De Mette-Marit de Noruega a Masako de Japón: las distintas estrategias de las royals para hablar de sus baches de salud
La esposa del príncipe Haakon estará de baja durante dos semanas por "dolencias relacionadas con su enfermedad crónica". El hecho de que haya sido trasparente con su enfermedad ha hecho que sus conciudadanos hayan entendido su situación
La princesa Mette-Marit atraviesa uno de sus momentos más bajos. Los continuos escándalos que ha protagonizado su hijo, Marius Borg, han puesto en jaque la corona noruega. Además, son muchos los que han situado el foco sobre su persona por su premeditado silencio. Incluso hay quienes apuntan a que estas polémicas, que arrastran desde el pasado agosto, podrían haber causado mella en la salud de la princesa. Sea como fuere, esta semana, desde la Casa Real, han comunicado que estará de baja dos semanas debido a “dolencias relacionadas con su enfermedad crónica”.
Al contrario de lo que concierne con su vástago, Mette-Marit ha sido trasparente con sus problemas de salud. Todo se remonta a 2018, cuando la princesa comunicó que había sido diagnosticada de fibrosis pulmonar, una enfermedad que ha propiciado que se haya tenido que ausentar, en más de una ocasión, de sus compromisos reales. Es más, no pudo acudir al Jubileo de Oro de Carlos Gustavo de Suecia. La sinceridad con la que trató su dolencia hizo que sus conciudadanos comprendieran el difícil momento que estaba atravesando y le transmitieran sus mejores deseos. Así, su imagen pública mejoró considerablemente.
Kate Middleton, en el punto de mira por su silencio
Una estrategia de comunicación que dista de la de Kate Middleton. Aunque por muchos es considerada la royal por experiencia, el hermetismo con el que trató su desaparición pública, antes de anunciar que padecía cáncer, hizo que los tabloides británicos especulasen sobre qué le acaecía a la esposa del príncipe Guillermo. El hecho de que durante semanas no se informase sobre su estado de salud -solo se dijo que se había sometido a una cirugía abdominal- colmó la paciencia de aquellos que habían decidido respetar su intimidad. Más aún después de que se negasen, desde la Casa Real, a distribuir la polémica imagen en la que salía con sus descendientes y que había editado con Photoshop.
Prueba del cambio de opinión de los tabloides fue que comenzaron a publicar informaciones que no dejaban en buen lugar a los príncipes de Gales. Fueron varias las noticias en las que se haría referencia a las supuestas infidelidades del príncipe Guillermo -se llegó a revelar la identidad de algunas de las mujeres-.
Los medios no cesaron en su intento de presionar a la corona para que dieran detalles sobre el estado de salud de Kate Middleton. O se conocía cómo se encontraba la princesa o seguirían sacando su artillería pesada. Finalmente, la nuera de Carlos III de Inglaterra comunicó, a través de un vídeo, que le habían diagnosticado cáncer y que estaba en tratamiento. Antes de ello, la estrategia de comunicación que llevaron a cabo fue duramente criticada y motivó que los británicos desconfiasen de ella.
Fuerte infección otorrinolaringológica
Otra de las royals que, por problemas de salud, se ha visto obligada a ausentarse de sus deberes reales es Charlène de Mónaco. La esposa del príncipe Alberto se alejó del foco mediático durante un año. Todo después de contraer una fuerte infección otorrinolaringológica por la que fue intervenida quirúrgicamente hasta en tres ocasiones.
Señalar que este bache de salud lo tuvo después de poner rumbo a Sudáfrica, donde vivió sus primeros años de vida, para asistir a un acto sobre la conservación de los animales. Aunque al principio hubo cierto hermetismo, terminaron explicando lo que le ocurría. Es más, compartieron que iba a ingresar en una clínica para centrarse en su recuperación.
Un tiempo después, Charlène de Mónaco, compartió, con ánimo de aclarar los motivos de su ausencia pública, su lucha. “Pasé por un momento muy difícil, pero tuve la suerte de ser apoyada y querida por mi esposo, mis hijos y mi familia, de quienes saco todas mis fuerzas. El camino ha sido largo, difícil y doloroso. No quiero ir muy rápido, pero hoy me siento más tranquila”, deslizó en una entrevista que concedió a la revista ‘News24’. En esta, también destacó que “la fe” fue imprescindible: “Me ha guiado en los momentos más difíciles de mi vida”.
La depresión de Masako de Japón
También es reseñable el caso de Misako de Japón. La emperatriz consorte sufre, desde hace varias décadas, una depresión crónica que ha motivado que, en más de una ocasión, no haya podido cumplir con sus compromisos institucionales. Y aunque la familia imperial japonesa es una de las más herméticas a la hora de hablar sobre sus miembros, siempre comparten si la esposa de Naruhito de Japón acudirá o no a los actos.
El diagnóstico llegó después de la presión a la que se vio sometida, durante años, por traer un heredero al mundo -solo tuvo a la princesa Aiko-. Allí, impera el conservadurismo y una mujer no puede ocupar sitio en la línea de sucesión al trono. Esto, más el radical cambio de vida que experimentó, propició que su salud mental mermara considerablemente. Por aquel entonces, se limitaron a decir que sufría un “trastorno de adaptación”.
La princesa Mette-Marit atraviesa uno de sus momentos más bajos. Los continuos escándalos que ha protagonizado su hijo, Marius Borg, han puesto en jaque la corona noruega. Además, son muchos los que han situado el foco sobre su persona por su premeditado silencio. Incluso hay quienes apuntan a que estas polémicas, que arrastran desde el pasado agosto, podrían haber causado mella en la salud de la princesa. Sea como fuere, esta semana, desde la Casa Real, han comunicado que estará de baja dos semanas debido a “dolencias relacionadas con su enfermedad crónica”.