Almudena Cid, entre lágrimas, sobre su divorcio y la posibilidad de ser madre con su nueva pareja

Anoche, Antena 3 emitió el último episodio de ‘El novato’, en el que el exfutbolista Joaquín entrevistó a Almudena Cid. Tras una divertida introducción en la que se parodiaba una ficticia final de los Juegos Olímpicos de Sevilla 2023 con Joaquín Sánchez como candidato a todas las medallas en gimnasia rítmica, comentada por Paloma del Río, hacía una espectacular entrada la exgimnasta olímpica, que realizaba varios ejercicios sobre unos tacones de aguja.

A lo largo de la entrevista hablaron de muchos temas, entre los que no podía faltar el deporte, y el proceso por el que pasa un deportista tras su retirada, que, en el caso de Almudena Cid, coincidió en el tiempo con lo que ella llama su “destrozo”, cuando su vida se desmoronó en todos los aspectos.

“Es un proceso, dicho es muy fácil pero tienes que atravesarlo”, comentaba Almudena Cid sobre su retirada. “La gimnasia me ha salvado. Ha sido un año donde yo no me esperaba sentirme de la manera que me he sentido. Pensaba que ya había pasado muchas situaciones complicadas, competir con en unos Juegos con un menisco roto, competir con ciática…”, explicaba a Joaquín Sánchez, antes de continuar: “De repente te das cuenta de que en la vida, cuando te pasa algo que te paraliza, o una lesión, puedes hacer algo”.

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Almudena Cid habló de la exigencia máxima que supone la gimnasia rítmica, y desveló cómo sus padres, cuando la becaron, empezaron a guardar el dinero que ganaba. “Cuando me retiré, mi madre me dijo: 'Este dinerito es para que puedas dar una entrada para tu piso'. Y entonces dije ‘guau’, habían ahorrado todo el dinero”, contaba la exgimnasta con ternura.

“Yo siempre he dicho que ojalá la vida me dé más tiempo, que no sean 90 segundos, para demostrar mi valía”, afirmaba Almudena Cid en otro momento de la entrevista, recordando cómo era entrenar duramente varias horas al día durante cuatro años para tan solo 90 segundos que duraba su actuación en unos Juegos Olímpicos.

Mientras las lágrimas caían por su rostro, Almudena Cid contaba que cuando se retiró no sintió ningún apoyo, y que cuando la gente anónima la reconoce, la quiere y la admira, la emoción es imposible de explicar.

Habló también sobre lo que supuso para ella terminar su carrera cuando lo decidió y besar el tapiz en los Juegos Olímpicos de Pekín: “Cuando pasan cosas en la vida duras, a mí me ha pasado recientemente, vuelvo a ese beso. Pensaba que mi vida se había ido con el destrozo, y que lo único que me quedaba era el beso y partir mi vida desde el beso”.

También habló sobre su relación con Christian Gálvez, con quien estuvo casada durante once años. “Fue una nueva partida en mi destrozo personal”, confiesa. “El final de mi carrera coincidió con el de mi vida en pareja. Esa transición la elaboré teniendo esa figura ahí, más que nada era una estabilidad mental, sentí que mi vida entera se había ido”, confesaba.

“He tenido que hacer un trabajo importante porque estuve muy mal”, confesaba entre lágrimas. “He entendido que mi valía depende de mí, que no dejé de ser o de tener lo que había construido”, explicaba sobre su ruptura con Christian Gálvez tras una relación de 15 años.

“Sentía que me había desenvuelto en mi vida desde un lugar en el que no era la protagonista. Cuando pasó me dije: 'Nadie me va a llamar, no voy a tener trabajos como actriz, no me va a salir nada, me voy a hundir, nadie me va a querer, no sé querer, no me saben querer…'. Me empecé a ahogar y lo veía todo negro”, confesaba entre lágrimas y muy emocionada. Explicó que tuvo la suerte de tener a dos amigos, Tino y Marisa, que la ayudaron a “sobrevivir” hasta que estuvo preparada para hablar con su familia, y a entender “que nada se había ido”.

Se detuvo también en lo duro que había resultado el acoso de la prensa tras la ruptura: “Me había dejado un amigo un piso al lado del teatro para que no cogiera el coche porque estaba teniendo pensamientos muy desafortunados. Yo llevaba mi gorrito de invierno y la mascarilla, un paparazzo me vio y me empezó a hacer fotos, y me dijo: ‘Almudena, ¿te puedes quitar la mascarilla?’. Y le dije: '¿No es suficiente lo que estás viendo en mis ojos?”.

“¿Has llegado a perdonar a Christian Gálvez?”, le preguntaba Joaquín a la exgimnasta en un momento clave de la entrevista. “Sí, pero no tiene que ver con él, tiene que ver con perdonarme yo, aceptarme yo, no tiene que ver nada con la otra persona. Todo es sobre mí, sobre cómo entendí yo la vida después de la gimnasia”. Quiso aclarar también que para ella no es lo mismo esfuerzo y sacrificio: “Cuando tú te sacrificas hay algo de tu esencia que se está yendo, en el esfuerzo no. En el deporte yo he hecho sacrificios, pero era consciente. Yo entendí que en la vida de pareja sacrificándome conseguía cosas, y no”.

Para romper el dramatismo del momento, Joaquín le confesaba a Almudena Cid que el libro que le había cambiado a él la vida era el libro de familia. “¡Menos mal que yo no lo rellené, de la que me he librado!”, bromeaba la actriz. También explicó por qué no había tenido hijos con el presentador, y habló de su instinto maternal: “Siempre lo he tenido, como ocurrieron cosas y algo cambió en mí, creo que el cuerpo es muy sabio, y entonces sabía que no”, afirmaba. “Me refiero a que siempre he pensado en esa experiencia, no creo que sea lo que haya que hacer en la vida, pero siempre la he tenido presente. Sí que doy gracias a no haberlo sido (madre)”, añadía.

“Y ahora sí”, le decía Joaquín. “¿Ahora sí? No lo sé, ya veremos. ¡Espérate que esto es muy pronto!”, le decía entre risas al exfutbolista.

Cid habló también de su nueva ilusión y el gran momento que está pasando con su pareja actual: “Ahora soy capaz de disfrutar”. “Yo creía que estar enamorada era lo otro, entonces ahora estoy como descubriendo”, decía entre risas. “Y además es futbolista como yo”, decía Joaquín Sánchez refiriéndose a Gerardo Berodia, actual pareja de Almudena. “Y además le he usado como conejillo de Indias”, bromeaba la exgimnasta, que concluía diciendo: “Espero no haberme metido en mucho jardín”, antes de empezar una peculiar masterclass en la que enseñaba algunos movimientos a Joaquín, que los defendía con nota al final del programa.