El vestido de novia de Claudia con lazo de tul XXL y bordados en plata para su boda en Las Palmas

Claudia y Rogelio son una de esas tantas parejas que tuvieron que posponer su boda por culpa de la pandemia. "Nosotros fuimos novios covid. La boda inicial iba a ser en septiembre de 2020 en el sur de Gran Canaria y el vestido estaba pensado para esa época del año. Tras varios intentos de seguir con el enlace, tuvimos que cancelar por tantas restricciones a un mes antes", explica la novia. La primera fecha, marcada para el día 26 de septiembre, no pudo ser cómo ellos habían planeado. "Era tanta nuestra ilusión que ese día finalmente nos casamos por lo civil. Improvisado, con nuestros hermanos, pero sin nuestros padres, que no pudieron asistir. Así que nunca llegué a recoger el vestido terminado".

Entre esa ceremonia civil y la gran boda, la pareja tuvo una hija. "En 2021 fuimos padres de Isabel, y tras un año duro con muchísimos contratiempos en octubre de 2022 decidimos casarnos con tres meses de antelación: el 21 de enero de 2023. Somos católicos y formalizar nuestra unión por la iglesia estaba pendiente, aún más, la ilusión de nuestros padres por ese día, y sobre todo, la nuestra por celebrar el amor, la llegada de nuestra niña y, como digo yo, la vida. Después de un año duro, lo merecíamos todos", cuenta Claudia para Vanitatis.

Marcada por el coronavirus, su historia de amor comenzó en 2017. Rogelio, farmacéutico, y Claudia, empresaria, se prometieron el 12 de agosto de 2019. "Para mí fue superespecial, ese día hacía dos años que mi abuela Mamá Isabel no estaba con nosotros. Falleció poco antes de conocernos Rogelio y yo, pero siempre le he hablado mucho de ella. Aquel día fuimos a llevarle unas flores y él pensó que sería delante de ella donde tenía que pedirme la mano. Fue una mezcla de todo, llanto y risas por el lugar en el que estábamos. Para mí no existía mejor lugar en el mundo".

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Cancelada la primera fecha de su enlace y con solo tres meses para organizar la nueva, se aliaron con las wedding planners de The Federicas para que, llegado el día B, todo estuviese a punto. La ceremonia religiosa tuvo lugar en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, situada en el centro histórico de la ciudad de Vegueta, al sur de Las Palmas de Gran Canaria, y tanto el banquete como la fiesta posterior, en el hotel Santa Catalina.

"Inicialmente, la boda estaba planteada en un campo de golf con 400 invitados, pero nuestra idea cambió por completo. Esta vez queríamos que fuera íntimo, con la familia y amigos más cercanos. También en un lugar céntrico, de ahí escoger la ciudad y el hotel. Sus salones son preciosos con pinturas en las paredes y cuadros maravillosos; ahí ambos hemos celebrado otros acontecimientos importantes. Al final, fue una boda con 220 personas".

Antes de llegar su boda, Claudia debía enfrentarse a un gran reto: recuperar aquel vestido de novia que comenzó a idear y confeccionar en 2019 de la mano de un equipazo, el tándem que Macarena y Javier forman como diseñadores de From Lista With Love: "Hablé con ellos y concretamos una cita para reencontrarme con mi vestido después de casi tres años".

Para entender el proceso de creación, debemos retroceder en el tiempo y situarnos en ese año, en 2019. "Nunca tuve una idea clara de lo que quería, ni ninguna inspiración concreta. Sí que sabía que quería manga larga, un tejido que fuera especial y diferente más allá de un encaje, y sin velo. Me parecía muy complicado verme de novia. Al dedicarme a la moda, ver tanta ropa día a día, pensé que encontrar algo que me enamorase me iba a costar mucho. Hasta que conocí a Macarena y Javier", explica Claudia.

"Me escucharon, dedicaron su tiempo a conocerme, descubrir cuáles eran mis gustos, los lugares de la celebración e incluso, me preguntaron como solía ir de invitada a bodas. Al terminar el primer encuentro, Javier me dijo que él no me pondría lo que tenía pensado y me explicó su idea. ¡Ahí me enamoré! Cambió mis esquemas y su vestido me encantó. No dudé en ponerme en sus manos". Dando un vuelco a su traje de novia, Claudia se dejó llevar por la mirada de experto del diseñador y junto a un tejido que Javier había encontrado en París, un tul bordado en tonos platas y pespuntes en rosa palo que daría forma a la espalda, arrancó el proceso de su traje.

De una boda que se iba a celebrar en verano a un enlace de invierno. Sobra decir que From Lista With Love debía adaptar el vestido a esa nueva fecha y que, tres años después, siguiese enamorando a la empresaria.

"Hicimos algunos cambios. Las mangas, del tejido inicial a uno de crepé para hacerlas más apropiadas para invierno. También les dije que necesitaba añadirle algo más cañero, que la Claudia de ahora era diferente a la anterior, que vivía el día a día más alocada. Y de ahí nació el tul del cuello, un lazo XXL con él que me sentí muy cómoda. Además, llevar algo en el cuello me daba la sensación de estar más abrigada y así adaptar mejor el vestido a la época del año", señala.

