Cristina Peri Rossi y su primer amor: le pidió matrimonio a su madre a los tres años

“La primera vez que me declaré a mi madre, tenía tres años”. Cristina Peri Rossi, flamante nuevo Premio Cervantes, pasó su infancia enamorada de su madre, a quien le pedía casarse cada dos por tres. Lo cuenta la poetisa y novelista en un libro colectivo dirigido por Laura Freixas y escrito por mujeres de la talla de Peri Rossi, Carmen Laforet y Esther Tusquets.

En este maravilloso ‘Madres e hijas’ (Anagrama, 1996), muchas autoras muestran su lado más cómico y se ríen de sí mismas y de sus obsesiones a través de la relación con su madre. Y en ese cajón se encuadra la nueva Cervantes. ‘Mi primer’ amor’, titula su relato, en el que cuenta con gracia y amor, sí, cómo fue su trato con su madre.

Y Peri Rossi pasó su infancia enamoriscada de mamá. “Yo tenía propósitos serios: pretendía casarme con ella. El matrimonio de mi madre (del cual fui fruto temprano) había sido un fracaso, y ella estaba triste y angustiada. Los animales domésticos comprenden instintivamente las emociones y los sentimientos de los seres y procuran acompañarlos, consultarlos: yo era un animal doméstico de tres años”.

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Las relaciones entre madres e hijas son uno de los asuntos menos tratados en la literatura; pocas autoras han escrito o han podido publicar sobre el asunto, cuando es uno de los más intensos en las vidas de las mujeres que tienen hijas. Así que Freixa, consciente de esta carencia literaria, publicó este libro colectivo en el que las autoras se desnudan en lo más íntimo: su relación con sus madres.

"Me estimuló a crecer"

“Mi madre escuchó muy atentamente mi proposición. (Siempre me escuchaba muy atentamente como debe hacerse con los niños). Creo que se sintió halagada”, escribe la premiada. “Ahora bien -me explicó mi madre-, nuestro matrimonio no podía celebrarse, por el momento, dado que yo todavía era muy pequeña. Era una razón que yo no podía comprender. Mi madre era una mujer bellísima (…), inteligente, culta, aunque frágil y asustada (…). Yo estaba dispuesta a protegerla (algo que mi padre no había hecho) (…). Siempre le agradeceré a mi madre que me hubiera dado esa respuesta. (…) Además me estimuló a crecer”.

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Uruguaya de nacimiento, Peri Rossi se instaló en Barcelona en 1972, donde ha desarrollado toda su carrera y su vida, claro. En la capital catalana se convirtió en la única mujer que formó parte del ‘boom latinoamericano’ de los 70 y 80. Activista y defensora de los derechos civiles, en especial de las mujeres y el colectivo LGTBI, Peri Rossi tiene una amplia literatura erótica, entre poemas y relatos, que le han dado una voz única. Su relación con su madre siempre ha tenido mucho peso en su obra y un claro ejemplo es cómo se hace llamar: con el apellido materno.

Activista feminista y LGTBI

De esa relación, cuenta en ‘Mi primer amor’, nació su deseo de cambiar el mundo. Porque no podía casarse con su madre, así se lo contó ella. A los cuatro años volvió a pedirle matrimonio y su mamá le dijo que la ley no permitía esas cosas. "La ley, pues, impedía nuestro matrimonio. Lo acepté con entereza, pero secretamente dispuesta a realizar todos los esfuerzos para cambiarla, dado que la ley vedaba el cumplimiento del deseo de las personas".

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“Me dediqué a reflexionar muy concentradamente en este nuevo conocimiento acerca de la vida, que mi madre me había aportado: los deseos -aun aquellos que nos pertenecen los más justos y nobles- pueden chocar contra la ley y esta es muy difícil de cambiar. Este conocimiento, adquirido a edad temprana, fue una de las revelaciones más importantes de mi infancia, y sus consecuencias duraron toda la vida”.

Relación con Julio Cortázar

De sus relaciones poco se conoce, solo que mantuvo una intensa y corta con Julio Cortázar, con quien vivió durante un tiempo en París. Sus relatos eróticos lésbicos, así como toda su literatura, dejan entrever sus pasiones y su propia biografía, las mismas que ahora la han llevado a ganar el Premio Cervantes, el más importante de la literatura en español.

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“Los enamoramientos son pasajeros”, le dijo su madre cuando ya era algo mayor. Y ella lo recuerda en su especial relato: “Es completamente cierto. A lo largo de la vida, he tenido muchos amores intensos, apasionados. Después de un tiempo, cuando volvemos a vernos, no somos capaces de tomarnos un café. En cambio, cuando vuelvo a ver a mi madre, la alegría y la ternura son las mismas. Tomamos café, reímos, paseamos, leemos juntas y escuchamos música. No sólo he crecido lo suficientemente para alcanzarla, sino, que a veces, yo soy la madre y ella es la hija. Ha sido nuestra manera particular de cambiar la ley de los hombres”. Así termina ‘Mi primer amor’, un relato delicado y divertido sobre cómo una madre influye en la vida de su hija, cómo marca sus relaciones y su forma de pensar.