Chábeli Iglesias: de la pérdida de los relojes Cartier que le regalaba su padre al mundo de la decoración
Una de las historia más llamativas de sus años de adolescencia era la poca importancia que la hija de Isabel Preysler y Julio Iglesias daba al precio de las cosas
Chábeli Iglesias fue durante años la figura más pública en la tribu Preysler. Ahora, ha vuelto a la escena a través del programa de televisión 'Hermanos a la obra', en el que comparte protagonismo con su hermano Julio José. Aparentemente se dedican a remodelar casas de personajes famosos, tanto en Madrid como en Miami.
De esa afición por parte de la primogénita Iglesias poco se sabía, salvo las informaciones que daba a través de los reportajes de la revista '¡Hola!'. Aparte de ejercer de madre de familia a tiempo completo, se dedicaba a decorar y asesorar a sus amistades en la parcela de interiorismo. No era un trabajo estrictamente cualificado, sino una manera de entretenerse cuando ya los hijos se hacían mayores.
Aunque en este sentido, no tuvo nada que ver en la decoración de la casa de su hermana Tamara, que contó con una experta profesional para que se encargara de dejar el hogar perfecto para el uso y disfrute del matrimonio Falcó-Onieva.
Sabíamos de esa dedicación alternativa, pero no que fuera a convertirse en protagonista televisiva para un espacio de las características de 'Hermanos a la obra'. Ya tuvo su incursión en el medio audiovisual otras veces que no tuvieron repercusión, salvo su aparición en el primer programa de 'Tómbola', que quedaría como referente cuando abandonó el plató al grito de "sois gentuza" dirigido a los periodistas.
Eso sí, cobró el caché estipulado, que marcó un antes y un después a la hora de las apariciones de los personajes.
Esta vez el espacio de La 1 funciona regular, pero en cambio sí ha servido para que la primogénita Iglesias sea más visible. En los últimos años sus visitas a España eran menos habituales y solía aparecer en Madrid por Navidad.
Se alojaba en casa de su madre, en la mansión de Puerta de Hierro hasta que falleció la abuela. Fue la época final de Vargas Llosa, cuando Isabel decidió poner tierra por medio y toda la familia comenzó a reunirse en casa de Chábeli en Miami. Esas eran las noticias que recibíamos de la hoy 'jefa de obra'.
Esta excusa centrada en este trabajo, que nada tiene que ver con las exclusivas que hace cada cierto tiempo, viene al caso para recordar algunos de los aspectos más singulares en la vida de Chábeli.
Cuando aún no había cumplido los diez años, acompañaba a su madre en actividades sociales y llegaron a desfilar juntas para firmas como Dafnis o María Teresa de la Vega. Las dos, amigas de la madre y, por lo tanto, sin compensación económica, ya que se trataba de historias solidarias.
Lo que sí hacía la niña era pactar con los fotógrafos. Les decía “me haces fotos, pero me das chuches”. Y los profesionales solían acudir a ese tipo de actos cargados de dulces para que Chábeli les facilitara el trabajo. De estos acuerdos ni Isabel ni la señorita que cuidaba a sus hijos tenían información.
Una de las historias más llamativas de aquellos años de adolescencia era la poca importancia que daba al precio de las cosas. Los mejores colegios, los juguetes más espectaculares, la ropa de marca y en el caso de Chábeli un disco 'De niña a mujer', que ha sido uno de los temas más vendidos en la carrera de su padre.
Una de las anécdotas de esa etapa aparece en la biografía 'Isabel Preysler. Reina de corazones' (Ediciones B). Cuando estaba interna en Londres, se le olvidó en el cuarto de baño de un restaurante un reloj Cartier, regalo de Julio Iglesias. Cuando pudo hablar con su padre se lo contó. El cantante le envió otro. Y volvió a pasar dos veces más. Y papi, a través de Alfredo Fraile, le hacía llegar otro nuevo. El reloj en cuestión rondaba las quinientas mil pesetas.
Eran tiempos en los que la primogénita Iglesias aún mantenía cordialidad con los medios. Y se mantuvo esta táctica casi hasta la mayoría de edad. Llegaron los novios y apareció la cara B de la niña, con desplantes hacia los reporteros que la seguían en Marbella, a los que llamaba "muertos de hambre". Julio Iglesias le recriminaba esa actitud y en más de una ocasión, no disculpaba a la niña de sus ojos y apoyaba a la prensa. "Ella está feliz de aparecer en las primeras páginas. Salimos en lasrevistas la gente que queremos hacerlo y ella es consciente de eso”, decia.
Así era la vida de Chábeli, que ha pasado de perder relojes Cartier a tirar tabiques.
Chábeli Iglesias fue durante años la figura más pública en la tribu Preysler. Ahora, ha vuelto a la escena a través del programa de televisión 'Hermanos a la obra', en el que comparte protagonismo con su hermano Julio José. Aparentemente se dedican a remodelar casas de personajes famosos, tanto en Madrid como en Miami.