Valeria Mazza: "Versace fue el que me dio mi primera oportunidad en Europa, porque le faltaba una modelo"

Considerada la primera ‘top model’ nacida en Hispanoamérica, Valeria Mazza fue, es y será siempre una parte de la historia de la moda a nivel mundial. La imagen de su rostro angelical, su mirada azul verdosa y su cabellera rubia caminando sobre la pasarela parece inolvidable. Sin embargo, su empeño y marcada personalidad le permitieron no convertirse en simplemente un físico. Así, con el paso del tiempo logró reinventarse como empresaria, actriz y presentadora en América, Italia y España; convirtiéndose en uno de los rostros más consolidados a nivel mediático.

Habiendo cumplido, hace tiempo, su sueño de formar una familia unida, junto a su marido, Alejandro Gravier, con quien tiene cuatro hijos, Balthazar, Tiziano, Benicio y Taína, y copresentando el programa de Telecinco ‘Bailando con las estrellas’, a sus recién cumplidos 52 años, la argentina se encuentra disfrutando de su periodo más dulce a nivel profesional. Precisamente, en este momento tan feliz, charla telefónicamente con Vanitatis desde Milán, donde se encuentra viviendo en primera persona la Fashion Week.

Se dice pronto pero, si tenemos en cuenta que empezaste a trabajar a los 17, llevas ya 35 años de trabajo en los que has sido presentadora, empresaria, modelo… ¿Qué es lo que más te ha sorprendido en tu trayectoria, aquello que jamás imaginaste que harías?

Todo (risas). En realidad, yo nunca soñé, ni deseé ser modelo, trabajar en la tele, ser una persona famosa… Por eso vivo todo con tanta ilusión. Entré en este mundo a modo de curiosidad, por así decir, porque todo el mundo me lo decía, y acabé viendo una gran oportunidad laboral. Entonces me mudé a Buenos Aires y lo convertí en mi trabajo. Al año me vine a Europa y el boom continuó. Ahí fue cuando me di cuenta de que podía construir una carrera y me esforcé al máximo por intentar aprender lo máximo posible y superarme a mí misma; intenté tratar de ser mi mejor versión.

La moda me abrió distintas puertas, como la posibilidad de hacer televisión, cine, crear mi propia marca; y, bueno, yo curiosa y aventurera (risas) me fui lanzando a los distintos proyectos que se me ofrecían. Precisamente, en la televisión vi la oportunidad de que la gente conociese mi personalidad, mi voz, mis opiniones, y no se quedasen con la mera y vacía imagen de la mujer guapa sobre las pasarelas. Afortunadamente, fue bien y me llevó a la MTV de Latinoamérica, incluso a Italia y España, donde estoy también ahora mismo.

Llegando a este universo “por sorpresa”, tal y como dices, ¿te estableciste unos objetivos claros? Porque sé que eres una mujer muy exigente…

Pues, mira, lo que siempre quise y deseé tener en la vida era una familia. Por ello, a pesar del trabajo, me dedicaba en cuerpo y alma a fortalecer mi relación con Alejandro, mi novio en ese momento y ahora mi marido, con el que llevo casada desde el 98 y tengo cuatro hijos. Ahora, tengo la familia que siempre soñé y el trabajo que nunca soñé. Si he llegado a este punto, creo que ha sido por mi personalidad y mi dedicación, algo que aprendí durante mi época de nadadora, la cual me aportó mucho compromiso y resiliencia.

Eres considerada la primera gran modelo de origen latino, tu vida en los 90 parece el sueño de cualquier amante de la moda, trabajaste con Claudia Schiffer o Naomi Campbell, para firmas de la talla de Valentino, Armani, Versace o Dior. ¿Guardas contacto con alguna persona de ese pasado glorioso?

¡Obvio! Por ejemplo, ayer en el desfile de Alberta Ferretti en la Semana de la Moda de Milán coincidí con Eva Herzigova, que es una de mis amigas más cercanas. Yo estuve en su boda y ella en la mía, también nos vemos a menudo por Italia y hacemos juntas escapadas a la montaña en familia. Con Naomi también he mantenido el contacto y hace poco coincidí en la Fashion Week de Nueva York con Diane Kruger, que hacía mil años que no la veía y aprovechamos para ponernos al día. La verdad, creo que fui una afortunada porque viví la época dorada de la moda; cuando yo trabajé en la moda, la moda estaba de moda.

¿Hay alguna anécdota recurrente de aquella época que te encante contar en cenas o comidas con amigos?

