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La boda de Verónica en Málaga y su vestido de novia de seda bordada con flores
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La boda de Verónica en Málaga y su vestido de novia de seda bordada con flores

Gonzalo, extremeño, y Verónica, uruguaya, se dieron el 'sí, quiero' el pasado otoño en Málaga, la ciudad donde tienen fijada su residencia y testigo de su enlace

Foto: El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)
El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

El amor ni tiene límites ni conoce fronteras. Verónica, uruguaya, y Gonzalo, extremeño, son la mejor prueba. Hoy, convertidos en marido y mujer, su historia y su enlace son protagonistas de la última boda real de Vanitatis.

"Fue un desafío elegir el sitio donde celebrar nuestro gran día. Yo soy de Uruguay, aunque llevo cinco años viviendo en España, y Gonzalo es de Badajoz. Como vivimos los dos en Málaga, pensamos que era el lugar adecuado. Hoy Málaga es nuestro hogar. Además, sabíamos que en la época que nos casábamos, en otoño, el clima nos acompañaría. También resultó ser una acertada decisión por las conexiones en avión con Uruguay que la ciudad tiene para quienes viajaron desde mi país", explica la novia.

placeholder El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)
El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

Una experta en marketing y un ingeniero agrónomo que decidieron dar un paso más en su relación en enero de 2022. "Llevábamos cuatro años juntos cuando Gonzalo me propuso matrimonio. La petición de mano fue en Punta del Este (Uruguay). Habíamos ido a visitar a mi familia. Desde pequeña pasé mis veranos en Punta del Este y es un lugar al que tengo mucho cariño. Gonzalo, consciente de ello, decidió hacerme la pregunta allí".

Once meses después llegaría la boda. Celebrada el 5 de noviembre de 2022 en la capital de la Costa del Sol, la ceremonia religiosa tuvo lugar en la Iglesia del Sagrado Corazón y la celebración posterior, en la Hacienda La Biznaga en Cártama, un pueblo de Málaga.

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

"La iglesia que más nos gustaba en el centro de Málaga era la iglesia del Sagrado Corazón y fue nuestra primera opción a consultar. Como nos acercamos a preguntar disponibilidad con solo ocho meses de antelación, pensamos que no tendríamos hueco. Sin saberlo, es uno de los templos más demandados para casarse en esta ciudad y con tan poca antelación pensamos que sería imposible. Al final tuvimos la enorme suerte de que el día que queríamos estaba disponible y así fue como en marzo de 2022 fijamos nuestra fecha soñada para el 5 de noviembre", relata la uruguaya.

Rodeada de sus familiares más directos, Verónica se arregló y vistió tranquila en casa. Del maquillaje se encargó Yolanda González y del peinado, un semirrecogido con ondas naturales, Álvaro Sánchez.

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

El padre de Verónica cumplió con la tradición y acompañó a su hija del brazo al altar. "La entrada a la Iglesia es uno de los momentos que más emociona recordar. Junto a mi padre y delante, mis sobrinos de pajes". Rememorando la ceremonia, la experta en marketing añade que "fue muy bonita y la ofició un cura que nos conoce a Gonzalo y a mí desde que nos mudamos a Málaga".

En paralelo a su llegada, el vestido de novia que con tanto mimo y cuidado Laura Viera había diseñado quedó por fin expuesto ante todos sus invitados.

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

Un proceso, el de la creación de su traje de novia, que distaba mucho de lo que Verónica había imaginado. "La decisión de escoger diseñadora fue difícil porque en Uruguay el proceso es diferente al de aquí. Allí una es la que va a las tiendas, siempre con indicaciones de la diseñadora, y compra la tela para su vestido. En España me sentía limitada a la oferta de cada modista. Para mí la tela era el elemento fundamental del vestido, donde quería hacer más hincapié, más incluso que en el propio diseño. Primero busqué en Málaga, porque vivo aquí y quise empezar a buscar cerca, pero luego decidí ir a Madrid, ciudad en la que viví antes tres años y donde cada viaje era una excusa para reencontrarme con amigos y familia. Finalmente, opté por hacerlo con Laura Viera porque desde que entré a su atelier todos sus tejidos me enamoraron".

A partir de esa elección, Viera como diseñadora del traje de su vida, los viajes de ida y vuelta entre Málaga y Madrid se repitieron de forma habitual en la agenda de Verónica.

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

"Iba a Madrid cada cierto tiempo para las pruebas. Al vivir en Málaga, Laura lo hizo todo más fácil y aprovechamos mucho cada vez que fui a su taller", señala la novia.

"Primero elegí la tela del vestido: una organza de seda bordada con flores en color crudo. Después, el forro del vestido, un satén de seda. Quería que el diseño fuera atemporal y que se adecuara a la época de la boda, que era otoño. El escote, cuadrado y con un poco de pico. Me gustaba la idea de jugar con un escote entre cerrado y abierto porque esa estación del año, en Málaga, puede amanecer un día más caluroso de lo normal y finalmente así fue. En cuanto a las partes que deseaba resaltar del diseño eran las mangas abullonadas y la cola del vestido".

