El plan de Nuria González con sus dos hijos en Sevilla, tras la muerte de Fernández Tapias

La ciudad de Sevilla se ha convertido en epicentro social en los últimos días, como destino de vacaciones para sevillanos que disfrutaban de su ciudad, como la recién prometida Sibi Montes o Tana Rivera, con un elegante look de Inés Domecq, pero también para visitantes como Nuria González.

La empresaria ha regresado a la capital andaluza en una esperada reaparición pública, tras los meses de ostracismo que han seguido al fallecimiento de su marido, el naviero Fernando Fernández Tapias. El famoso empresario murió el pasado mes de octubre, y desde entonces han sido escasas las ocasiones en las que se ha podido ver a su viuda o a sus dos hijos pequeños.

Una vida lejos de los focos que otrora protagonizara Nuria González, y que discurre entre la rutina de sus hijos, discretas salidas con su círculo de amigos y visitas a fincas, como ya revelamos en Vanitatis. Aunque ha hecho una excepción para dejarse ver en una de las citas más importantes de Sevilla, la corrida de toros del Domingo de Resurrección de la Real Maestranza.

Una cita a la que ha acudido junto a sus dos hijos, Alma e Iván, y a su hermana, Yolanda, entre otros amigos. Una tarde donde pudieron disfrutar de las faenas de los reconocidos Morante de la Puebla, Roca Rey y Sebastián Castella. Muy sonriente y pertrechada con el correspondiente cojín para estar lo más cómoda posible, el grupo aprovechó un pequeño parón de la lluvia para posar ante los fotógrafos.

La afición taurina de Nuria González no es nueva; de hecho, una de las pocas veces en las que se la ha visto en público en estos cinco meses tras la muerte de Fernando Fernández Tapias fue en otra corrida de toros. Concretamente, en Illescas (Toledo), donde también acudió junto a su hija Alma.

Planes en los que evita pronunciarse sobre las polémicas que aún rodean el fallecimiento de su marido, como las cartas anónimas que recibió con información sobre los hijos mayores de este, que desvelamos en exclusiva en Vanitatis, o el difícil reparto de la herencia de Tapias.