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El vestido de novia vintage de Eva y su boda de otoño en Córdoba
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El vestido de novia vintage de Eva y su boda de otoño en Córdoba

Los cordobeses Eva y Gonzalo se casaron el pasado mes de noviembre en su ciudad natal y la suya fue una boda romántica, divertida y muy emotiva

Foto: El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)
El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

Cuando vi a Eva vestida de novia por primera vez, intuí que, tras esa imagen nupcial delicada y ese diseño especial, se escondía una historia apasionante. No me equivocaba. Eva y Gonzalo, ambos cordobeses, se casaron en otoño en su ciudad natal. Novios desde hace más de siete años, tres de los cuales han pasado viviendo en Londres (donde actualmente tienen fijada su residencia), cambiaron de estado civil, de solteros a casados, el 12 de noviembre de 2022.

Ella, arquitecta de profesión, trabaja en un estudio de interiorismo diseñando hoteles de lujo, y él, ingeniero, es consultor de IT. La petición de mano, obligatoriamente, tenía que ser en Reino Unido. "Me lo pidió en The Pig Hotel at Bridge Place, en Kent, un fin de semana del verano de 2021. Es una impresionante casa de campo en mitad de la nada en la campiña inglesa, con chimeneas, habitaciones paneladas y un restaurante con comida del propio huerto. Después de cenar, fuimos al bar del hotel, lo recuerdo superdivertido porque me di cuenta de que se había compinchado con los camareros y no pudimos parar de reír", relata Eva.

placeholder El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)
El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

A pesar de vivir en Londres, Eva y Gonzalo no dudaron en volver a Córdoba para celebrar, rodeados de todos sus familiares y amigos, un enlace romántico y muy emotivo. La ceremonia religiosa de día, en la parroquia de San Miguel, y el banquete y la fiesta, en el castillo de la Monclova, a medio camino entre la ciudad de la Mezquita y Sevilla.

"Para prepararme me puse una conjunto de bata y camisón de Serên Collection que me regaló una amiga. Sofía, de Sofilook, se encargó del peinado, una impecable coleta con ondas, y Maica, de Menchu Benítez, del maquillaje". La arquitecta se vistió y arregló en la Casa La Montesina (Córdoba), y de ahí salió directa a la iglesia.

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El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

Llegó en coche y, como manda la tradición, acompañada de su padre y padrino. "Cuando eres pequeña y te imaginas tu boda, no tienes ni idea quién será el novio, pero sí tienes claro quién te gustaría que te acompañara al altar. Cuando llega ese día y puedes hacerlo posible, es mágico, te sientes eternamente agradecida con la vida", apunta Eva emocionada al recordar el momento de cruzar el umbral de la iglesia del brazo de su padre.

"Antes de la boda, me imaginaba llegando al altar supernerviosa; sin embargo, ese día estuve tranquila, feliz y el momento de entrar, el más increíble".

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El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

Su vestido de novia, diseño de Mónica Calles, era el reflejo perfecto de su personalidad de estilo y su manera de entender la moda. "Mónica posee una dulzura y una belleza especial. Enseguida vio el vestido como yo veo los proyectos de arquitectura, y eso me encantó. Quería algo que envejeciera bien, que tuviese color y textura, que fuese yo y que no siguiera modas. La moda muchas veces nos quita personalidad", explica Eva.

Amante confesa del vintage, la novia soñaba con fusionar en su vestido dos conceptos contradictorios que, en manos de la modista, cobraron vida y sentido. "Quería que reflejase el estilo romántico con telas fluidas y tonos como plata o café, tan de los años 20, y que a su vez fuese arquitectónico, limpio y recto. Como eran dos estilos diferentes, elegimos dos colores para diferenciar las piezas del vestido".

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El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

Antes de comenzar el proceso de creación, la cordobesa recorrió varios mercadillos vintage de Londres en busca y captura de inspiración, telas y elementos para incluir en el vestido: "Llegué al taller de Mónica Calles con un sinfín de tejidos y recortes que recolecté. Ella supo qué hacer con todo ello a la primera. Admiro las cosas antiguas, me maravillan los mercados vintage y llevarme cualquier cosa que transmita belleza, belleza por el estilo de vida particular que lleve implícito".

Como resultado, un vestido base, interior, en color blanco; y encima, una capa fluida en tono champán. Hay más. "La capa llevaba unos bordados de los años 20 que compré en la feria Frock Me! Vintage de Londres. Los apliques, de color champán y plata, eran recortes de un vestido inglés, y los colocamos en las hombreras, como lo suelen llevar los toreros españoles".

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El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

"El color exterior, el de la capa, contrastaba con el vestido que llevaba debajo. Fabricado con una preciosa tela de lana virgen, la silueta era de cortes rectos y arquitectónicos. Mónica hizo magia para que ese tejido tan delicado estuviese a prueba de todo. A ese vestido le añadimos un collar de cuentas negras y nude, que encontré también en Londres y que pertenecía a la espalda de un vestido", cuenta la novia.

