Así es el nuevo Gran Café Santander: probamos la carta del icónico restaurante de Madrid

Un icono de Madrid

A todos los que conocemos y disfrutamos Madrid nos entristeció la noticia del cierre de esta cafetería en 2019. Un lugar que acogía a clientes desde el desayuno a la cena, entre huevos fritos, combinados, bocadillos y platos de siempre, entre partidos y encuentros informales familiares, entre amigos o vecinos. No había que reservar, aunque a menudo estaba hasta la bandera, no era 'fancy' aunque sus luminosos, barra y menús, con medio siglo de trayectoria, ya iban camino de ser únicos en la capital. Por suerte, a finales de 2021 volvía a la vida.

Volvía, pero con nuevos aire que no tienen demasiado que ver con aquel café abierto en el 67 por Manuel Rodríguez junto al homónimo hotel Santander. Cogiendo esa idea, el Grupo Cañadío, con sus restaurantes entre los favoritos de la jet set madrileña, ha optado por lo cosmopolita más que por lo castizo y se ha inspirado en los elegantes bistrós europeos más que en el bar de toda la vida, de churros y pincho de tortilla.

No se confundan, el pincho lo tiene, ¡y menudo! Si lo han probado en cualquiera de los otros citados restaurantes del grupo sabrán de lo que hablo porque tienen una de las mejores tortillas de Madrid. Pero el estudio de Sandra Tarruella, encargada de otros de los espacios mencionados, ha ido más a lo elegante de los cafés decimonónicos de las grandes capitales con una estética sencilla pero sofisticada.

El inolvidable letrero que lucía la fachada ya no lo hace más, pero sí se encuentra en el interior, en una de las paredes que alumbra la escalera que baja a una planta inferior. El amplísimo escaparate sigue, para desayunar, comer o cenar con vistas al exterior, así como la pequeña terraza, mucho más vestida que entonces, y una barra embellecida que sigue siendo elemento central y sobre la que se puede disfrutar de su carta.

El día empieza con buena bollería, sándwiches, sobaos imprescindibles teniendo en cuenta las raíces de sus actuales propietarios o la citada tortilla. Para el almuerzo o en las noches, se despliega una carta que intenta mantener, como en todo, esos ligeros guiños al pasado, pero que se asemeja más a la del resto de negocios de Quirós y Crespo.

Nos gustó muchísimo el bacalao rebozado en taquitos, homenaje a la centenaria Casa Labra (16 euros), pero es prácticamente la única pincelada local. Por lo demás, siguen siendo estupendas, aunque se paga su fama, las rabas de calamar (19,50 euros) o las gambas a la gabardina archiconocidas del Bar del Puerto de Santander (18 euros). En este particular viaje entre el norte y el centro peninsular es graciosa la parada en Landa que todos hemos hecho alguna vez y que ejemplifican, cómo no, con un entrante a base de huevos con morcilla a su manera (16 euros).

El tradicional cocido montañés en un vuelco, con su tosta de compango (18 euros), o pescados como la merluza de Rula, rebozada y al ajillo con langostinos (24 euros) son otros clásicos de la casa como lo es la eterna tarta de queso de Cañadío (8 euros), casi líquida al partirse y coronada siempre como una de las más destacadas de Madrid y de España.

No hay grandes sorpresas en el nuevo Gran Café Santander y, en honor a la verdad, esperábamos más de su anterior etapa, un concepto algo distinto. No obstante, nada de lo que firma el Grupo Cañadío defrauda y, teniendo eso claro, que se acude a otro más de sus restaurantes, gustará sin duda.

GRAN CAFÉ SANTANDER

Plaza de Santa Bárbara, 4.

Precio medio: a partir de 50 euros.

Horario: de lunes a domingo de 8 a 2 h.

Teléfono: 914 457 295

www.grancafesantander.com