Cinco de las mejores sumilleres españolas nos comparten su fondo de armario vinícola
Atención a estas referencias de cinco destacadas profesionales del vino. Vinos que ellas disfrutan en su ámbito privado transformados ahora en excelentes pistas para ti
Esta página está protagonizada por cinco grandes expertas, pero podrían ser más. El número de estupendas mujeres sumilleres no deja de crecer en España. Nuestras cinco elegidas son reconocidas profesionales del vino, con predicamento en el sector y situadas en el top de la sumillería. Trabajan desde hace años en restaurantes de sobra conocidos y han recibido, y siguen recibiendo, importantes distinciones de muy diversa índole. Ahí está, por ejemplo, el prestigiado Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Sumiller que disfrutan dos de nuestras elegidas: María José Huertas y Gemma Vela, habituales de ponencias, participando en catas o impartiendo clases.
Hechas las presentaciones, y más allá de su relación profesional con el vino, les hemos pedido que compartan el nombre de algunas de las botellas que forman parte de su fondo de armario. Será curioso comprobar sus gustos coincidentes. La pregunta común refiere cuáles son los vinos que nunca faltan en su botellero, y todas apuntan a los generosos, además de subrayar la versatilidad de todos sus elegidos. Nada que ver con lo que muchos se empeñan en etiquetar como vinos femeninos, o lo que sería lo mismo: 'rosaditos, blanquitos o vinitos fresquitos'.
¡Aviso a navegantes! Por mucho que se hayan empeñado, el gusto vinícola nada tiene que ver con el género, sino con la experiencia, la formación, incluso el interés o la curiosidad. Lo otro, mero reclamo comercial, desgraciadamente manido y con ciertas connotaciones ‘peyorativas’ (asociado a vinos sencillos, sin chicha) que no responde a la realidad.
Nuestras cinco profesionales se encargan ahora de desmontar estos artificios con buenas recomendaciones y mejores argumentos.
Gemma Vela
Es una de las pioneras en ejercer la profesión y la primera en hacerlo en un hotel de lujo. Llegó al hotel Ritz con tan solo 23 años y, tras los cambios acontecidos en la propiedad del histórico edificio, Gemma Vela sigue en la casa ahora como primer sumiller del rebautizado Mandarin Oriental Ritz Madrid. Un trabajo que compagina con la participación en catas de diversa índole, aparte de ser miembro del equipo de profesionales que elaboran la Guía Gourmets.
Trabajo aparte, para su día a día lo tiene claro: “Vinos que sean expresivos, elegantes, con carácter, que demuestren su personalidad, que de alguna manera me emocionen y que perduren en mi recuerdo. Es decir: que transmitan placer”. Teoría que en la práctica se traduce en un botellero donde: "No puede faltar algún generoso, porque son parte de nuestra historia y su sabor me traslada al sur. Y un clásico, tanto blanco como tinto, cuya elección va a depender del momento y de la compañía. Es difícil elegir porque son muchos, pero podría empezar con el Do Ferreiro Cepas Vellas, un albariño de Rías Baixas, y el tinto Valbuena 5º Año de la Ribera del Duero que elabora Vega Sicilia”.
María José Huertas
Lleva años al frente de la sala y de la bodega de Paco Roncero Restaurante, el 'place to be' gastro del Casino de Madrid, en la calle Alcalá. María José Huertas es de las profesionales reconocidas con honores en el sector y una auténtica disfrutona cuando de compartir vinos con amigos se trata —sus redes sociales así lo acreditan—. “En mi casa no puede faltar un vino de Jerez, normalmente manzanilla o fino. Y algún blanco interesante, rosado u orange —los llamados vinos naranjas, un tipo de blancos que fermentan y maceran junto a pieles de naranjas—. También los tintos ligeros, como los gallegos de la Ribeira Sacra, alguna garnacha de la Sierra de Gredos o vinos de pinot noir. Me encanta ver las pelis con una copa de jerez, y como mi dieta consiste en platos bastante livianos, todos encajan bien”.
En sintonía con estas afirmaciones, María José señala que entre sus básicos pueden estar: “La manzanilla Solear en Rama (Bodegas Barbadillo); la que elabora otro Barbadillo —en este caso Antonio— Sacristía AB o el fino de Bodegas Tradición. Entre los albariños me gustan los Pazo Señorans o el de Bodegas Fefiñanes, y entre los godellos, el estilo de Louro (Rafael Palacio Viticultor). Y completaría con los ricos tintos de la joven bodega orensana Fedellos do Couto, me gustan mucho por su frescura, elegancia y ligereza”. Elaboraciones frescas, con intensidad aromática, buena acidez “y con más elegancia que madera y tanicidad".
Nuria España
Nuria España es toda una luchadora, una mujer infatigable, pero, ante todo, una de las personas más entrañables del vino. Su personalidad es única: soñadora, positiva, extrovertida y con un discurso infinito. Pero además es una sumiller sesuda, estudiosa y gran conocedora de los vinos españoles y del mundo. Curtida en batallas varias, ha pasado por direcciones de referencia como el alicantino restaurante Monastrell, y antes y después por los madrileños Coque, Rubaiyat, Lavinia o Bar Manero. Actualmente, reside en Tenerife y es sumiller del Royal River Luxury Hotel y del Royal Garden Village.
