Siguiendo los pasos del albariño por las Rías Baixas de la mágica Pontevedra

Galicia, y en particular las Rías Baixas, es un lugar de sensaciones y experiencias más allá de lo que allí llaman enxebre (castizo para el resto del país). La provincia de Pontevedra es un paraíso diseñado para vivir momentos únicos en torno a su vino que, por influencia del Atlántico, saca provecho de los vientos y de sus suelos arenosos para hacer que sea afrutado y fresco.

En estos terrenos se cultiva la uva albariño (y otras variedades menos conocidas como la loureira o el caíño) que tantas alegrías en forma de vino ha repartido durante años entre los lugareños y, de un tiempo a esta parte, al resto del mundo. Porque los vinos de las Rías Baixas han cruzado todas las fronteras, convirtiéndose en una de las denominaciones de origen más apreciadas a nivel internacional.

Durante los últimos 20 años, la Ruta del Vino Rías Baixas —asociación sin ánimo de lucro y una de las 37 rutas del vino de España— ha creado en este destino enoturístico un circuito de establecimientos de alta calidad, teniendo al albariño como eje vertebrador. No solo forman parte de este itinerario las bodegas, sino también otros negocios como restaurantes y alojamientos, además de monumentos y otros lugares interesantes de recomendada visita. La Ruta del Vino de las Rías Baixas cuenta con cinco subzonas —O Rosal, Condado do Tea, Soutomaior, Val do Salnés y Ribeira do Ulla—, que se extienden desde la frontera con Portugal hasta el sur de la provincia de A Coruña.

Una visita con fantasma incluido: el Castillo de Soutomaior

El Castillo de Soutomaior, situado en el homónimo municipio pontevedrés, es una de las fortalezas mejores conservadas de Galicia. Destaca sobre todo por sus jardines, en los que crecen plantas de los cinco continentes, además de un par de castaños y 22 especies de camelias diferentes. El que fuera feudo del caballero Pedro Madruga, todo un referente en la historia de Galicia, es un lugar que merece la pena conocer a través de sus visitas teatralizadas, que son, por cierto, divertidísimas.

Dentro del palacio se encuentran las antiguas estancias totalmente restauradas, la torre del homenaje y la Galería de Damas. Y como todo castillo que se precie, Soutomaior tiene un fantasma, ya que, dicen, el espectro de Pedro Madruga merodea por esos lares, por lo que hay estar ojo avizor para verlo. Ya se sabe que Galicia es tierra de misterios y leyendas.

Val do Salnés, donde reina el albariño

El Val do Salnés es la región por excelencia del vino albariño. Comprende algunos de los concellos más emblemáticos de las Rías Baixas: Cambados, Sanxenxo, Meaño, O Grove y A Illa de Arousa, entre otros). La capital mundial del albariño es Cambados, un verdadero santuario del marisco y una localidad de calles empedradas, monasterios, pazos, casas señoriales y solariegas de la aristocracia e hidalguía gallega.

Es un buen punto de inicio para una ruta por el Val do Salnés que nos va a llevar a conocer bodegas muy especiales como Vionta, una de las más modernas de la comarca. Después de más de una década en lo más alto de los montes de Meaño, y con las aguas de la Ría de Arousa como testigo, esta bodega —que pertenece al Grupo Ferrer Wines, propiedad del empresario vitivinícola Pedro Ferrer Noguer— se enorgullece de haber ganado el premio al Mejor Albariño del Mundo 2016.

Vionta, la bodega con nombre de isla, se ha convertido en un referente en la elaboración de vinos alegres y desenfadados en las Rías Baixas.

Pazo Baión, el 'Falcon Crest' de las Rías Baixas

Pese a que Pazo Baión, en la localidad de Vilanova de Arousa, es todavía conocido por haber sido el fortín del narcotraficante Laureano Oubiña, hoy día el llamado popularmente 'Falcon' Crest por los que ya tienen una edad es un espacio de referencia enoturística en las Rías Baixas.

La finca del siglo XV, abierta al público para visitas y catas, está en una situación única en pleno Val do Salnés. Esta insigne propiedad de 30 hectáreas cuenta con uno de los viñedos más espectaculares del panorama vitivinícola mundial, con 22 hectáreas de la variedad albariño. Es un pazo con todas las de la ley, ya que cuenta con los elementos arquitectónicos esenciales para ser considerado como tal. Y es que, como dicen en Galicia, palomar, capilla y ciprés… pazo es.

Un paseo en catamarán por la ría de Arousa

Una experiencia que te permite hacer una inmersión plena de galleguidad en las Rías Baixas es dar un paseo en catamarán por la ría de Arousa, la más grande de Galicia. La embarcación te lleva a las bateas ubicadas frente a la costa de O Grove, donde crecen sus sabrosos mejillones, unos de los mejores y más apreciados del mundo, gracias en parte a las frías aguas del Atlántico.

Durante el trayecto vais a ver a las gaviotas que se acercan sin ningún tipo de vergüenza para comer mejillones al vuelo de las manos de los guías y, si estáis de suerte, una manada de delfines mulares, también llamados arroaces, que amenizan los trayectos en catamarán con sus saltos y cabriolas. La travesía culmina con una degustación de mejillones y empanada regada, por supuesto, con albariño.

La isla de La Toja y sus balnearios

Uno de los lugares preferidos para los que eligen el municipio de O Grove para pasar unos días de asueto es la illa da Toxa, a la que se llega cruzando su puente o bien en barco.

Hace más de cien años se descubrieron las propiedades termales y medicinales de las aguas de la isla y por este motivo se construyó un balneario, uno de los más renombrados de España y uno de los mejores sitios para relajarse después de una jornada siguiendo los pasos de la ruta del vino del albariño por las Rías Baixas.