“Si yo puedo hacerlo, tú puedes”: la filosofía beauty que salvó la marca de Victoria Beckham
La empresaria se sincera en su serie documental de Netflix y narra la importancia del maquillaje a lo largo de su vida y cómo su línea beauty relanzó Victoria Beckham
Victoria Beckham en campaña promocionnal de su Victoria Beckham Beauty. (victoriabeckhambeauty.com)
Resulta curioso imaginarse a una pequeña Victoria incomprendida en el colegio por sus inmensas ganas de estar sobre el escenario, “era una marginada”, llega a decir en algún momento a lo largo del el documental ‘Victoria Beckham’ de Netflix.
Una de sus mayores preocupaciones, como constantemente repite a lo largo de los tres capítulos, es que la gente reconozca su valía. “Lo intentas con tanta intensidad”, le recalca su marido David Beckham. Durante años, Victoria quedó reducida a ex-Spice Girl y mujer de futbolista, pero los 20 años de su homónima firma de moda vienen a respaldar lo que tanto asía: tiene talento como diseñadora y quiere controlar hasta el más mínimo detalle de su empresa.
Pero, tras ver el documental, además de su pasión por la moda y su particular visión de esta, tampoco hay que desmerecer la constante presencia del maquillaje en su vida. Por ejemplo, ante la lluvia que podía arruinar el desfile en torno al cual se desarrolla la serie, una de sus preocupaciones era que, tras varias horas de maquillaje, el trabajo de los maquilladores y peluqueros se pierda.
Victoria Beckham en un total de su serie documental para Netflix.
Comentarios que pueden pasar desapercibidos en la vorágine de frivolidades de su lujosa y estresante vida como diseñadora de moda, pero es la propia Victoria la que recuerda en varias ocasiones que el maquillaje siempre estaba ahí.
De niña, se maquillaba para ir al colegio y, nada más entrar por la puerta la mandaban derechita a lavarse la cara, confiesa, igual que apunta que cuando era Spice Girl, la gente la identificaba por sus smokey eyes. No solo era la spice posh (pija), también era la beauty addcit.
Lo que no sabíamos hasta ahora es que esta intensa relación con el maquillaje se convirtió en cierto momento de su vida en un auténtico salvavidas. Cuando el imperio Victoria Beckham se tambaleaba por los problemas de gestión, “era el peor negocio, nunca tuvo beneficios” describe David Belhassen su socio al rescate; Victoria decidió confiar en su instinto y lanzó Victoria Beckham Beauty.
Victoria Beckham con sus snombras de ojos en crema (Instagram/@victoriabeckham)
Su filosofía no escrita en ninguna parte pero presente en cada corrector o sombra de ojos que lanza es ‘si yo puedo, tú puedes’, algo que repite en el documental. Después de haberse pasado media vida sentada en la silla de maquillaje, quería compartir sus trucos de belleza. Precisamente esa es siempre la lectura que hacen todas sus amigas celebrities al hablar de los cosméticos de VB: son fáciles de usar. Se pueden aplicar y difuminar con los dedos, no buscan perfección, buscan ser útiles y efectistas.
El éxito de la división beauty vino a refrendar el proyecto de Victoria ante su nuevo socio. Sin embargo, la creación de una línea de maquillaje no respondía solo ante la tendencia de un mercado en el que todas las firmas tienen su colección de belleza, el maquillaje ya había “salvado” a Victoria en el pasado.
“Tenía una piel muy problemática, recuerdo momentos en los que no tenía confianza para mirar a alguien a los ojos. Supongo que lo usaba como una máscara”, confiesa documental. Una máscara que también se ponía al subir al escenario, donde podía ser otra persona.
Durante su juventud, comenzó a coleccionar cosméticos en tamaño mini y descatalogados y, según fue creciendo, al igual que su fama, atesoró las fórmulas que las maquilladoras creaban para ella. Al resultar complicado dar con el tono de labios perfecto, mezclaban varios productos… Inquietudes que ahora sacia con Victoria Beckham Beauty, “ahora, con mi negocio de belleza puede obsesionarme con todo”.
Este cuidado máximo por los detalles, por supuesto, también tiene su reflejo en la pasarela. En un momento del documental, una de las modelos aparece con un moretón en la pierna y el pánico cunde porque la diseñadora no quiere que se vea.
El foco sobre David
Por supuesto, ese perfeccionismo recae, sobretodo, en ella misma. “Todos estos años ha parecido que estaba deprimida pero es porque cuando poso con David el siempre se coloca a la izquierda”, explica antes de acudir a la fiesta de Harper’s Bazaar en la que iba a recibir el premio a Empresaria del Año. “Si sonrío desde la derecha, parezco enferma”, explica antes la atónica mirada de su marido, que decide abandonar la conversación. Toda una vida posando con su lado malo, por amor, la explicación definitiva a por qué Victoria siempre parece enfadada.
Una de las primeras frases del documental es esa misma “este documental es sobre mí, no sobre él”, una declaración de intenciones que sobrevuela la mente de la diseñadora durante los tres capítulos.
“Quiero demostrarte lo que valgo”, le confiesa a su marido en un momento de debilidad, a lo que sigue, pocas escenas más adelante: “no quiero que tu autobronceador me manche la camisa”, un tira y afloja de poder, de lo más entretenido de ver y, gracias al cual sabemos que, además de sus retoques estéticos, David extiende su coquetería al mundo de moreno constante.
Resulta curioso imaginarse a una pequeña Victoria incomprendida en el colegio por sus inmensas ganas de estar sobre el escenario, “era una marginada”, llega a decir en algún momento a lo largo del el documental ‘Victoria Beckham’ de Netflix.