Concha Velasco, toda una superviviente: soledad, whisky, pastillas y M-30
La vida de Concha Velasco no ha sido sencilla, un camino que la ha llevado hasta donde está hoy día, retirada y sufriendo los achaques típicos de su edad
Las palabras de Concha Velasco cada vez son menos frecuentes, por eso siempre es un placer escucharla hablar, verla actuar o revisitar algunas de sus interpretaciones. Hace tiempo que su carrera llegó a su final, siendo ella misma, con el apoyo de sus seres queridos, quien decidió que era un buen momento para echar el freno. Tras toda una vida dedicada al espectáculo, las cosas ya no eran iguales y, aunque energía y ganas seguía teniendo, lo mejor para ella era dejar los escenarios por decisión propia.
Su hijo Manuel Martín Velasco se ha convertido en una suerte de portavoz, y en las ocasiones en las que su madre pasa a ser protagonista de la actualidad, como con su reciente mudanza a una residencia, él se encarga de aclarar cualquier duda que pueda existir al respecto, una muestra del respeto que siente por su madre, pues no quiere que las palabras de Concha, famosa por adornar ligeramente las historias que cuenta, sean interpretadas de una manera errónea, tal y como sucedió cuando se supuso que estaba arruinada, al asegurar la artista que había tenido que vender parte de sus pertenencias para conseguir dinero, según se recogió en 'El Norte de Castilla'.
La retirada la pilló subida a las tablas, interpretando 'La habitación de María', y recuperada de los problemas de salud que tuvo en el pasado. Superados los 82 (el 29 de noviembre pasado los cumplió), la actriz sigue gozando de una popularidad espectacular, no solo entre los fans de toda la vida, sino también en las nuevas generaciones, que la han redescubierto en 'Las chicas del cable' de Netflix e incluso en 'Élite', cantera actual de jóvenes actores, donde han incluido en la banda sonora la canción 'Con poco se puede ser feliz', un cover que la actriz vallisoletana hacía de 'Il suffit d'un rien pour être heureux', de Alice Dona, que interpretaba en 'Pero ¿en qué país vivimos?'.
Poco podemos añadir en este artículo de la trayectoria profesional de Concha Velasco que no se sepa a estas alturas, porque lo ha hecho todo (o casi), y desde estas líneas lo que queremos subrayar es su 'star quality'. Concha Velasco es una estrella y se comporta como tal. No como una diva, eso es otro concepto. La 'chica yeyé' es muy consciente de que las leyendas no se forjan solo con grandes interpretaciones, sino con la dimensión humana, que es lo que acaba esculpiendo el imaginario colectivo.
Concha Velasco ha sabido atraer los cañones de luz a su persona en los medios de comunicación, con los que siempre ha mantenido una excelente relación, porque pertenece a la estirpe de entrevistados que juegan a favor de obra. Poca gente es capaz de generar tantos titulares y con tan buen 'timing'.
La actriz ha demostrado en sus comparecencias televisivas que la sinceridad es la mejor moneda de cambio para mantenerse, porque llegar es mucho más sencillo, como ya subrayaba Debbie Allen en 'Fama'. Alarde de ello hizo en una de sus últimas entrevistas para 'Sábado Deluxe', donde desveló uno de los secretos de su vida mejor guardados: la identidad del padre de su hijo Manuel, desconocida hasta ahora.
"El padre biológico de mi hijo ha fallecido hace poco en enero y ahora ya puedo decir de quién se trata", adelantaba Concha Velasco en el año 2021. Un hombre del que "estuve muy enamorada de él". "Era el director de fotografía Fernando Arribas", confesó. "Lo he contado en este momento porque ha fallecido, pero guardamos el secreto porque queríamos proteger su intimidad".
La actriz nunca ha tenido reparos en hablar de cuestiones tan delicadas y privadas como la salud e incluso desvelar episodios que, si no hubiera sido por ella, no habrían trascendido, como la hospitalización de su hijo Paco hace un tiempo: "Ha estado muy grave. Hace una semana casi se nos va al otro mundo. A él no le gusta que lo cuente, pero ha estado malo y esta noche dormiré con él", comentaba la actriz en diciembre de 2019 en la presentación de la obra en el Teatro de la Latina de Madrid.
