Rappel: "Mis hijos son muy discretos, tienen su vida organizada y mi relación con ellos es espléndida"
El conocido vidente publica 'El futuro ya es ayer', donde hace resumen de sus peripecias vitales. En esta charla habla del amor de su vida, vaticina que queda Monarquía para rato y revela algunos secretos
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Rafael Payá se convirtió en Rappel cuando descubrió que sus percepciones eran realmente clarividencias. Una de ellas, la más trágica, fue “ver” que uno de sus hijos no superaría el año de vida unos meses antes de que ocurriera. No era la primera vez que le llegaban premoniciones y comenzó a tomarse en serio esas cualidades.
En realidad, en aquellos primeros años antes de convertirse en una figura pública su trabajo era continuar con el negocio familiar. Su padre era sastre y propietario de una tienda de tejidos con telas exclusivas que compraba en París y Milán. Rappel se convirtió en modisto y montó su taller de costura en el mismo edificio del barrio de Salamanca. Por allí pasaba desde la condesa de Barcelona a la infanta Pilar, pasando por señoras de la llamada alta sociedad a las que vestía todas las temporadas. Una vez que terminaba la prueba, la frase fija era: “venga, ahora échame las cartas”.
El tarot y la aguja compartieron un tiempo. A la alta costura se la comió el prêt-à-porter y al modisto la videncia. En su libro 'El futuro ya es ayer' (Roca Editorial) cuenta parte de esa vida donde hubo un primer matrimonio con la madre de sus hijos, sus experiencias y conocimiento de personas importantes y el agradecimiento al que es el “amor de su vida" con el que se casó casi en “secreto” hace seis años.
PREGUNTA. ¿Un libro de memorias o de recuerdos?
RESPUESTA. Más bien lo segundo y puedo decir que esos recuerdos son para mí muy entrañables. Los he vivido y compartido con personajes muy conocidos y con gente menos pública. Puedo decir, haciendo un balance, que estoy orgulloso de que me quieran.
"Estoy muy agradecido, aunque he tenido dos grandes tragedias que fueron la muerte de mi hijo y de mi hermana pequeña"
P. Me refiero a que cuando se cuenta la vida real, hay luces y sombras.
R. Que nadie espere en este libro críticas o comentarios feos. Lo que cuento son mis experiencias bonitas, aunque también hay tragedias. Hay un agradecimiento a la prensa que siempre me ha tratado de maravilla.
P. Haciendo balance de tus 79 años, ¿Qué destacarías?
R. Que estoy muy agradecido. He tenido dos grandes tragedias que fueron la muerte de mi hijo y de mi hermana pequeña. Unos momentos que sigo recordando con tristeza, pero a la vez con ese agradecimiento a todas las personas que me ayudaron y arroparon en esas circunstancias tan tristes.
P. ¿Ser vidente es una faena para ti mismo?
R. Un poco sí, en el sentido de sentir corazonadas, ráfagas fugaces e intuiciones que luego se cumplen. Por ejemplo, el atraco que sufrí en Marbella.
P. ¿Supiste con antelación la muerte de tu hijo?
R. Sí. Mi hijo nació sano de un parto normal. Estábamos en la habitación del hospital la familia y todos mirando al bebé, que era precioso. Mi suegra me decía lo bonito que era el niño. Yo vi que íbamos a llorar mucho. Y efectivamente, cuando cumplió once meses falleció.
P. ¿Y cómo se procesa esa tragedia que habías intuido?
R. A partir de ahí me tome en serio el tema de la adivinación. Hasta ese momento era más un juego, una afición y echaba las cartas y leía el café y las líneas de la mano en reuniones de amigos. Nada profesional. Fue entonces cuando comencé a estudiar y tuve a un gran maestro que fue José María Martínez Pardo.
"Mi hijo nació sano de un parto normal. Estábamos en la habitación del hospital la familia y todos mirando al bebé, que era precioso. Entonces vi que íbamos a llorar mucho"
P. ¿Influyó en tu matrimonio esa desgracia?
R. No, porque lo asumimos los dos con mucho dolor, pero tiramos para adelante porque ya teníamos un hijo. Después llegaron dos más. Fue una tragedia. Era muy difícil asumir que un bebé que ha nacido bien se te va.
P. Tienes tres hijos que han preferido no tener visibilidad pública.
R. Son muy discretos. Tienen su vida organizada y mi relación con ellos es espléndida. Nos queremos mucho y nuestro ambiente familiar es estupendo.
P. ¿Cómo aceptaron el divorcio?
R. Yo salía mucho por la noche porque llevaba las relaciones públicas de Florida Park, iba a todas las fiestas de los artistas porque era mi trabajo. Llegaba a casa a las cuatro o cinco de la mañana y esos horarios eran difíciles de llevar en el matrimonio.
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P. Y tú relación con José María, ¿cómo lo vieron?
R. Pues también bien. Se conocieron y se aprecian mutuamente. Somos una familia que nos queremos, que nos respetamos y lo importante es que todos seamos felices. Nos casamos hace seis años y no dijimos nada. Estoy muy orgulloso de tener a mi lado a un hombre maravilloso.
