Skin gloss es lo que quieres en tu piel cuando dices 'que brille mucho'

A lo mejor ha llegado el momento de dejar de decir que las pieles jugosas, ultraluminosas y saludables son una tendencia, para normalizar que las pieles mate nos resultan demasiado artificiales.

Sobre las pasarelas vemos periódicamente cómo sobre el rostro de las modelos se reflejan miles de partículas brillantes, acabados irisados y efectos visuales que emulan desde espejos hasta auténticas pieles de vampiros de ‘Crepúsculo’.

Sin embargo, tan adictivo resulta ese acabado jugoso como difícil de conseguir. Técnicas como la glass skin, la jello skin, la glazed skin o el strobing buscan recrear ese efecto de piel húmeda, pero la superposición de pasos hace que no terminen de dar el salto de la pantalla a la vida real.

Durante la presentación de las tendencias de maquillaje del 2024, Baltasar González Pinel, director artístico de MAC Cosmetics Europe, Mid. East, Africa e India, realizaba el más sencillo de los mejunjes diciendo “y esto es un skin gloss”, y de repente todo cobraba sentido.

A pesar de que los años 90 sean la fuente de inspiración actual y los acabados mate fueran su propósito supremo, texturas como la cloud skin -que descubrimos precisamente gracias a Xabi Rodríguez, National Makeup Artist de MAC- quieren incorporar el acabado aterciopelado a pieles luminosas. Para ello, el brillo se centra solo en áreas muy específicas y se resalta el brillo en puntos concretos.

El gloss skin no habla de mates ni terciopelos, simplemente adereza las zonas sobre las que la luz incide, justo igual que se hace con un iluminador. Lo innovador está en cómo se crea y en su textura.

Los que Baltasar hacía para crear ese gloss, como el de los labios, pero para la piel, era aplicar primero el Studio Radiance Moisturizing + Illuminating Silky Primer de MAC sobre el dorso de su mano y tomar con la yema de los dedos una sombra de ojos de brillo dorado del mismo tono de la piel y diluirlo sobre la crema.

El resultado era un iluminador cremoso, prácticamente formulado a medida para el modelo al ser su mismo color de base pero lleno de matices. El primer elegido por el maquillador actúa como una hidratante ligera y llena de luminosidad que se fija sobre la piel, sin sensación ni grasa ni de pesadez. Al incorporar la sombra en polvo, el resultado no es pastoso. En resumen, se crea un iluminador instantáneo.

La prebase gel elegida por el maquillador se caracteriza por mantener la hidratación de la piel hasta 8 horas y potenciar su luminosidad gracias a un compendio de ácido hialurónico, aceite de oliva, aceite de jojoba y vitamina E.

En el caso de las sombras de ojos (en la masterclass, Baltasar González utilizaba la Connect In Colour Eye Shadow Palette: Unfiltered Nudes, también de MAC), la clave es el color que sea lo más cercano al tono de la piel y que tenga partículas brillantes para crear ese efecto jugoso.

El mejunje, aplicado sobre la parte alta de los pómulos, replica ese brillo como de piel húmeda, pero sin la sensación de pegajosidad gracias a la textura gel del primer. Las partículas brillantes de la sombra de ojos son las responsables de jugar con la luz, según se mueva el rostro, devolviendo esos destellos tan adictivos.

La cremosidad brillante de la mezcla replica el efecto de un gloss sobre los labios; de ahí su nombre, ‘gloss skin’.