Carole Landis: la lujosa casa donde ocurrió un suicidio por amor que impactó a Hollywood
Recordamos a la actriz y la desgracia que acabó con su vida antes de los 30 años con motivo de la llegada de una de sus películas a la plataforma Filmin
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La casa ajardinada y con piscina situada en el 1465 de Capri Drive, en Pacific Palisades, parece una mansión más de las que abundan por allí. Su precio, no al alcance de cualquier bolsillo, está estimado en unos diez millones de dólares y no destaca por nada en especial. Sin embargo, en una de sus habitaciones más lujosas se quitó la vida una de las grandes bellezas de Hollywood, cuyo eco resuena todavía hoy pese a que no fue una de esas estrellas que todos recordamos. Acaba de desembarcar en Filmin 'Se busca una mujer', una de las últimas screwball comedies que contenían enredos, diálogos a toda pastilla y mujeres glamurosas. Y una de las actrices de la película, además de los hoy más recordados George Brent y Virginia Mayo, es Carole Landis, la mujer que se suicidó en esa casa. Ella es la belleza que sucumbió a una sobredosis de setonal con apenas 29 años. Un suicidio por un amor, el de Rex Harrison, que simboliza el precario poder que las mujeres de la industria cinematográfica tenían en los años 40.
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Empezaremos por decir que Landis no fue una niña feliz. Nacida en Wisconsin, sufrió el abandono paterno a muy corta edad. También tuvo que vérselas con el drama de la muerte temprana de dos hermanos: Jerome falleció a causa de las quemaduras sufridas en un incendio, y Lewis tuvo la desgracia de ser disparado por el arma de uno de sus amigos. Belleza casi desde la cuna, Landis se sentía más mayor que otras chicas de su edad a causa de tanto infortunio, que la había hecho madurar a golpe de desgracias. A los 15 años, Carole se escapó del colegio y huyó a Arizona con el objetivo de casarse con su primer novio, Irving Wheeler. Unos días más tarde, la madre tuvo que apañárselas para cogerla de las orejas, anular el matrimonio y llevarla de nuevo a casa.
Cuando se mudó a Los Ángeles no lo tuvo ni mucho menos fácil. Pasó por trabajos de corista en los que su físico jugaba un papel demasiado protagonista. Para cambiar su suerte, cambió de nombre: de Frances Lillian Mary Ridste con el que había nacido pasó a ser Carole Landis, inspirándose en uno de sus grandes ídolos de la pantalla, Carole Lombard. Aunque en 1937 consiguió un papelito en la primera (y mejor) versión de 'Ha nacido una estrella', no destacó en ninguna película hata que en 1940 Hal Roach la eligió personalmente para acompañar a Víctor Mature en 'Hace un millón de años'. Como la muchacha a la que daba vida era prehistórica, estaba plenamente justificado que corriese en faldita corta y con la ropa mínima durante gran parte del metraje. Un deleite para algunos espectadores y una cruz para ella, que ansiaba salir del encasillamiento.
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Empeñada en demostrar que era algo más que una cara bonita, Landis daba entrevistas en las que decía leer a Hemingway o Maugham, y siempre puso especial interés en hacer mejores películas que las que se le daban. A veces, también hay que decirlo, se equivocó. Por ejemplo, le dijo que no a Darryl F. Zanuck, el jefazo de la Fox del que dicen que fue amante, cuando este le propuso ser la villana de 'Sangre y arena' (1941), el personaje que catapultó a Rita Hayworth. Con Cesar Romero formó una pareja de éxito a principios de los 40 en películas como 'Corazón desdeñado' (1941) o 'Por amor al arte' (1942). También compartió cartel con estrellas de renombre, aunque la cinta que le dio la fama, en el año 41, fue 'La mujer fantasma'.
En lo personal, y para su desgracia, demostró poca habilidad a la hora de tener un amor estable, ya que acumuló maridos y divorcios. De William Horace Schmidlapp Jr, del que enviudó, a Thomas C. Wallace, Willis Hunt Jr o el actor Jack Robbins, con el que se casó dos veces. Cinco maridos en total hasta que se convirtió en la amante de Rex Harrison, que ya entonces era toda una estrella.
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Su amor por él era tan grande como imposible. El actor estaba casado con la también actriz Lili Palmer, aunque tenía amantes aquí y allá. Una de ellas era Carole, que acabó enamorándose de él pese a que el protagonista de 'El fantasma y la señora Muir' no pensaba divorciarse de su mujer ni en broma. Cuando descubrió que, definitivamente, el británico no iba a dejar a Palmer, Landis decidió quitarse de en medio. Planeó su sobredosis de setonal cuidadosamente y se suicidó ante el estupor de medio Hollywood, que conocía la relación adúltera que Rex Harrison mantenía con ella. De hecho, fue él el que llamó varias veces por teléfono a la doncella, que aquella mañana no conseguía averiguar si la actriz estaba dormida por los somníferos o muerta. El protagonista de 'Cleopatra' fue hasta la casa y él mismo, al lado de la sirvienta, echó la puerta abajo para entrar dentro de la habitación y comprobó que la que había sido su amante había fallecido.
Poco tiempo antes de su muerte, Carole había ofrecido unas declaraciones significativas a la revista 'Photoplay': “En este mundo cada chica sueña con encontrar al hombre ideal: simpático, comprensivo, fuerte y que quiera ayudarla, alguien a quien amar apasionadamente. El glamour, las lentejuelas, la fama y el dinero son poca cosa si tu corazón está destrozado”.
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El corazón quedó destrozado y su vida también aquel 5 de julio de 1948 en el que murió. La casa donde ocurrió la desgracia sigue prácticamente igual que hace casi 80 años, cuando docenas de fotógrafos quisieron captar qué pasó tras el suicidio. En algún momento de estas ocho décadas alguien sugirió que la mansión alberga el fantasma de la actriz, pero esta ha seguido teniendo propietarios sin problema alguno. Casi olvidada hoy, corta existencia de Carole sigue siendo una de esas leyendas del Hollywood más oscuro y despiadado.
La casa ajardinada y con piscina situada en el 1465 de Capri Drive, en Pacific Palisades, parece una mansión más de las que abundan por allí. Su precio, no al alcance de cualquier bolsillo, está estimado en unos diez millones de dólares y no destaca por nada en especial. Sin embargo, en una de sus habitaciones más lujosas se quitó la vida una de las grandes bellezas de Hollywood, cuyo eco resuena todavía hoy pese a que no fue una de esas estrellas que todos recordamos. Acaba de desembarcar en Filmin 'Se busca una mujer', una de las últimas screwball comedies que contenían enredos, diálogos a toda pastilla y mujeres glamurosas. Y una de las actrices de la película, además de los hoy más recordados George Brent y Virginia Mayo, es Carole Landis, la mujer que se suicidó en esa casa. Ella es la belleza que sucumbió a una sobredosis de setonal con apenas 29 años. Un suicidio por un amor, el de Rex Harrison, que simboliza el precario poder que las mujeres de la industria cinematográfica tenían en los años 40.