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

El resultado es un vestido de novia con un escote alto en pico, mangas abullonadas semitransparentes, silueta recta rematada en una falda de línea 'A' con cola y el tejido, tal y como idealizó Verónica, como protagonista de la pieza.

Del semirrecogido de la novia, brotaba un velo de tul voluminoso con una longitud similar a la de la cola. Mención especial para el tocado joya que lució en la cabeza. "Se fabricó en Uruguay por Julhia Fischer. El proceso del diseño fue a distancia, aunque tuvimos la oportunidad de vernos en una ocasión en Marbella. El tocado estaba hecho con hojas en nácar, tul y cristales y llevé también un velo de tul en el mismo tono del vestido", cuenta Verónica.

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

El ramo de la uruguaya, un pequeño bouquet con "flores de temporada con tonos rosa y azul", fue obra de su suegra, "María José Domínguez Tristancho, que también se dedica al maquillaje, peinado y tocados nupciales".

Para el calzado, Verónica escogió unas sandalias de la marca española Flor de Asoka. En concreto, el modelo Ryme en color natural. Un par que se fabrica bajo pedido previo en una amplia oferta de colores y que cuesta 385 euros.

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

En el apartado de las joyas, mucho sentimiento. "Llevé unos pendientes de oro con un zafiro azul de mi madre y el anillo que Gonzalo me regaló el día que me pidió matrimonio. En origen, eran unos gemelos con historia familiar que transformó en un anillo a medida para mí. Una pieza, al igual que los pendientes, de oro con un zafiro azul", cuenta la novia.

Convertidos en marido y mujer, Gonzalo, Verónica y sus invitados, venidos de diferentes rincones del mundo, pusieron rumbo hasta la Hacienda La Biznaga. Emplazada en una pequeña colina con espléndidas vistas al valle de Guadalhorce, en la localidad malagueña de Cártama, presenta diversos espacios para la celebración de una boda, todos en un entorno singular de gran atractivo, que permite un ambiente íntimo, exclusivo y acogedor.

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

"Fue el primer sitio que fuimos a visitar en Málaga para la celebración y nos encantó. Tenían un plan pensando en caso de que lloviese o todo lo contrario, hiciese un día espectacular. Eso era algo que teníamos muy presente por casarnos en otoño. Por eso elegimos la Hacienda La Biznaga en Cártama. Además, las vistas son impresionantes y disfrutamos de un clima tan bueno que pudimos realizar el aperitivo en el exterior y luego la comida y la fiesta, en el interior", relata la especialista en marketing.

"Durante el aperitivo tocó algunos temas Jaime Terrón, que es primo de mi marido. También cantaron Gonzalo y otros amigos nuestros. Luego tuvimos la cena y enseguida la fiesta", recuerda.

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

"Estuvimos acompañados por la gente que más nos quiere y eso era todo lo que queríamos. A destacar, dos detalles divertidos que preparamos. Uno, la entrada al convite al ritmo de la canción 'Don’t stop me now' de Queen. Repartimos a los invitados banderines de Uruguay y de España que reemplazaron al clásico revoloteo de servilletas. Y dos, en la fiesta dimos tatuajes temporales con nuestras iniciales y todos los invitados llevaban su 'tattoo' puesto".

placeholder La boda de Verónica. (Ann Gonchar)
La boda de Verónica. (Ann Gonchar)

Verónica insiste que siendo de puntos geográficos tan distantes Uruguay y España, para Gonzalo y ella lo más importante de la boda fue poder reunir a todos los que quieren. "El mejor recuerdo es haber podido compartir un día tan especial con nuestra gente más querida. Todos los que estuvieron allí se trasladaron desde su país o ciudad de origen y eso nos emociona mucho. Fueron muchas buenas y mágicas sensaciones entre la celebración del matrimonio y el reencuentro con personas que no veíamos hacía tiempo y estaban ese día todos juntos para acompañarnos"

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El vestido novia de Verónica. (Ann Gonchar)

Como consejo para futuras novias, Verónica recuerda uno que le dieron a ella. "Una vez alguien me dijo: 'El día de la boda tienes que observar y hacer fotos con los ojos para recordar esos momentos siempre'. Me encantó. Hay que intentar registrar esos instantes inolvidables y guardaros en la memoria".

Añade, "otro consejo es que si lo tenéis claro, no esperéis años para celebrarlo. Nosotros lo hemos organizado en ocho meses y volvería a hacerlo así. Es mucho trabajo, no lo niego, pero más que suficiente para llevarlo a cabo".

El amor ni tiene límites ni conoce fronteras. Verónica, uruguaya, y Gonzalo, extremeño, son la mejor prueba. Hoy, convertidos en marido y mujer, su historia y su enlace son protagonistas de la última boda real de Vanitatis.

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