Nunca olvidaré que Gianni Versace fue la persona que me dio mi primera oportunidad en Europa y fue por total casualidad. Recuerdo que me llamó mi agencia y me dijo: "Ve corriendo al atelier que les falta una modelo para su desfile". Llegué allí, caminé por dentro con una timidez espantosa y Gianni y Donatella me miraban y me decían: “Va bene”. A las horas estaba haciendo mi primer show con ellos. Fue estar en el momento justo y en el lugar adecuado, que dicen, aunque también debo decir que yo estaba entrenada, preparada y lista para cuando llegase ese momento.

También formaste parte de los desfiles de Victoria's Secret. Los shows fueron cancelados hace un par de años debido a la falta de diversidad corporal. Como modelo, ¿cómo ves este giro que amplía el espectro de la nueva belleza?

La moda debe adaptarse y acompañar al momento que estamos viviendo, y es evidente que el concepto de belleza de la década de los 90 ha cambiado. Antes se hablaba del 90-60-90; eso no existe más. Vivimos en un momento de mayor libertad de la mujer y las personas en general. Hoy en día, las mujeres somos más libres en el momento de poder elegir y la comunicación va dirigida hacia esa mujer que piensa, que decide, que razona, que toma sus propias decisiones. No debemos ser víctimas de la moda, sino al contrario; la moda nos da herramientas y armas para potenciar nuestra personalidad.

Otro de los principales problemas fueron las acusaciones de abusos en los hábitos de alimentación y entrenamientos de las modelos. ¿Tú sufriste este tipo de exigencias desmedidas?

No, también es verdad que yo venía de ser una deportista de alto rendimiento y llevé esa mentalidad a la moda y mi carrera de modelo. Es cierto que el nivel de exigencia es muy importante, pero como cualquier trabajo donde la principal herramienta es tu cuerpo, como, por ejemplo, los bailarines. Se busca la perfección y obviamente, en el terreno mental, eso no es para todo el mundo. Sin embargo, pienso que no todo es para todo el mundo; tampoco todo el mundo está preparado para ser abogado o médico.

Muchas veces, el problema de la moda es que empiezas muy joven y sos vulnerable. Ahí es donde me parece importante fundamentar el rol de la familia y de las personas de tu entorno. Es el consejo que siempre doy a las chicas más jóvenes; es importante tener cuidado. Yo tuve mucha suerte con mis padres, no tuvieron prejuicios y me acompañaron y estuvieron cerca de mí cuidando de quién iba a estar a mi lado en esa etapa. Eso me facilitó alejarme de algunos problemas que son recurrentes y tener los pies sobre la tierra.

"Llevo la etiqueta de modelo, pero no dejo que eso me defina por completo: yo soy mucho más que eso", has asegurado en más de una ocasión. Desde inicios de los 2000 te reinventaste como presentadora, ahora estás en España con ‘Bailando con las estrellas’. ¿Cómo estás viviendo este proyecto?

Muy feliz, porque fue algo que yo busqué. Antes de cumplir 50 me senté con mi marido a hacer una especie de análisis, de balance, pensando "¿bueno, y ahora qué?". Entonces me di cuenta de que me apetecía hacer televisión, porque por primera vez podía tener más tiempo para dedicarme a ello e involucrarme. Mis hijos ya son grandes: Balthazar, el mayor, tiene 24, y Taína, la pequeña, está a punto de cumplir 16, solo le quedan dos años de cole. Siento que puedo permitirme estar tres meses fuera de casa, de Argentina, y por eso empecé esta nueva aventura. Además, siempre tuve claro que me apetecía hacer esta nueva etapa en Europa, y buscando, buscando llegó ‘Bailando con las estrellas’, que es un formato familiar y de entretenimiento que me encanta. También debo decir que Jesús Vázquez es un gran compañero y hace que me lo pase bomba.

Como tú misma dices, vives con la maleta a cuestas. ¿No has pensado en mudarte definitivamente a Madrid?

Por el momento creo que vamos a seguir con la maleta a cuestas, porque estamos acostumbrados y así lo venimos haciendo con Alejandro desde hace tiempo; nos gusta sentir esa libertad de estar hoy aquí y mañana allí. Mi hijo Balthazar vive en Madrid; Tiziano pasa seis meses dando vueltas por aquí por Europa, porque compite en esquí. Benizio y Taína aún siguen en Buenos Aires con sus estudios, Y, bueno, instalarme no lo sé, pero pasar largas temporadas me encantaría.

¿Cómo llevan esta situación tus hijos y tu marido?

