La estrecha (y polémica) relación de la familia real española y la de Kuwait

El rey Felipe VI es una de las personalidades de todo el mundo que han viajado a Kuwait para presentar sus condolencias con motivo del fallecimiento del emir Nawaf al Ahmad al Jaber al Sabah este fin de semana, tal como informó la agencia de noticias estatal. No es un viaje que sorprenda, ya que el Rey ha estado presente en ceremonias similares en años anteriores. Además, la presencia del monarca ha puesto de relevancia la estrecha relación entre la familia real española y la de Kuwait.

Esta misma mañana, la Casa Real distribuía unas fotografías de don Felipe en el aeropuerto, a punto de tomar un avión. Un momento en el que el monarca ya ha expresado sus condolencias a Khalifa M. Alkhorafi, embajador kuwaití en España, antes de emprender su viaje.

Tras la muerte del actual jefe de Estado kuwaití, el hasta ahora príncipe heredero Mishaal al Ahmad, de 83 años, fue nombrado nuevo emir, el decimoséptimo de la historia de este pequeño país del Golfo rico en petróleo, según anunció el Consejo de Ministros. En un discurso en la televisión oficial, el primer ministro, Ahmad Nawaf al Ahmad al Sabah, confirmaba "al pueblo kuwaití y a la nación árabe e islámica, así como a los pueblos amigos del mundo, el fallecimiento de nuestro padre, su alteza el jeque Nawaf al Ahmad al Sabah, que en paz descanse, después de una carrera de llena de logros, donaciones y esfuerzos".

83 años tenía también Al Sabah cuando accedió al trono de la nación árabe en 2020, tras el fallecimiento de su medio hermano, Sabah al Ahmad al Jaber al Sabah, que guardaba una gran amistad con nuestro Rey emérito. Es a través de don Juan Carlos, que este verano cumplía tres años de exilio en Abu Dabi, donde a lo largo de las décadas se ha cimentado la relación entre las casas reales española y kuwaití, que no ha estado exenta de polémica.

El padre de Felipe VI siempre ha mantenido fuertes lazos de amistad con los líderes árabes. Ahí tenemos por ejemplo el regalo al Rey emérito por parte del rey Hussein de Jordania del palacio de La Mareta en 1989, después de que el ya fallecido monarca mandara edificar esta moderna residencia a orillas del mar en la localidad de Costa Teguise a finales de los años setenta.

Muy documentados están también sus estrechos vínculos con la realeza saudí, una relación que comenzó durante la crisis del petróleo de 1973, cuando Franco envió a Riad a un Juan Carlos de tan solo 35 años para convencer al rey Faisal de que le suministrara productos petrolíferos a un precio razonable. Saltando varias décadas hasta la actualidad, las imágenes del emérito junto al polémico príncipe Mohamed bin Salman, el heredero de la Corona saudí, considerado el autor intelectual del brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi, no han ayudado a mejorar su imagen.

Además del fallecido emir de Kuwait, el jeque Al Nahyan de Abu Dabi y los reyes de Marruecos o Baréin también se encuentran entre los amigos íntimos de don Juan Carlos. El fallecido Al Sabah, por ejemplo, hacía entrega en 2008 al monarca español de la Orden de Mubarak el Grande, destinada a jefes de Estado y que también han recibido, entre otros, Mohamed VI o Bill Clinton.

El esposo de la reina Sofía viajó en numerosas ocasiones a Kuwait durante su reinado con el habitual objetivo de impulsar las relaciones económicas y políticas entre ambas naciones, como se solía informar desde el Palacio de la Zarzuela. Pero el desplazamiento que realizó en 2014, cuando se cumplían 50 años desde que se establecieron relaciones diplomáticas entre España y Kuwait, resultaría especialmente polémico.

Cinco meses después de ser operado, Juan Carlos I retomaba su agenda internacional con dos destinos por los que siempre ha mostrado simpatía, Emiratos Árabes y Kuwait, antes de dirigirse a otros destinos del mundo árabe como Omán y Baréin. Pero fue un viaje privado al emirato junto a Corinna Larsen el que ha estado en el centro de las investigaciones a sus cuentas bancarias tras el supuesto pago que la alemana habría recibido de Kuwait poco después de que el emérito se reuniera con el emir.

Otro escándalo relacionado con este entorno fue cuando la Fiscalía del Tribunal Supremo investigó qué papel podría haber jugado el antiguo monarca en un caso de supuesto fraude fiscal y blanqueo de capitales en relación con el contrato de la construcción del tren de alta velocidad entre las ciudades de Medina y La Meca, en Arabia Saudita.

Tras la abdicación de Juan Carlos I, su exilio y sus tribulaciones judiciales, la relación entre las dos casas reales carecen ahora del matiz afectivo que tenían previamente –el emir y nuestro monarca se llamaban 'hermano' uno al otro–, pero eso no significa que se haya deteriorado, como prueba que Felipe VI haya cancelado toda su agenda para coger un avión con urgencia para viajar al país árabe.