Presentada como merece, al igual que sus anteriores colegas, España sitúa en el Marco de Jerez el origen de algunos de sus vinos imprescindibles. “Me emocionan como no lo hace ningún otro vino del mundo, aunque también a día de hoy las elaboraciones canarias me dan mucho juego por su versatilidad —explica—. El vulcanismo que los caracteriza e identifica les proporciona matices muy especiales, pero además es que en la relación calidad-precio son imbatibles, ya que no necesitan largas crianzas. Y me gustan también porque son gastronómicos y muy sápidos gracias a la influencia del Atlántico”.
Pero dicho esto vuelve al sur y habla de un básico, la Manzanilla Sacristía AB, “un vino que lleva años en mi top”. Al que acompaña con otras dos referencias: “El blanco L'Ombre Treixadura, de viñas muy viejas de la demarcación de Ribeiro, un vino muy bien hecho por un pequeño elaborador llamado Jorge Pérez. Y me flipa el tinto Carralcoba, un Rías Baixas de Eulogio Pomares, otro pequeño-gran elaborador. En definitiva: "Quiero vinos con alma y corazón que tengan algo que contar”. ¡Pues eso!
Noemí Martínez
Es la sumiller y jefa de sala del vallisoletano restaurante Trigo (con una estrella Michelin), que puso en marcha junto a su marido, el cocinero Víctor Martín, hace ya más de quince años. Así despegaba el sueño de Noemí Martínez, un proyecto que no ha dejado de recibir premios y halagos desde sus inicios. Tras participar en varios eventos de Madrid Fusión 2023, no duda a la hora de señalar a los habitantes habituales de su botellero, vinos de crianza biológica (como los jerezanos) y espumosos "que levantan el ánimo, acompañan momentos de relax y activan el ingenio”.
Entre sus referencias de cabecera encontramos Pálido, de Bodegas de Alberto, un tipo de elaboración singular y minoritaria de uvas de verdejo que se hace en Rueda con crianza biológica. “Siempre me han gustado las variedades blancas, su versatilidad y potencial en la mesa, pero en los últimos años me vuelven loca. Es la razón por la que también me apunto a Dominio del Pidio Albillo (DO Ribera del Duero), que es extraordinario, y Belondrade (DO Rueda), de la bodega del mismo nombre y que refleja el potencial de la verdejo, por la diversidad de parcelas de las que procede y el posterior trabajo de ensamblaje que hacen en bodega”. Consumidora practicante y muy apasionada, hace de los vinos expresivos sus imprescindibles: "Esos que van cambiando por momentos y no te dejan indiferente”, explica. Por eso refiere también su predilección por el amontillado de Jerez, “porque es elegante y versátil. Una cualidad que comparte con los blancos con lías o los tintos frescos de paso ligero".
Cristina de la Calle
Reconocida experta en el mundo Jerez, su trayectoria transcurre por importantes direcciones madrileñas que han convertido a Cristina de la Calle en otra de las profesionales de enorme prestigio entre sus colegas. En la actualidad es sumiller en Verdejo Restaurante y Tabanco, el exitoso local capitalino de la cocinera Marian Reguera, donde se reconocen como grandes amantes de los vinos del sur. “Maravillosos, únicos y muy versátiles”, adelanta.
Hablando de sus vinos, lo tiene clarísimo. “Sin dudarlo, una manzanilla como Sacristía AB de Antonio Barbadillo —¡ya un clásico en este artículo!—, un vino de palomino que transporta a las bodegas sanluqueñas, a una crianza tan fina como compleja, elegante, sápida y sutil”. Si hablamos de blancos, nos lleva hasta los montes de Toledo con “Vallegarcía Viognier (Pago de Vallegarcía), por su rica paleta aromática: fruta madura, flores blancas, especias dulces y carne de membrillo. Además de por su textura untuosa y volumen en boca”.
Pero Cristina no se resiste a apuntarnos un tercero, en este caso un rosado de Cebreros, K Pi Rose, de Bodegas Daniel Ramos, “con largo recorrido, elegancia y persistencia, además de la marcada mineralidad que imprime la zona. Me gusta disponer de diversos estilos de vino para tener donde elegir según cuándo y con quién lo vaya a compartir, porque el objetivo es que despierten los sentidos de los reunidos para que ese momento se convierta en único”.
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Esta página está protagonizada por cinco grandes expertas, pero podrían ser más. El número de estupendas mujeres sumilleres no deja de crecer en España. Nuestras cinco elegidas son reconocidas profesionales del vino, con predicamento en el sector y situadas en el top de la sumillería. Trabajan desde hace años en restaurantes de sobra conocidos y han recibido, y siguen recibiendo, importantes distinciones de muy diversa índole. Ahí está, por ejemplo, el prestigiado Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Sumiller que disfrutan dos de nuestras elegidas: María José Huertas y Gemma Vela, habituales de ponencias, participando en catas o impartiendo clases.