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20 años de la muerte de Alfonso de Hohenlohe, creador de la Marbella más chic
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TRISTE ANIVERSARIO

20 años de la muerte de Alfonso de Hohenlohe, creador de la Marbella más chic

Ahijado del rey Alfonso XIII, invirtió los beneficios de una operación en México y compró terrenos en un pueblo pescador que convertiría en punto de reunión de la jet set mundial

Foto: Ira de Fürstenberg junto a Alfonso de Hohenlohe en 2002. (Gtres)
Ira de Fürstenberg junto a Alfonso de Hohenlohe en 2002. (Gtres)

Le llamaban el ‘príncipe olé-olé’ porque pocos marbellíes de aquellos años sabían pronunciar su nombre. Hablamos de Alfonso de Hohenlohe, aristócrata hispanoalemán entroncado con las casas reales europeas, ahijado de Alfonso XIII, playboy de la Costa del Sol y promotor inmobiliario. Él fue el ideólogo de la Marbella de los años dorados, la de la jet set, la de Elizabeth Taylor y Jacqueline Onassis. Y hoy hace 20 años que uno de los personajes más fascinantes de nuestra historia reciente fallecía a los 79 años, precisamente, en su querida Marbella.

Aquel mismo 2003, el Gobierno le había otorgado la Medalla al Mérito Turístico, un reconocimiento a su empeño por convertir la Costa del Sol en un punto deseado en medio mundo. Nacido en Madrid en 1924, Alfonso de Hohenlohe fue bautizado en el Palacio Real y sus padrinos fueron los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Era hijo del príncipe Maximiliano y la princesa Piedad Iturbe, y su infancia la pasó entre palacios, del de su abuela, la duquesa de Parcent, al castillo familiar de Bohemia.

placeholder Alfonso de Hohenlohe con sus hijos Kiko y Hubertus. (EFE)
Alfonso de Hohenlohe con sus hijos Kiko y Hubertus. (EFE)

Siempre fue una mente inquieta y llegó incluso a ser el responsable de introducir la marca Volkswagen en el mercado mexicano. Fue en los años en los que vivía en Estados Unidos, el mismo momento en el que un amigo le habló de un pueblecito de pescadores en la costa este española, en el que el príncipe decidió invertir.

Mítico Marbella Club

Con los beneficios recibidos de la operación mexicana -a los 22 años, sus rentas habían empezado a disminuir a consecuencia de la I Guerra Mundial-, compró terrenos poco a poco hasta que finalmente, en 1954, decidió construir un hotel, el Marbella Club, que nadie pensó que llegaría a ser el punto de reunión de la jet set internacional. Ni siquiera él mismo.

Foto: Gunilla Bismarck y Hubertus de Hohenlohe, en la fiesta celebrada en Marbella. (Foto: Amparo de la Gama)

Al principio, este establecimiento, del que el príncipe se encargó personalmente, desde la arquitectura hasta las cartas, contaba con tan solo 20 habitaciones que daban al mar y ofrecía tres fiestas temáticas a la semana. El cliente podía pedir lo que quisiera, desde comer huevos fritos tumbado en la arena hasta que te llevaran en burro a la playa. Todo lo organizaba él desde su residencia, El Principito, una de las primeras mansiones de la zona.

De Hollywood a la Costa del Sol

Con el éxito del Club Marbella llegaron años de desenfreno inmobiliario en los que se edificaron más hoteles, urbanizaciones y clubs, de los que la mayoría salía de sus inversiones. Alfonso de Hohenlohe fue el principal promotor de la zona, el creador de una Marbella ya desaparecida en la que mandaba la elegancia y el chic, en la que un aristócrata se mezclaba con una artista de Hollywood y un pescador. La Marbella del lujo entendido como tal.

