Duques de Sussex: todo sobre su lujosa nueva casa (y lo que va a costar)

Ha sido toda una sorpresa el comunicado de Kensington Palace que anuncia que en los próximos meses Meghan y Harry se mudarán a Frogmore Cottage, en Windsor, un escenario muy emblemático para la pareja. Allí se tomaron las fotografías oficiales que distribuyó la Casa Real para anunciar su compromiso matrimonial (una de ellas, la que podéis ver sobre estas línas) y allí se celebró también el banquete nocturno tras su boda en la capilla de San Jorge.

Más allá de las especulaciones que dicen que hay un distanciamiento entre la pareja y los duques de Cambridge, parece ser que ha sido determinante el hecho de que vayan a ser padres el próximo año que se muden a esta histórica propiedad inmobiliaria que tiene 10 habitaciones, en lugar de las dos que disfrutan en la actualidad.

Para entender la relevancia del lugar que les ha cedido la reina Isabel II, vamos a hacer un poco de historia...

El nuevo hogar de los Sussex es un edificio de dos plantas situado en el norte de la finca de Frogmore, en Windosr. Se trata de una construcción del siglo XVII (entre los años 1680 y 1684 por el arquitecto Hugh May), que ha sido residencia real desde 1792.

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Su nombre procede por el gran número de ranas que proliferan en los terrenos pantanosos de la zona, en un meandro del rio Támesis. Esta propiedad pasó por varias manos hasta que los reyes Charlotte y Jorge III lo compraron para convertirlo en una casa de campo de recreo para la reina y sus hijas. Posteriormente se convirtió en el hogar de la duquesa de Kent, madre la madre de la reina Victoria.

Frogmore House fue acondicionada, restaurada y redecorada en los años 80. Unas obras que permitieron recuperar los frescos del siglo XVIII del pintor Louis Laguerre que estaban ocultas en los muros. En sus terrenos se encuentra el mausoleo de la reina Victoria y el príncipe Alberto, y también yacen allí los restos de Enrique VIII y su mujer, Wallis Simpson.

Respecto a las instalaciones actuales de Frogmore Cottage debemos destacar que dispone de 10 habitaciones, guardería para el bebé, gimnasio, spa y un estudio para practicar yoga. La finca, en un privilegiado entorno natural, ocupa una extensión de 33 acres, algo más de 133.000 metros cuadrados. Un entorno perfecto para la nueva vida que van a emprender Meghan y Harry.

La prensa británica no especifica cuánto va a costar acondicionar y amueblar el nuevo hogar de la pareja, pero hablan de millones de libras esterlinas. Como indicio, diremos que se habían gastado casi dos millones de euros en reformar el apartamento de Kensington Palace en el que se creía en un principio que iban a instalarse.