no se trataba solo de frivolidad. Éramos trabajadores incansables que nos lanzábamos a buscar cosas. Además, era muy bonito e interesante; no podías estar estudiando una carrera porque nos mezclábamos mucho. Yo podía ir a casa de unos músicos a tocar la guitarra y otra persona podía venir a pintar o hacer fotos a mi casa", afirmaba en una entrevista con Vanitatis.

Pero Bárbara fue mucho más. Porque, como recordaba desde sus redes sociales la ministra Yolanda Díaz, "su trayectoria artística significó un fogonazo de libertad, color y vitalismo en el cielo de nuestras vidas y por eso la recordaremos siempre".