¿El resultado? Arquitectura en movimiento, el lema de trabajo en el taller de Macarena y Javier. Hombros marcados, escote en V, manga larga ligeramente abullonada con puños ajustados, corte en la cintura, falda evasé con cola y un espectacular bordado geométrico en la espalda.

Con el vestido armado y el resto de complementos seleccionados, llegó el día del enlace. "La noche antes, me quedé a dormir en el hotel de la celebración con mis padres, tal y como habíamos planeado para la anterior boda. Aunque tuve que separarme de mi niña que se quedó con el padre, así nuestro encuentro fue más emotivo. Me preparé junto a mi madre, mi padre, mi hermana y mis sobrinos. De ahí salimos hacia la iglesia, mi padre y yo. Un paseo corto por la ciudad, pero lo disfrutamos mucho".

Pausa para detallar esos accesorios que pusieron el broche de oro al look nupcial de Claudia. "Los zapatos fueron un regalo de mi cuñada, la hermana de Rogelio. Los elegimos juntas en 2020, en uno de los viajes a Madrid. Son de Flor de Asoka, unas sandalias en terciopelo de color gris. Los pendientes, también un obsequio, pero de mis padres. Son de nuestra joyería, Laura Luján. Los vi y supe que debían ser esos".

Claudia nos explica los entresijos del peinado y el maquillaje que lució en su boda. "De todo el 'beauty look' se encargó Juan Castañeda. Tiene muchísima experiencia, por lo que estaba supertranquila. Los dos decidimos que el peinado que mejor le iba al vestido era un recogido sencillo, lo más normal posible, ya el vestido lo tenía todo, y me apetecía estar despejada. Con la prueba del maquillaje acertó a la primera, ojos en tonos marrones y pómulos marcados, que es lo más que me favorece".

El ramo de novia fue toda una sorpresa para ella: "Estuve buscando flores de enero en color blanco. No encontraba ninguna que me terminara de gustar. Sabía que quería mucha flor y poco verde, en tonos blancos como todas las de la iglesia. Me dejé aconsejar por la florista Ana Castellano, quien esa misma mañana me llevó unas proteas blancas a la habitación que me enamoraron".

En cuanto a la ceremonia religiosa, la novia recuerda que fue personalizada: "Tuvimos la suerte de que nos casara el padre Santi. Él conocía nuestra historia en profundidad y logró emocionarnos con cada palabra, incluso hacernos reír... La presencia de nuestra niña lo hizo aún más emotivo". La música que sonaba y daba ambiente ayudó mucho: "Siempre soñé que llegado ese día y después de tanta espera, sería un aleluya en toda regla, y así sonó el 'Hallelujah' de Cohen interpretado por una soprano, un órgano y un violín. Fue emocionante entrar con mi padre y ver a Rogelio junto a nuestra niña en brazos".

Convertidos en marido y mujer ante los ojos de Dios, Claudia y Rogelio salieron de la iglesia acompañados de su hija. Los tres y todos sus invitados pusieron rumbo al hotel para dar comienzo a los festejos.

Antes del banquete, en el cóctel tocaron en directo los Hermanos Domínguez, un grupo sevillano. "Los encontramos por las redes y fue un flechazo. Además, uno de los hermanos, Castor, junto con Rogelio, me dieron una sorpresa al terminar el cóctel cantando junto al piano la canción 'Esa mujer'. Ese momento inesperado fue brutal, no pude parar de llorar", rememora la empresaria.

Para la entrada a la cena, los novios quisieron recordar aquella boda civil que vivieron en plena pandemia en compañía únicamente de sus hermanos. "Sonorite montó un vídeo del aquel día y lo proyectamos para que nuestros familiares y amigos vieran lo que vivimos. Fue nuestra manera de hacer a todos partícipes de ese día y sentir como nosotros la emoción de la celebración. Que después de todo estábamos todos al fin celebrándolo".

De la cena, servida en uno de los salones interiores del hotel Santa Catalina sobre un montaje de mesas redondas con mantelería con estampado floral bicolor, sillas tipo Chiavari de metacrilato transparente y, como centro, flores en tonos rojos, saltaron directos a la fiesta: "Comenzamos con un concierto de Rogelio y sus amigos. Hace años tenían su propio grupo de música y queríamos también compartir un ratito con ellos".

Después de abrir el baile, la novia se quitó su vestido de From Lista With Love para enfundarse en un diseño de la firma Bdba que formaba parte del guardarropa de su hermana: "Lo tenía guardado para la fiesta de su boda, pero nunca lo llegó a usar. Se lo llevamos a una buena amiga que tiene un atelier, Aurelia Gil, y añadió unas plumas naturales en los hombros". Para entonces, Claudia soltó su melena y añadió un toque de 'glitter' a su maquillaje.

Concluimos con el consejo de Claudia para futuras novias: "Cuando llegue el día, que se paren y analicen dónde están. Que disfruten de cada segundo y de todo lo que vaya sucediendo. Porque es maravilloso".