P. Los que te conocemos desde hace tiempo siempre te hemos visto con José María. Nunca tuvisteis que esconderos.
Llevamos juntos treinta y ocho años. Comenzó como secretario para llevar toda mi agenda y al poco tiempo me invitaron a un viaje a Egipto y vino conmigo. Y a partir de esa fecha surgió una relación más íntima. José María tuvo sus novias y no había estado nunca con ningún hombre. Su familia era muy tradicional y les pareció raro. Al principio lo llevamos con discreción. Mi madre que era una persona muy conservadora y le dijo: “Mira, si quiero a mi hijo te quiero a ti”.
"José María tuvo sus novias y no había estado nunca con ningún hombre. Su familia era muy tradicional y les pareció raro. Al principio lo llevamos con discreción"
P. ¿Quién se declaró a quién?
R. Yo fui más lanzado. Él es una persona más reservada.
P. Tu padre era sastre y tú heredaste el negocio. Podías haber sido uno de los grandes de la alta costura. ¿Por qué lo dejaste?
R. Estuve trabajando con Balenciaga y aprendí el oficio. Cuando cerró su casa de costura en Madrid en 1971 yo tenía la tienda de tejidos en la calle Ayala. En 1969 quedó libre la planta baja del edificio y ahí organicé mi taller. Funcionó hasta que llegó la crisis de la alta costura con la moda prêt-à-porter. Algunas señoras me encargaban tres trajes y querían pagar uno. Todo se juntó y lo dejé.
P. ¿Ser vidente y modisto era incompatible?
R. Más que incompatible, un poco locura. Yo estaba como modisto, con la tienda de tejidos, mi trabajo en Florida Park y encima echaba las cartas en mi despacho.
P. Tu tienda y taller de la calle Ayala se convirtió en un lugar de encuentro con la condesa de Barcelona, a la que le hacías la mayoría de su ropero, incluidas las batas de estar por casa. ¿Qué recuerdos tienes de ella?
R. Era una persona maravillosa, divertida y buenísima que sufrió mucho. Recuerdo que le diseñé un traje de chaqueta para un día muy importante que fue cuando el conde de Barcelona cedió sus derechos dinásticos a don Juan Carlos. Doña María adoraba al rey.
P. También tu casa taller servía como excusa de infidelidades. La frase “voy a ver a Rappel que me está haciendo un traje”, servía para todo.
R. Claro que estaba en el secreto, pero era algo que pasaba en muchas familias.
P. Para los que no creen mucho en el futuro, sí te reconocen que das tranquilidad.
R. Intento ser muy positivo. En el momento que tengo las cartas delante, veo lo bueno que le viene a esa persona.
"La condesa de Barcelona era una persona maravillosa que sufrió mucho. Le diseñé el traje que llevó cuando el conde de Barcelona cedió sus derechos dinásticos a don Juan Carlos"
P. Hubo varios veranos en que Chábeli te perseguía y quedabais en un chiringuito en la playa del hotel don Pepe en Marbella. ¿Sigue manteniendo la relación?
R. Hace tiempo que no nos vemos. Nos seguimos tratando y es una mujer a la que le deseo lo mejor del mundo. A su madre Isabel nunca le he echado las cartas ni le he leído la mano. A Julio Iglesias sí. Tengo una foto muy bonita donde estoy leyéndole las rayas de la mano.
P. Poca gente sabe que durante un tiempo tuviste de empleado al mayordomo de los marqueses de Urquijo. ¿Alguna vez se sabrá lo que sucedió?
R. Vicente me contó cosas de la intimidad de la vida de la familia que pertenecen a esa intimidad. Algún día se sabrá. Conmigo fue una persona responsable. Cocinaba de locura.
"Vicente [el mayordomo de los Urquijo] me contó cosas de la intimidad de la vida de la familia que pertenecen a esa intimidad. Algún día se sabrá"
P. A la reina Sofía le interesa todo lo que tenga que ver con parapsicología, fenómenos paranormales y esoterismo. ¿Habéis coincidido alguna vez?
R. De leerle las manos no. Al Rey sí.
P. ¿Qué futuro le ves a don Juan Carlos?
R. Lo que yo veo es que en un futuro cercano va a vivir en España.
P. ¿Y a la monarquía? ¿Las figuras del rey Felipe y de la Princesa de Asturias son ahora un valor en alza?
R. Hay monarquía para rato. En España no hay cambios importantes en ese sentido. La Princesa de Asturias es una joven muy responsable, que cae muy bien y por supuesto está muy bien aconsejada por su madre. Doña Letizia está haciendo un papel de equilibrio.
P. Y para terminar, ¿qué podemos esperar del mundo con Trump?
R. Es una bomba de relojería, un señor sorpresa, imprevisible.
Rafael Payá se convirtió en Rappel cuando descubrió que sus percepciones eran realmente clarividencias. Una de ellas, la más trágica, fue “ver” que uno de sus hijos no superaría el año de vida unos meses antes de que ocurriera. No era la primera vez que le llegaban premoniciones y comenzó a tomarse en serio esas cualidades.