Con esa pasión desmesurada por lo antiguo en su máxima expresión, las joyas, así como el resto de complementos para cerrar su atuendo nupcial, respiraban esa imagen vintage que de manera natural derrocha Eva.

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El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

"El día de la boda llevaba el anillo de compromiso que me regaló Gonzalo cuando me pidió matrimonio. Se trata de un anillo de 1920 que compró en Alfies Antique Market en Londres. Los pendientes pertenecieron a mi abuela materna. Y, por último, también lucí un anillo vintage que me habían regalado mis amigas por mi cumpleaños, de Voluta, una tienda online que colecciona joyas únicas de diferentes partes del mundo".

Para el ramo de novia, Eva se imaginó portando una composición sencilla a base de claveles. "El ramo siempre lo tuve claro, llevaba pocos claveles de color rosa empolvado. Simple y bello. Un día compré un par de claveles para casa y le mandé una foto a Paloma, de El Puentecillo, y ella me trajo tres tipos de claveles. Elegimos uno a uno los que mejor iban con la gama cromática del vestido".

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La boda de Eva. (Mercedes Pérez)

En el terreno de los zapatos, la arquitecta recurrió a la colección de Fígara: "Llevé unas sandalias de tacón en los mismos tonos que los apliques del vestido". En concreto, Eva lució el modelo Iguazú, a la venta en su tienda online por 180 euros. "Después, para la fiesta, me calcé unas cuñas de Pitusas. Las alpargatas eran un centímetro más altas que las sandalias y eso hizo que fuese mucho más cómodo bailar sin pisarme el vestido. Nunca quise llevar la típica raja trasera en el vestido para no pisarte".

Una vez que Gonzalo y Eva se dieron el 'sí, quiero' ante los ojos de Dios, se trasladaron junto a todos sus invitados hasta el castillo de la Monclova. Ubicado en el municipio de Fuentes de Andalucía, dentro de la provincia de Sevilla, se trata de una edificación del siglo XIV con entorno amurallado y un sinfín de espacios para celebrar una boda al aire libre, como la de estos novios.

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El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

"Hizo un día espectacular, disfrutamos de un solazo de noviembre durante el aperitivo frente al castillo", evoca. Para amenizar esas horas, el grupo Cosita Wena: "Fue divertidísimo, no paramos de bailar".

"La comida, servida por el catering Bodegas Campos, fue en el patio, bajo un enjambre de verde y buganvillas, más el ruido de una fuente de fondo, en el que se nos hizo de noche. Fue mágico verlo con las velas encendidas. Todo muy andaluz y romántico a la vez", cuenta la novia.

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El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

Eva y Gonzalo, ya como marido y mujer, desfilaron mesa por mesa. "Disfrutamos hablando con nuestros amigos mientras admirábamos los bodegones que habían preparado nuestros amigos de Orangerie para decorar las mesas: jarrones de distintos tamaños, flores a diferentes alturas acompañadas de fruta de temporada... La estampa era increíble".

"También me traje unos candelabros y unas copas de Portobello Road que usamos en nuestra pedida. Para los meseros recolecté diferentes flores, las sequé en varios libros, las pegué una a una en papel de algodón y las trajimos a España. Disfruté mucho esos momentos de preparación. En algunas mesas, dejamos algunas notas con las cosas que más harían disfrutar a nuestros amigos".

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La boda de Eva. (Mercedes Pérez)

Resulta que además de arquitecta, Eva, en sus ratos libre, diseña papelería nupcial bajo la marca Bavelier: "Toda la papelería de la boda la hice yo misma. Para nuestras invitaciones quise reflejar el estilo andaluz del sitio donde íbamos a hacer la celebración, manteniendo la esencia de las invitaciones tradicionales enviadas por carta. A los testigos les enviamos una carta escrita a mano y el 'seating plan' lo mismo".

Echando la mirada atrás, la cordobesa confiesa que el momento más especial "fue al ver la cara de emoción de mi padre cuando bailé con él y después bailar y sentir la letra de la canción 'Tuyo y mío', de Camilo, con Gonzalo. Lloré de emoción. Fue inesperadamente especial".

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El vestido vintage de Eva. (Mercedes Pérez)

"Cuando te vas a casar, todo el mundo te dice la frase 'lo más importante de la boda es... el DJ, la comida, las flores y acaban diciéndote hasta regalar alpargatas en el momento de la barra libre'. Pues, para mí, lo más importante de la boda es que os queráis, que radiéis amor y que seáis cariñosos y agradecidos con vuestros invitados, lo demás se olvida", sentencia Eva.

Cuando vi a Eva vestida de novia por primera vez, intuí que, tras esa imagen nupcial delicada y ese diseño especial, se escondía una historia apasionante. No me equivocaba. Eva y Gonzalo, ambos cordobeses, se casaron en otoño en su ciudad natal. Novios desde hace más de siete años, tres de los cuales han pasado viviendo en Londres (donde actualmente tienen fijada su residencia), cambiaron de estado civil, de solteros a casados, el 12 de noviembre de 2022.

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