El punto de partido de Kate Middleton en Wimbledon con su combinación ganadora

Pensábamos que la actualidad royal británica se terminaba con el descubrimiento de la estatua en honor de la princesa Diana, que tenía lugar este jueves en los jardines del palacio de Kensington. Pero no. Porque este viernes, una de las grandes ausentes en esa cita, Kate Middleton, ha hecho por fin acto de presencia en el torneo de Wimbledon, uno de sus compromisos favoritos por su afición al tenis y como patrocinadora de la Lawn Tennis Association. Su asistencia es más que esperada durante el campeonato y en este 2021 más aún, ya que el año pasado se tuvo que suspender por la pandemia. Y como es habitual, no ha decepcionado, porque ha tirado de su estampado favorito, los lunares, y de una combinación ganadora para marcar todo un punto de partido.

Kate ha escogido una falda de largo midi, al que es tan aficionada. Se trata de un diseño plisado en azul marino con lunares blancos de la firma Alessandra Rich. Su precio original es de 795 libras -algo más de 900 euros-, aunque ahora se puede encontrar en varias webs de venta online algo rebajada. La ha combinado con una blazer de la firma Smyhte, también en azul marino y con botones metálicos, además de un top en blanco que ha lucido por dentro de la cintura de la falda. El mismo color que ha utilizado para sus salones y el bolso, un modelo pequeño y rígido con asa y una enorme arandela en el cierre. Unos pendientes de oro y perlas de Simone Rocha y collar de Daniella Draper remataban el estilismo.

Con este look, la duquesa de Cambridge vuelve a reafirmar su idilio con los lunares. Y es que son varias las prendas que tiene con una tela muy parecida y de los mismos colores. Una de las más aplaudidas es el vestido que escogió para las fotografías familiares del 70º cumpleaños del príncipe Carlos, un diseño camisero de Alessandra Rich -la misma firma que ha lucido en Wimbledon- en color azul con lunares blancos, botonadura y puños a tono y cuello estilo baby doll. Curiosamente, era un diseño que habíamos visto meses antes, en la boda de Meghan y Harry, lucido por Abigail Spencer, una de las mejores amigas de la exactriz. Más recientemente, llevaba el mismo estampado pero en forma de blusa de Tory Burch, para una cita oficial junto al príncipe Guillermo. Curiosamente, ese mismo día escogía la misma mascarilla que le hemos visto en Wimbledon.

La aparición de Kate Middleton en Wimbledon ha sido 2x1, ya que además de disfrutar del tenis ha podido visitar una de las cocinas del recinto, que el año pasado se utilizaron para preparar 200 comidas calientes al día, para ayudar a la comunidad local. Ella misma se ha atrevido a ponerse en los fogones mientras le explicaban el funcionamento del proyecto.

Con esta cita, la esposa del príncipe Guillermo cerraba una semana laboral de lo más relajada, al menos públicamente, pero también deportiva, ya que su cita anterior fue en el estadio de Wembley junto a su marido y a su hijo mayor, para ver el partido que enfentaba a Inglaterra y Alemania en la Eurocopa de fútbol. Pero cierto es que ese día las miradas no fueron para ella: el gran protagonista fue el príncipe George, que hacía su debut en un compromiso oficial y también a la hora de ponerse ropa de adultos, ya que pudimos verlo con traje de chaqueta, incluyendo una corbata a juego con el príncipe Guillermo.

Donde sí se notó su ausencia fue en el descubrimiento de la estatua de su suegra, Diana de Gales. Por la situación sanitaria, fue un acto reducido, al que solo asistieron los dos hijos y los tres hermanos de la princesa. Y aunque la explicación oficial decía que nunca estuvo en los planes que asistieran las esposas de Guillermo y Harry, muchos han creído que se hizo de esta forma para que no destacara tanto la ausencia de la otra nuera de Diana, Meghan Markle, que no ha vuelto a Reino Unido desde marzo de 2020, el mes en el que se hizo efectivo el Megxit. De ahí que no vayamos a verla pronto en el torneo de Wimbledon, al que también es aficionada. Así que al menos este año será imposible que se repita la imagen de cordialidad que siempre daban las dos cuñadas cuando asistían juntas a algún partido, relajando tensiones e intentando desmentir que entre ellas hubiera una mala relación.