No es rosado, es rosé, y ahí la clave de su éxito
Pero que no te engañe, menos color para nada supone falta de entidad como vino. Pueden tener grado, estructura y buen recorrido en boca. He aquí una buena muestra
Se les conoce como vinos de estilo provenzal debido a ese color mucho más pálido de lo que venía siendo habitual en los rosados, pero cualidad que ha resultado de enorme interés, y gancho, para el consumidor. Pero ese color de los rosé no debe llevar a equívocos; menos color no tiene por qué ser sinónimo de sencillez ni de menos grado. Por supuesto, son vinos estupendos para esta época del año por la frescura y aromas frutales que los caracterizan. Aunque no se quedan ahí. Como sucede con el resto de elaboraciones, pueden ser tan complejos como su artífice quiera porque la palidez del color no es condicionante de nada; es en su creador donde está la clave. Lo del color solo responde a un menor contacto del mosto con las pieles durante la fermentación, pues son los hollejos los que aportan el color al vino. En cuanto a la gama cromática, se mueve entre rosa claro, papel cebolla, salmón… y los hay casi translúcidos. El perfil reproducido de los clásicos vinos franceses de aperitivo, los rosados provenzales, originales de allí, la Provenza francesa, frescos y suaves, y concebidos para consumir como aperitivo. Respecto a los nuestros, cumplen la expectativa con creces, dominados por aromas de fruta carnosa, balsámicos, acidez, frescura, pero también los hay con volumen, untuosidad y buena persistencia.
En cualquier caso, un estilo de vino cuya apariencia ha sido una estupenda vía de entrada para ese público que, hasta que llegaron los rosé, miraban al vino con recelo e incluso desconfianza. El tiempo los ha convertido en una interesante herramienta para eliminar barreras y acortar distancias con el ansiado consumidor. El repertorio a día de hoy es numeroso, pero estos ocho son una buena representación de lo existente.
Primer Rosé 2021 (sobre 35 €) es el rosado pálido que elaboran en Marqués de Murrieta, una de las casas históricas riojanas y la única que en España lo hace exclusivamente con mazuelo, una de las variedades tintas autóctonas de la denominación. Procede de viñas con más de setenta años localizadas en la parte más alta de su finca en Rioja Alta, Finca Ygay. Solo hace fermentación alcohólica, en hormigón, y después pasa directamente a la crianza, de cinco meses con sus lías. Un vino expresivo, delicado, rico en aromas frescos (frutillos rojos, montebajo, especias), sabroso en la boca, vivo, con estupenda frescura, largo y fluido en el paso.
El siguiente ha supuesto un estupendo descubrimiento que firma Bodegas Itsasmendi, firma referente del txakoli de Vizcaya (DO Bizkaiko Txakolina) por pionera e innovadora en la elaboración. Y este rosado, Itsasmedi Paradisuak Muskiz 2020 (23,06 €), forma parte de una nueva colección de vinos que representan distintos viñedos singulares por el lugar en el que se ubican. El que nos ocupa es un pinot noir de Muskiz (que identifican como paraje Janeo), el primer viñedo plantado por la bodega en el año 89 sobre suelo calizo. Un vino que ha tenido una crianza de tres meses en tinaja de arcilla blanca y del que solo han salido 1.200 botellas. Aromático, rico, envolvente, con notas de fruta roja madura (fresa) y recuerdos de hierbas silvestres. Con una fresca acidez y cierto toque goloso que lo hace muy apetecible. Fino en el paso de boca.
A continuación una pareja con una procedencia común, Cigales, una de las denominaciones de Castilla y León y que tiene en los vinos rosados su principal seña de identidad. Las dos etiquetas, además, salen al mercado con precios muy competitivos. Salvueros Garnacha Gris 2021 (9,90 €) es el primero, elaborado con garnacha gris de la poca que hay en la zona pero que tiene en propiedad la vallisoletana Bodegas Salvueros, de unas viñas casi centenarias (datan de 1933). Un vino delicado, elegante, floral, con notas de hierbas aromáticas, recuerdos tostados, fino, fresco y fluido en el paso de boca. Le acompaña Aire de Protos 2021 (8,75 €), de las afamadísimas Bodegas Protos, cuya casa madre se localiza en la Ribera del Duero pero que cuenta también con instalaciones propias en Cigales donde elabora tres perfiles de vino rosado. El que nos ocupa es el rosé compuesto por un 60% de tempranillo, 10% de garnacha, 10% de albillo y el resto entre verdejo, sauvignon blanc y syrah, en definitiva las variedades que hay en el viñedo. Tiene una crianza sobre lías de unos dos meses. Limpio, ligero, fino, dominado por la fruta roja, recuerdos a flores y un fondo herbáceo. Con buena acidez, la boca es afrutada y tiene un paso sedoso, goloso, amable.