A Alejandro le encanta casi más que a mí y mis hijos lo disfrutan mucho, porque están acostumbrados. Es más, cuando pasamos tiempo sin movernos ya preguntan: “¿Ahora dónde vamos?”. Ahora están aquí por mi cumpleaños y las semanas de la moda, pero ya se vuelven a Argentina para retomar el colegio y la facultad, pero por Pascuas volverán porque nosotros estaremos aquí hasta abril y después nos volvemos todos juntos. Nuestro pensamiento es: “Argentina está a una noche de avión”. Lo hacemos fácil, digamos.

Hablando de tus cuatro hijos, recientemente, en la MBFWM también te hemos visto sobre las pasarelas de la mano de Hannibal Laguna y ellos parecen estar interesados en seguir tus pasos. ¿Cómo lo vives tú como madre?

Ellos lo ven como una posibilidad laboral, al igual que hice yo a su edad, pero cada uno está haciendo su carrera. Se divierten con ello, tienen como muy asimilado el tema de ser modelo y exponerse; lo ven como algo bueno. Por ejemplo, ahora que estamos en Milán, Benicio acaba de ir a una entrevista con una agencia. También es normal que quieran ganar su dinerillo.

Entonces, ¿llevan bien el momento de aparecer en la prensa y generar titulares? ¿Y tú?

Sí, la verdad es que ellos están expuestos desde que nacieron porque siempre estuvieron con nosotros y entendieron que su mamá es una persona pública y siempre han vivido con mucha naturalidad el hecho de estar en una revista. Sin embargo, les he educado para que sepan que ese nunca tiene que ser el objetivo, sino la consecuencia, la repercusión de las cosas que haces bien. También, como padres, Alejandro y yo tratamos de estar cerca de ellos, guiarlos y acompañarlos.

¿Eres una madre muy sobreprotectora?

No, siempre les he dejado volar, porque yo me fui de casa a los 17, por lo tanto entiendo que cada uno de mis hijos tiene que hacer su camino y las experiencias son intransferibles. Estoy tranquila, porque les hemos educado y enseñado a tomar sus propias decisiones, que no es fácil. Por ejemplo, Baltazar, mi hijo mayor, después de estudiar ingeniería industrial en Argentina quiso venirse a España a trabajar y está ahora en un fondo de inversiones. Estoy orgullosa de ellos. Vivimos lejos, pero a la vez estamos cerca. Somos una familia muy unida, donde cada uno tiene su propia historia, aunque el objetivo es buscar el máximo tiempo para compartir juntos. Ahora en mi cumpleaños, para mí el regalo más grande fue que todos cuadrasen sus agendas y pidiesen días para venir a disfrutarlo conmigo.

Con cuatro hijos y un matrimonio de más de 25 años, parece imposible encontrar la paz (risas). ¿Cómo se logra esa conexión tan férrea?

En mi caso, como te he dicho antes, mi deseo principal era tener una familia así y me lo he tomado como un trabajo más. Lo he ido construyendo, le he ido dedicando mucho tiempo, poniéndole todos mis esfuerzos… En el amor es obviamente fundamental tener mucho respeto y admiración. En el caso de mi matrimonio, creo que mi clave en estos 35 años con Alejandro es que nos divertimos mucho, somos dos personas que no hemos parado de viajar, de estar de un lado a otro, no hemos generado una rutina, y eso nos ha permitido echarnos mucho de menos y aumentar la intensidad del tiempo en el que nos veíamos.

Otras de tus grandes facetas es estar vinculada a proyectos solidarios, entre los más recientes la Fundación Starlite. ¿Por qué Valeria Mazza necesita ayudar a los demás?

Te diría que esa es mi vocación. Ya de chica, a los 13 años, fui voluntaria en unas olimpiadas de deporte especiales para personas con discapacidad intelectual y, la verdad, eso me marcó. Además, mi madre también era una persona con una conciencia social muy importante. Por eso, siempre pensé que iba a ser maestra, que iba a trabajar con personas con discapacidad y empecé a trabajar terapia ocupacional en Buenos Aires antes de ser modelo. No pude terminar la carrera, pero la vida me dio la posibilidad de tener una repercusión para amplificar el mensaje de las personas que más lo necesitan. Lamentablemente, hay mil causas en el mundo en las que trabajar.

A tus 52 años, ¿qué sientes te queda por hacer?

A nivel profesional, seguir trabajando en la televisión, poder seguir teniendo pantalla, digamos. Ahora estamos en el 'Bailando' hasta abril. Y a nivel personal, bueno, el desafío de la familia es permanente, así que disfruto cada momento que tengo con mis hijos. Me encanta verlos crecer, verlos tomar sus propias decisiones. Solo espero que Dios me dé salud para poder estar cerca de ellos y poder disfrutar el día de mañana de mis nietos.