Qué debemos hacer si un niño sufre una conmoción cerebral
Diversos golpes en la cabeza, como los producidos durante una caída, pueden generar una conmoción cerebral
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Aproximadamente dos millones de niños y adolescentes sufren conmociones cerebrales cada año. Sin embargo, hay que tener cuidado con este tipo de lesiones traumáticas. Una investigación publicada en la revista 'British Journal of Sports Medicine', y llevada a cabo por los investigadores Gavin A. Davis y Laura K. Purcell, hace hincapié en la necesidad de adaptar determinadas estrategias de intervención a las particularidades del desarrollo neurológico infantil.
La detección a tiempo es probablemente uno de los puntos más importantes. Los síntomas pueden variar sustancialmente: desde dolores de cabeza, mareos y cambios en la visión, hasta sensibilidad exacerbada a la luz y al ruido. Estas manifestaciones pueden impedir el desempeño normal de los afectados y, tal y como advierte expertos de la Universidad de Harvard, se debe cesar inmediatamente cualquier actividad física que se esté realizando y buscar asistencia médica para minimizar riesgos de complicaciones.
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Tras identificar una conmoción, el tratamiento general suele consistir en el reposo absoluto. Durante este periodo, se recomienda evitar cualquier esfuerzo físico y actividades que requieran concentración, como la lectura o el uso de dispositivos electrónicos, que podrían prolongar la recuperación. Las investigaciones apoyan que la recuperación se haga a través de la incorporación paulatina a las actividades diarias. Eso sí, este proceso tendrá que producirse siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud.
Los expertos insisten, por tanto, que el retorno a la normalidad se haga con una estrategia bien definida, donde el 'retorno al aprendizaje' se anteponga al 'retorno al juego'. Es decir, resulta preferible que los niños y adolescentes puedan regresar a sus actividades educativas y académicas de manera segura antes de permitirles retomar actividades físicas o deportivas. Además, se tendrá que adaptar la carga de trabajo a las capacidades cognitivas que el estudiante tenga en ese momento.
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Las diferencias en la maduración cerebral entre niños y adultos exigen que los enfoques médicos sean adaptados para ofrecer no solo una recuperación física integral, sino también para apoyar el desarrollo emocional y educativo durante y después del proceso de recuperación. Por otro lado, se debe tener en cuenta que el manejo adecuado de estas lesiones no solo influye en la recuperación a corto plazo, sino que también puede tener implicaciones a largo plazo en el desarrollo neurológico y cognitivo del menor.
En cualquier caso, si tienes alguna duda sobre este tipo de afección, lo mejor es que consultes con un profesional de salud para que pueda ayudarte a resolver todas tus preguntas, teniendo en cuenta tus circunstancias concretas.
Aproximadamente dos millones de niños y adolescentes sufren conmociones cerebrales cada año. Sin embargo, hay que tener cuidado con este tipo de lesiones traumáticas. Una investigación publicada en la revista 'British Journal of Sports Medicine', y llevada a cabo por los investigadores Gavin A. Davis y Laura K. Purcell, hace hincapié en la necesidad de adaptar determinadas estrategias de intervención a las particularidades del desarrollo neurológico infantil.