Adelgaza con la dieta atlántica, te contamos los beneficios de esta forma de alimentación

Aunque sea la más conocida, la dieta mediterránea no es la única que tiene beneficios para nuestra salud. De hecho, no es necesario irnos muy lejos, ni siquiera tenemos que salir de la península para encontrar otra forma de alimentación con la que conseguir mejorar nuestra salud mientras perdemos peso.

El objetivo de la dieta atlántica no es adelgazar, sin embargo es uno de los beneficios que podemos conseguir si nos decidimos a seguirla. Esto es así porque, entre otros motivos, es una dieta de bajo índice glucémico, lo que tiene grandes beneficios en casos de diabetes, pero también para lograr perder peso.

Es rica en hidratos de carbono complejos y también en vegetales, por lo que los niveles de azúcar en sangre aumentan de una forma más controlada que con otro tipo de carbohidratos. Gracias a ello se consigue un índice glucémico más bajo y una sensación de saciedad que dura más tiempo, consiguiendo beneficios a la hora de adelgazar.

Gracias a los alimentos que conforman esta dieta, como los vegetales, las frutas, las legumbres y los cereales, se la puede considerar rica en fibra. Esto ayuda a prevenir el estreñimiento y, junto con los lácteos fermentados, favorece el equilibrio de la flora intestinal.

La dieta atlántica también es rica en grasas saludables, gracias a su alto contenido en pesados azules, lo que puede ayudar a prevenir enfermedades de carácter cardiovascular. También cuenta con alimentos ricos en antioxidantes, lo que previene el envejecimiento prematuro de las células.

Sin embargo conviene tener cuidado porque también promueve el consumo de mariscos, por lo que los niveles de colesterol malo podrían verse alterados.

Esta dieta se basa principalmente en el consumo de alimentos de temporada, frescos, locales y mínimamente procesados y es típica de Galicia y del norte de Portugal. Es rica en pescados, tanto de mar como de río, recomendándolo al menos tres o cuatro veces por semana.

Promueve un consumo diario de lácteos, sobre todo de quesos y leches fermentadas, así como una alta presencia de alimentos de origen vegetal, como las frutas y verduras, pero también legumbres, cereales, patatas, frutos secos… Entre las frutas que recomienda destacan las manzanas y los cítricos y, entre las hortalizas, las coles.

Las carnes se consumen en menor medida, siempre con preferencia de las más magras, y para aliñar, nada mejor que el aceite de oliva.

El consumo de bebidas alcohólicas, como el vino, debe ser con moderación, siendo el agua la mejor opción para saciar nuestra sed, y le da gran importancia a la forma de cocinar los alimentos, apostando por una cocina tradicional, como en guisos y a la plancha, así como otros sistemas que no modifiquen en exceso las materias primas.

Las pautas que propone no son complicadas de seguir, solo debemos tomar más pescado que carne, introducir el marisco en nuestra dieta y acompañar nuestras comidas con una mayor cantidad de verduras y hortalizas, así como tomar alimentos locales y de temporada.

Lo ideal es acompañarlo de ejercicio físico, que nunca debería faltar en nuestra rutina, pero si además queremos adelgazar y perder peso, lo mejor es ponernos en las manos de médicos y nutricionistas para que nos ayuden a crear un plan efectivo y personalizado, que se adapte a nuestro caso concreto.