Tocando fondo
Claro que difícilmente pueden superarse las declaraciones que realizó en 2012, cuando llegaba al mismo teatro madrileño la función 'Yo lo que quiero es bailar'. Relataba entonces los que para ella fueron los siete peores años de su vida, cuando perdió su casa en la avenida de San Luis: "Me fui a vivir a un hotel de la M-30 donde estuve seis meses fumándome las cajetillas de tabaco de cuatro en cuatro y bebiendo vino blanco y seco. Afortunadamente, llegó mi hijo Manuel con Antonio Durán, que se hizo cargo de mi carrera e hizo que yo me hiciese cargo de mi vida".
La cosa no quedó ahí, relató un episodio que hubiera sido digno de estar en la biografía de Liza Minnelli, estrella mundial a la que ella poco (o nada) tiene que envidiar: "Estaba metida en la cama y a punto de tomarme una botella de whisky entera con todas las pastillas que tenía a mano. Esa noche fui a Buenafuente... y me reí tanto que me dije a mí misma: 'Ya lo pensaré mañana' -una fabulosa alusión a Escarlata O'Hara en 'Lo que el viento se llevó'-. Buenafuente me salvó la vida".
Una labor titánica sería también resumir los titulares que a lo largo del tiempo Concha Velasco acuñó sobre Paco Marsó, el gran amor de su vida y un hombre con el que vivió grandes glorias personales y capítulos durísimos, que, sin embargo, la llevaron a declarar dos años después de la muerte del productor, en 2012, que "si viviera hoy le perdonaría".
Un rosario y un jersey
Otra cuestión que ha abordado la actriz en algunas ocasiones, con su gran capacidad para crear con palabras imágenes potentísimas, es la muerte. Al igual que Lola Flores describió a Lauren Postigo cómo quería que fuera su entierro en el mítico programa 'Cantares', en una entrevista con Andrés Arconada ese mismo año afirmaba que "cuántas veces me has oído decir que cuando yo me muera quiero que me metáis en la caja el jersey que me hizo mi madre, el rosario de Santa Teresa -en alusión a la emblemática serie que rodó a las órdenes de Josefina Molina, flamante Premio Nacional de Cinematografía- y, por favor, ponedme música de Frank Sinatra".
Ella misma, consciente de que a veces sus declaraciones podían sacarse de contexto o incluso traer consecuencias no deseadas, decía que "debería cortarme la lengua muchas veces... pero cada uno es como es". En tiempos tan políticamente correctos, en los que se retuercen las palabras y los discursos se trufan con eufemismos, Concha va con su verdad por delante: "Cuando me dicen que cómo me defino, digo que soy socialista, católica y española. A mí no me da vergüenza decir España", declaraba el pasado enero en 'Papel' de 'El Mundo'.
Acosada
En la era del #MeToo tampoco nos ha escatimado Concha una confesión muy valiente: ella también sufrió acoso. "Me he topado con muchos pulpos, pero siempre he tenido una derecha rápida. Y una izquierda y una rodilla a punto, por si la mano no era suficiente. Hay señores a los que les he dado una patada en los mismísimos y me han vuelto a contratar. Otra vez, no. (...) Una vez hasta tuve que saltar por la ventana de la habitación de un hotel mientras rodaba una película para zafarme de un actor muy famoso", declaraba a 'SModa' en 2019.
Incombustible, tras tener que vender su casa de Madrid, como una heroína de cine que se cae y se vuelve a levantar las veces que haga falta, decía que "a los 79 años, empiezo de cero, pero ya no tengo ninguna deuda. Puedo dormir tranquila", confesaba a 'Semana', algo parece que sigue siendo cierto, solo que ahora en una cama diferente. También se mantienen sus ganas de seguir peleando y luchando incansable.
Las palabras de Concha Velasco cada vez son menos frecuentes, por eso siempre es un placer escucharla hablar, verla actuar o revisitar algunas de sus interpretaciones. Hace tiempo que su carrera llegó a su final, siendo ella misma, con el apoyo de sus seres queridos, quien decidió que era un buen momento para echar el freno. Tras toda una vida dedicada al espectáculo, las cosas ya no eran iguales y, aunque energía y ganas seguía teniendo, lo mejor para ella era dejar los escenarios por decisión propia.