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Vargas Llosa y su primer cumpleaños con la familia al completo, salvo Celine
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CELEBRACIÓN EN LIMA

Vargas Llosa y su primer cumpleaños con la familia al completo, salvo Celine

El escritor, sus hijos y nietos compartieron un almuerzo en la casa de Lima y una tarta muy especial

Foto: Mario Vargas Llosa, en una imagen de archivo. (EFE/Teresa Suárez)
Mario Vargas Llosa, en una imagen de archivo. (EFE/Teresa Suárez)

Vargas Llosa cumplió el pasado 28 de marzo 87 años y lo celebró como hacía tiempo que no lo hacía: con todos sus hijos y parte de sus nietos. Incluso con Josefina, la recién casada, que procuró estar en Lima en esa fecha para festejar a su abuelo.

Todos los nietos sienten adoración por el escritor. Hubo un tiempo en que no fue así. Y ahora para todos ellos es una travesía afectiva para recuperar lo que no pudieron compartir por el amor del Nobel con la que la prensa de su país denominaba la socialité filipina. Aquí, en España, era más 'la reina de corazones', con tres maridos importantes.

Foto: Isabel Preysler, en el desfile de Pedro del Hierro. (Getty/Borja B. Hojas)

La fiesta de aniversario estuvo organizada por Morgana, la hija querida que durante un tiempo estuvo en las antípodas de su padre. Compartieron un almuerzo en la casa de Lima y una tarta especial en la que se veían varios libros del escritor, uno sobre otro, coronada con dos velas que representaban sus 87 años. Como decoración, dos rinocerontes, que es el animal fetiche del Nobel. Cuando se marchó de la mansión de Puerta de Hierro, una de las cajas estaba llena de estos mamíferos que, dicen, traen longevidad y suerte.

Durante los ocho años que estuvo con Isabel Preysler no fue posible un cumpleaños unificador. Dos de los hijos del escritor- Morgana y Gonzalo- apoyaron a su madre, Patricia Llosa, y rompieron unilateralmente con el padre. La razón de ese distanciamiento no tenía que ver con su sorprendente enamoramiento, sino por la forma en que lo escenificó a través de una exclusiva. Aparecieron en la revista ‘¡Hola!’ de la mano un mes después de que el matrimonio Vargas Llosa celebrara en Nueva York, con la familia directa, las bodas de oro. Esa manera de actuar es lo que enfadó a Morgana, la niña de sus ojos, y al hermano, Gonzalo. No quisieron saber nada hasta unos años después. Isabel Preysler no tenía necesidad de incorporarlos a su vida, como ya sucedió con los hijos de Miguel Boyer y antes con los del marqués de Griñón.

placeholder Mario Vargas Llosa celebrando su cumpleaños en familia. (IG)
Mario Vargas Llosa celebrando su cumpleaños en familia. (IG)

En este sentido, habría que recalcar que la responsabilidad de las mochilas filiales las tenían las parejas y no Preysler. Una vez que sintió que no había nada que hacer con los dos hijos pródigos, Morgana y Gonzalo, se dedicó a su novio, que por decisión propia participó en reportajes exclusivos que nada tenían que ver con el mundo literario. Tampoco la decisión de conceder una entrevista a Tamara Falcó en el despacho que fue de Miguel Boyer mientras que su secretaria tenía un listado enorme de peticiones solicitando encuentros periodísticos con el Nobel. En esa charla con la hoy marquesa de Griñón se dieron circunstancias divertidas. Una de ellas fue cuando Tamara comentó si fue feliz cuando presentó su candidatura a la presidencia de su país, asegurando “cómo todo el mundo estuvo contigo”. Perdió esas elecciones y las bromas que circulaban por Lima decían que ni su familia le había votado.

placeholder La tarta del cumpleaños de Mario Vargas Llosa. (IG)
La tarta del cumpleaños de Mario Vargas Llosa. (IG)

Eran días de vino y rosas con la gran socialité marcando los tiempos. En el primer cumpleaños como pareja estable hubo celebración por todo lo alto en el hotel Villamagna y presentación oficial al sector intelectual. Fue la cena donde el escritor dedicó la frase “es la personita que me hace feliz”, que quedará para la historia.

Para el aniversario de aquellas ocho décadas, el regalo también tenía que ser especial. Y qué menos que algo que les uniera para toda la vida. A falta de hijos comunes, lo mejor para sellar ese amor en ese primer cumpleaños era un perro. En la casa familiar ya había dos: Vanila, el labrador, y Jacinta.

El nuevo miembro de la familia era un dogo al que el escritor bautizó con el nombre de Céline. El Nobel definía a Louis-Ferdinand Céline como "el último escritor maldito" y lo consideraba uno de sus preferidos. Para el resto de la casa, Celine era una de las firmas de lujo francesas con más arraigo entre las mujeres ejecutivas. Cuando llegó la separación, no hubo ningún problema por quién se quedaba con la mascota que tenía arraigo en la mansión Preysler. Céline, un perro fiel, había muerto tiempo atrás.

Álvaro Vargas Llosa, el primogénito, fue el único que tomó partido por lo que representaba la parte dominante de la familia peruana. Tuvo una relación directa con la socialité desde el principio. Entendía a su padre y su enamoramiento. Él mismo acabaría también divorciado y unido a la traductora libanesa Chedid Zidade.

Una vez que la tribu, que así se llaman los Vargas Llosa, volvió a la unidad familiar, la vida del escritor ha dado un gran cambio. Los hijos publican en sus redes sociales las fiestas, bodas y aniversarios de la familia.

Vargas Llosa cumplió el pasado 28 de marzo 87 años y lo celebró como hacía tiempo que no lo hacía: con todos sus hijos y parte de sus nietos. Incluso con Josefina, la recién casada, que procuró estar en Lima en esa fecha para festejar a su abuelo.

Mario Vargas Llosa
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