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Delphine Boël no es la única: los otros hijos ilégitimos de los royals europeos
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LOS BASTARDOS REALES

Delphine Boël no es la única: los otros hijos ilégitimos de los royals europeos

El comunicado de Alberto de Bélgica admitiendo la paternidad de Delphine Boël ha hecho despertar el recuerdo de otros hijos ilegítimos que han luchado por su reconocimiento

Foto: Delphine Boël y el rey Alberto de Bélgica. (EFE)
Delphine Boël y el rey Alberto de Bélgica. (EFE)

Solo en nuestro país, haciendo un repaso a la historia, encontramos una gran número de bastardos reales. Aunque la existencia de un hijo ilegítimo supone ahora todo un escándalo, antiguamente era más que frecuente que un rey tuviera hasta varios, como Alfonso XI, quien tuvo hasta once hijos ilegítimos reconocidos, la mayoría con relevancia histórica. Incluso, algunos han tenido gran importancia en las decisiones políticas y militares del país, como el caso de Juan de Austria, hijo de Carlos V, uno de los bastardos más conocidos y respetados por la historia. Y aún más, algunos historiadores mantienen que Alfonso XII -tatarabuelo del rey Felipe- no era hijo de Franciso de Asís, el marido de la reina Isabel II, sino de Enrique Puigmoltó, al que puede considerarse su amante favorito.

Pero el concepto de los hijos ilegítimos de entonces ahora ha cambiado, y mucho, y ya no es tan fácil que un rey o príncipe admita haber tenido un hijo fuera del matrimonio. Después de varios años de lucha en los tribunales, el pasado lunes 27 de enero, el rey Alberto de Bélgica anunciaba que reconoce a Delphine Boël como su hija ilegítima. Aunque hacía constar en el comunicado no estaba de acuerdo con el proceso judicial, no podía negar las evidencias científicas. Las pruebas de ADN a las que se vio obligado a someterse confirmaban que sí, la hija de la aristócrata Sybille de Selys Longchamps, con la que el monarca emérito mantuvo una relación de 18 años, es su hija.

placeholder Delphine Boël, junto a su madre, Sybille de Selys Longchamps. (Reuters)
Delphine Boël, junto a su madre, Sybille de Selys Longchamps. (Reuters)

Pero la belga no es la única hija iletígima de una monarca europeo que existe en la actualidad. Algunos ya han sido reconocidos; otros afirman serlo y han luchado, aún sin éxito, porque los tribunales se lo reconozcan.

Leandro de Borbón, hijo de Alfonso XII

Leandro Ruiz Moragas nació en Madrid en el año 1929, fruto de una relación sentimental entre el rey Alfonso XIII y la actriz Carmen Ruiz Moragas. Leandro se crió con su madre y no conoció nunca a su padre, aunque siempre supo quién era. El 3 de diciembre de 2002, habiendo cumplido ya 73 años, Leandro presentó ante el juez del Registro Civil de Madrid un reconocimiento de paternidad. Un auto en mayo de 2003 le dio la razón y le fue concedido el apellido Borbón. Posteriormente, Leandro pidió el tratamiento de Alteza Real y la condición de infante de España, pero le fueron denegados. Fallecía en 2016 por la complicación de una neumonía. En su funeral no hubo presencia de la familia real, pero sí una corona de flores enviada por los reyes eméritos y los reyes Felipe y Letizia.

placeholder Leandro de Borbón, en una imagen de archivo. (Getty)
Leandro de Borbón, en una imagen de archivo. (Getty)

Albert Solá e Ingrid Sartiau

Ambos afirman ser hijos del rey Juan Carlos, aunque los tribunales no piensan lo mismo y han dado carpetazo a los procesos judiciales que ambos habían abierto para intentar que el rey emérito les reconociera. En el caso de a belga, era el Tribunal Supremo el que rechazaba la demanda de paternidad en marzo de 2015, acabando de un plumazo con todas sus esperanzas. En el caso del catalán, el periplo judicial terminaba un año antes, en mayo de 2014, cuando el Tribunal Constitucional tumbaba el recurso de amparo presentado contra la sentencia del Tribunal Supremo, en la que no se admitía su demanda de paternidad contra el rey Juan Carlos por no aportar una prueba de ADN, ocultar datos voluntariamente y contener alegaciones que carecían de soporte documental seguro. Un proceso que ambos iniciaban en 2012 y en el que Solá afirma haberse gastado más de 80 millones de las antiguas pesetas y que al menos le ha servido para sacar un libro contando su historia.

