Sudar con el ejercicio físico no es sinónimo de adelgazar más y te contamos por qué

Una de las formas más saludables de perder algo de peso es hacer ejercicio físico, nos ayuda a quemar calorías y también a tonificar nuestros músculos, haciendo que nos sintamos más fuertes, más vitales y con más ganas de comernos el mundo.

Una de las primeras consecuencias y de las que somos más conscientes tras el ejercicio, además del cansancio físico, es que sudamos. En ocasiones tendemos a asociar la calidad del ejercicio que hemos realizado, y por tantos sus beneficios, con el sudor que hemos producido, pero esta relación no es tan directa como pensamos.

Aunque estemos convencidas de que, cuanto más sudemos durante el entrenamiento, más peso estamos perdiendo y por tanto más adelgazamos, esto es una verdad a medias.

Sudar forma parte de la naturaleza de nuestro cuerpo, es el sistema que tenemos para autorregular nuestra temperatura. Cuando la temperatura corporal sube, como sucede cuando hacemos ejercicio, el cerebro activa las glándulas sudoríparas de nuestra piel y estas producen humedad. Cuando se evapora, se lleva también parte del calor y así bajamos nuestra temperatura.

Como ves, mientras hacemos ejercicio sudamos para regularnos, no porque estemos quemando grasa. La grasa es liberada por las células para que el cuerpo las descomponga y así pueda obtener energía.

Entonces, ¿por qué peso menos tras una buena sesión de ejercicio que me ha hecho sudar? Esto sucede porque perdemos líquidos que debemos recuperar, por lo menos en parte.

Además de perder agua, cuando sudamos también eliminamos electrolitos y minerales como el potasio o el calcio, que debemos reponen. Cuando hayas repuesto el líquido perdido bebiendo agua, verás que tu peso no es tan diferente.

Conviene señalar que, aunque sudar y quemar grasa no son lo mismo, sí que existe una relación entre ellos, por ejemplo cuando el sudor es resultado del esfuerzo. Esto querrá decir que estás empleando mucha energía y por tanto consumiendo grasa de tu cuerpo.

Por tanto conviene evitar esos sistemas que hacen que nuestro cuerpo produzcan más sudoración de la que sería natural en nosotras pensando que así adelgazaremos más, como entrenar con mucha ropa, con prendas plásticas o envueltas en film.

Si pensamos que así estamos adelgazando más y no reponemos los líquidos que hemos perdido y nuestro cuerpo necesita, corremos el riesgo de sufrir una deshidratación. Si es leve nos causará sensación de sed, dolor de cabeza y un ligero mareo, pero en caso de ser grave las consecuencias pueden ser mayores, e incluso llegar a necesitar ayuda médica.