Kortajarena, Lomana o Erentxun: cónclave de vips en una boda de estilo circense

En ocasiones, las bodas más primorosas no se asemejan a un cuento de hadas. De hecho, algunas de estas incluso se parecen a una tarde en el circo. Algo así debió pensar Amaia Echevarría, directora del céntrico hotel madrileño Santo Mauro, cuando se casó con Rubén López, CEO empresarial, el sábado pasado tirando de agenda VIP. Para asistir, solo había una condición: la temática del enlace era circense y había que ir vestido acorde a esa idea. Nada de vestidos pomposos que se asemejaran a una princesa, sino todo lo contrario: la novia consiguió el look perfecto con un vestido estilo años cincuenta firmado por Gloria Ríos que cambiaba por completo las reglas del juego nupcial.

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El evento fue celebrado en el hotel boutique y apoyado por parte de su equipo de trabajo: desde la cocina a los camareros, como ella misma mencionaba en su Instagram. La voz del evento fue la cantante Lourdes de Russian Red, amiga de la novia que acudió en medio de una ajetreada agenda de viajes -como muestra en sus redes sociales-. Suponemos que entonaría algún que otro tema entre los brindis y fotomatones que abundaban en la celebración.

El plato fuerte se reservó para los padrinos de las nupcias: Mikel Erentxun (cantante de Duncan Dhu), la socialite Carmen Lomana (que se encuentra en medio de una calurosa temporada de ‘MasterChef Celebrity’) y nuestro modelo más internacional, Jon Kortajarena. Entre los invitados también se dejó ver Moisés Nieto, modisto jienense ganador del certamen Who's On Next que organiza 'Vogue'.

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Una extraña aleación de celebridades que nos dejaron momentos divertidos en Instagram bajo el eslogan ‘Circus Flow Tour’. Erentxun compartía esta simpática imagen con Kortajarena.

El bodorrio se prolongó “hasta las tantas”, tal y como reconoció Jon en sus 'stories' de Instagram. Fiestón que se iniciaba con un discurso por parte de Lomana, que aportó un toque de humor algo irónico cuando se subió a un escenario ataviada con un colorido vestido acorde a la temática.

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Como la misma Echevarría comentaba feliz, la fiesta posterior estuvo llena de “tequila, forzudos, zancudos y mucho rock and roll”. Lo que nos hace pensar que el vals de enamorados no fue una balada al uso, sino una canción que levantó a los invitados que asistieron a lo que Lomana llamó “una de las fiestas de boda más divertidas a las que había asistido”. Y no dudamos de que la socialite ya se ha paseado por bastantes para creer dicha afirmación.