Los Grimaldi

Jazmín Grace es fruto de una breve relación que Alberto de Mónaco mantuvo con la azafata Tamara Rotolo. Esta camarera estadounidense decidió escaparse junto a unas amigas a la Costa Azul tras haber sufrido un difícil divorcio. Allí, durante un partido de tenis, conoció a Alberto de Mónaco, que entonces contaba con 33 años y era uno de los príncipes solteros más deseados. Su relación duró apenas dos semanas, ya que Rotolo se volvió a Estados Unidos, pero de ese affaire nació Jazmín Grace. En un primer momento, Alberto desmintió ser el padre de la niña y se negó a pagar la pensión alimenticia que se le pedía. Sin embargo, en 2006, decidió aceptar la paternidad de la joven y le dio sus apellidos.

Por su parte, Alexandre es fruto de la relación del príncipe monegasco con la azafata togolesa Nicole Coste, a quien conoció en un vuelo de Air France, compañía aérea para la que trabajaba. Surgió entonces una relación que duró seis años hasta que, al parecer, el príncipe Rainiero le pidió que pusieran punto y final a su historia de amor. Aunque el príncipe Alberto de Mónaco se hizo responsable financieramente de su hijo no lo reconoció legalmente hasta 2005, después de Nicole Coste decidiera hacer pública su situación en los medios.

placeholder Jazmin Grace junto a Alberto de Mónaco. (Reuters)
Jazmin Grace junto a Alberto de Mónaco. (Reuters)


Tanto Jazmin como Alexandre cuentan con su apoyo financiero de Alberto de Mónaco y son invitados con frecuencia a importantes citas en el Principado, como la boda de Louis Ducruet el pasado julio. Pero uno y otro están fuera de la línea de sucesión al trono, ya que no nacieron dentro del matrimonio legítimo del entonces heredero. Diferente es el caso de Carlota Grimaldi, la madre del príncipe Raniero, pues pasó de ser hija ilegítima a soberana. Su padre, Luis III, no tuvo descendencia con su esposa, la princesa Gihslaine, por lo que el gobierno francés se mostró proclive a que Luis reconociese como suya a la hija que nació de la relación extramatrimonial que mantuvo con Marie Juliette Louvet. En 1919, Carlota se convirtió en princesa heredera de Mónaco y recibió el título de duquesa de Valentinois.

placeholder Retrato de la princesa Carlota de Monaco, duquesa de Valentinois, madre del príncipe Raniero. (Cordon Press)
Retrato de la princesa Carlota de Monaco, duquesa de Valentinois, madre del príncipe Raniero. (Cordon Press)

Solo en nuestro país, haciendo un repaso a la historia, encontramos una gran número de bastardos reales. Aunque la existencia de un hijo ilegítimo supone ahora todo un escándalo, antiguamente era más que frecuente que un rey tuviera hasta varios, como Alfonso XI, quien tuvo hasta once hijos ilegítimos reconocidos, la mayoría con relevancia histórica. Incluso, algunos han tenido gran importancia en las decisiones políticas y militares del país, como el caso de Juan de Austria, hijo de Carlos V, uno de los bastardos más conocidos y respetados por la historia. Y aún más, algunos historiadores mantienen que Alfonso XII -tatarabuelo del rey Felipe- no era hijo de Franciso de Asís, el marido de la reina Isabel II, sino de Enrique Puigmoltó, al que puede considerarse su amante favorito.

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