¿Cuánto costaron y cómo se hicieron las fotos de Isabel Díaz Ayuso con su novio en Ibiza?

“Solo quería llegar y ponerme las chanclas”. Nada más sencillo. Nada más complicado.

Cuando una se apellida Díaz Ayuso y es la presidenta de una comunidad autónoma española, ponerse ‘solo’ unas chancletas puede convertirse en una auténtica odisea. Sobre todo, si no vas sola. Sobre todo, si vas acompañada por una nueva conquista. Sobre todo, si das rienda suelta a tus deseos.

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Patricia Izquierdo

Hace dos semanas, la revista ‘Lecturas’ abría su edición con una entrevista exclusiva a Kiko Rivera. Sin embargo, el plato fuerte de la portada estaba en las fotografías situadas en la esquina inferior izquierda: dos imágenes de un antes y un después. A la izquierda, Ayuso pasea tranquilamente con un hombre. A la derecha, la política del PP se lo come a besos. Literal. No es una figura retórica: beso tornillo, nos atreveríamos a decir. Las imágenes fueron la comidilla de ese día, y de los siguientes. Después de haber terminado su relación con Jairo Alonso, las explícitas imágenes de Ayuso y su nuevo acompañante no dejaban lugar a dudas. Pero ¿cómo se lograron esas fotografías? ¿Quién las hizo? ¿Cuánto costaron? Algunas de las respuestas están en las propias palabras de la presidenta madrileña: “Fui a Ibiza y me tuve que registrar para alquilar el coche y todo. El que me lo alquiló flipaba”.

Cada año, Eivissa se transforma en el epicentro de lo social: desde varias plantillas de equipos de fútbol españoles (Ramos, Messi, Busquets, Alba...) hasta estrellas internacionales, la isla balear (al igual que sus vecinas, Mallorca y Menorca) se convierte en un reclamo para grandes nombres del cine, la música, el deporte y la política. De Naomi Campbell a Valentino Rossi, de Leonardo DiCaprio a Eugenia Martínez de Irujo. TODO-EL-MUNDO que es alguien en algún lugar pasa por la isla. Por eso no es extraño que desde que empieza la temporada, a finales de mayo para los más madrugadores, hasta que termina a mediados de septiembre, la isla se llene de reporteros gráficos dispuestos a llevarse la exclusiva del año. Allí se gestaron las famosas imágenes de una Isabel Pantoja cabizbaja y meditabunda mirando el fondo marino desde un yate. El primer ‘posado-robado’ de la folclórica en bañador monopolizó las conversaciones del verano de 2017. En Ibiza se grabaron las imágenes de la pelea entre Justin Bieber y Orlando Bloom que cruzaron fronteras en 2014. Si pasa algo en verano, pasa en Ibiza. Y eso los paparazzi lo saben.

Por eso es normal que ellos, como las discotecas y los beach clubs de la isla, sean los encargados de arrancar la temporada. Verano tras verano, los fotógrafos llegan, alquilan casas, sientan su base de operaciones y ponen en marcha su pequeña red de contactos a través de agencias de alquiler de coches, de barcos, conserjes de hotel, periodistas locales, RRPP de clubs y en realidad de cualquiera que sea capaz de ver en un rostro famoso una oportunidad de negocio. Y en ese momento, en ese lugar, en esa situación, Díaz Ayuso lo era.

Las imágenes de la política y su acompañante las consigue una de las grandes agencias de fotografía españolas desde el epicentro donde se está produciendo la noticia. A pesar de lo que algunos apuntaron, no hubo seguimiento desde la capital, no se produjo chivatazo sobre sus movimientos ni se sometió a la política a un exhaustivo control de movimientos, sino que todo fue fruto del orden normal de las cosas. Las cosas de Ibiza, se entiende. Alguien ve algo, alguien avisa a alguien, alguien hace las fotos. “El que me lo alquiló flipaba”.

¿El negocio del verano?

Sí, y no. Unas fotografías de este tipo siempre levantan pasiones. Económicas también. Pero en el caso de Ayuso en 2021 menos. Por dos motivos, principalmente: por un lado, las exclusivas ya no se están pagando como se remuneraban hace unos años. La crisis editorial que está experimentando la prensa del papel obliga a rebajar las tarifas. Por otro lado, los personajes de perfil político cotizan por debajo de las celebrities de otros ámbitos.

Teniendo en cuenta estas dos premisas, y según fuentes del sector consultadas por Vanitatis, las fotografías de Ayuso con Alberto González en la isla pitiusa podrían haber alcanzado una cifra en torno a los 10.000 euros, que está muy bien, ojo, pero muy alejada de las que se pagaron, por ejemplo, por las de Isabel Pantoja en bañador en la misma isla y que rondaron los 40.000. Y pensar que dos años más tarde nos íbamos a hartar de verla de esa guisa en ‘Supervivientes’. Lo de Díaz Ayuso va a ser más complicado de repetir: después de la reacción de la política a la publicación de las fotos (“No estoy nada contenta”) dudamos de que la presidenta vuelva a expresar sus sentimientos públicamente de forma tan ‘a la madrileña’.