El príncipe no se perdía ni una fiesta y a pesar de todo era un trabajador incansable. Su don de gentes, su buena planta, su alta educación y su cartera le permitieron atraer a lo mejor (y lo más alocado) de cada familia. ¿Quién no recuerda a Jaime de Mora y Aragón? El hermano de la reina Fabiola de Bélgica se convirtió en uno de los principales hombres de la noche marbellí junto a Gunilla Von Bismarck, un combo que daba alegría a cualquier sarao.

Gustos millonarios

Son muchos los periodistas que pasaban allí los veranos en los 80, pendientes de los centenares de famosos que llegaban con sus aviones privados o sus superyates. La periodista Rosa Villacastín recuerda cómo una vez se coló en la mansión de Sean Connery para pedirle una entrevista y, al ser descubierta por el actor, la echó de su casa de malas maneras. Eso sí, al día siguiente la buscó para concederle la dichosa entrevista.

Este era el ambiente de Marbella, el que había buscado crear Alfonso de Hohenlohe, conocedor como nadie de los gustos de los millonarios internacionales. Una mezcla de lo auténtico y terrenal con toques celestiales.

Foto: Gunilla Von Bismarck, en una representación de 'El Lago de los Cisnes'. (A. de la Gama)

Y para celestiales, su primera mujer, Ira von Fürstenberg, una de las mujeres más bellas de la Costa del Sol. Nacida en Italia como Virginia Carolina Theresa Pancrazi Galinda von und zu Fürstenberg, esta elegante princesa de cuna que mantiene a día de hoy -tiene 83 años- su tratamiento de Alteza Serenísima, era hija del príncipe austro-húngaro Tassilo von Fürstenberg y Clara Agnelli, nieta del verdadero Cavalliere, el fundador de la Fiat. Sus ojos, azules como el mar Mediterráneo, conquistaron al príncipe, con quien se casó en 1955 en Venecia, y tuvieron dos hijos, Christopher (fallecido en Tailandia en 2006) y Hubertus.

El escándalo

Ira fue la primera 'it girl' de nuestro tiempo, diseñadora, actriz, mecenas… Cuando se casaron, ella tenía 15 años y él le doblaba la edad, un escándalo en la época que no hizo más que hacer crecer el mito marbellí. Algo que se agrandó cuando Ira abandonó a Alfonso por otro playboy y huyeron juntos a Brasil. El príncipe los persiguió hasta Latinoamérica, roto de amor, pero se dio por vencido y finalmente logró la nulidad matrimonial.

Una década después se casaba de nuevo con Jocelyn 'Jackie' Lane, austriaca de nacimiento aunque criada en Estados Unidos. Con esta actriz que había aparecido junto a Elvis Presley en una película, tuvo una hija, Arriana Teresa Maria. Y, durante su matrimonio, el príncipe tuvo otra hija, ilegítima, con una de sus amantes. En 1985, la relación se rompió, claro, y al cabo de seis años volvía a casarse, esta vez con Marilys Healing, una mujer alejada de la noche, la única que logró convertir al playboy marbellí en un hombre de su casa.

El príncipe era propietario de Las Monjas, una gran finca en Ronda, a donde ambos se retiraron hasta la muerte de la esposa, en 2000, mientras dormía. Ese mismo año era el principio del fin: Alfonso de Hohenlohe fue diagnosticado con un cáncer por el que viajaría a Estados Unidos para tratarse. Moría tres años después.

Le llamaban el ‘príncipe olé-olé’ porque pocos marbellíes de aquellos años sabían pronunciar su nombre. Hablamos de Alfonso de Hohenlohe, aristócrata hispanoalemán entroncado con las casas reales europeas, ahijado de Alfonso XIII, playboy de la Costa del Sol y promotor inmobiliario. Él fue el ideólogo de la Marbella de los años dorados, la de la jet set, la de Elizabeth Taylor y Jacqueline Onassis. Y hoy hace 20 años que uno de los personajes más fascinantes de nuestra historia reciente fallecía a los 79 años, precisamente, en su querida Marbella.

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