Chivite Las Fincas Rosado 2021 (10,95€) es la más reciente añada del rosé que elabora la firma J. Chivite Family Estates bajo Indicación Geográfica Protegida 3 Riberas. Compuesto por garnacha con un 30% de tempranillo, ha tenido una breve crianza de cuatro meses con sus lías en depósito de inoxidable. Fino y perfumado, muy frutal (grosella, frambuesa, fresa), con aromas florales y herbáceos frescos. Equilibrado, delicado, fresco y vivo y final de buena persistencia con recuerdos de fruta y hierbas frescas.
Procedente de tierras valencianas, Impromptu Rose 2021 (22,50 €) lo firma la bodega requenense Hispano-Suizas (famosa por sus cavas) al amparo de la DO Valencia. Un monovarietal de la tinta pinot noir seleccionada de cepas de baja producción. El vino está fermentado en barricas de roble americano y después pasa a depósitos de acero inoxidable donde permanece con sus lías hasta que es embotellado. El resultado, un rosado cargado de fruta roja y frescura, con recuerdos cremosos, de hierbas aromáticas (manzanilla) y toques tropicales. Jugoso, con buena acidez y frutal en el paso.
Los dos últimos son de nuevo riojanos. Uno de Bodegas Beronia y el otro de Bodegas Muga. Alegra de Beronia 2021 (21 €) es un rosado pálido con una estupenda frescura. Garnacha y tempranillo (70% y 30% respectivamente), con una media de edad de 25-35 años, son las variedades de uva que conforman el coupage de este rosé que nacía con la añada 2017. Fermenta en depósitos de hormigón y se mantiene tres meses con sus lías. El resultado, un vino intenso y elegante, cargado de aromas frutales (fruta roja y de hueso), flores, con toques golosos y un recuerdo cítrico. Boca equilibrada, con estupenda frescura frutal, la untuosidad que le aporta el contacto con las lías y destacable persistencia en el paso. En cuanto a Flor de Muga Rosé 2021 (19,95 €), el monovarietal de garnacha tinta de viñas viejas que elaboran en la emblemática Bodegas Muga. Fermentando en pequeños tinos de roble parcela por parcela, luego hace una pequeña crianza de cuatro meses con sus lías y es al final, antes del embotellado, cuando realizan la mezcla de las parcelas seleccionadas. Un vino expresivo en nariz, rico en aromas, con claras notas florales, de fruta de hueso, especias, que en boca tiene untuosidad, una equilibrada acidez, frescura frutal, y un paso fluido, amable, sedoso y con recorrido.
Se les conoce como vinos de estilo provenzal debido a ese color mucho más pálido de lo que venía siendo habitual en los rosados, pero cualidad que ha resultado de enorme interés, y gancho, para el consumidor. Pero ese color de los rosé no debe llevar a equívocos; menos color no tiene por qué ser sinónimo de sencillez ni de menos grado. Por supuesto, son vinos estupendos para esta época del año por la frescura y aromas frutales que los caracterizan. Aunque no se quedan ahí. Como sucede con el resto de elaboraciones, pueden ser tan complejos como su artífice quiera porque la palidez del color no es condicionante de nada; es en su creador donde está la clave. Lo del color solo responde a un menor contacto del mosto con las pieles durante la fermentación, pues son los hollejos los que aportan el color al vino. En cuanto a la gama cromática, se mueve entre rosa claro, papel cebolla, salmón… y los hay casi translúcidos. El perfil reproducido de los clásicos vinos franceses de aperitivo, los rosados provenzales, originales de allí, la Provenza francesa, frescos y suaves, y concebidos para consumir como aperitivo. Respecto a los nuestros, cumplen la expectativa con creces, dominados por aromas de fruta carnosa, balsámicos, acidez, frescura, pero también los hay con volumen, untuosidad y buena persistencia.