Cañizares, Mayte y el imperio inmobiliario de 16 millones que se repartirán tras el divorcio

Este miércoles, 21 de julio, por la mañana, Santiago Cañizares y Mayte García sorprendían publicando en sus redes sociales la imagen de un campo soleado acompañada de un texto cuyo objetivo era hacer público el proceso de divorcio por el que están pasando. Momentos duros para una pareja que parecía idílica y para sus tres hijas, que con 8 y 11 años están en edad de escuchar y enterarse de todo lo que se comenta a su alrededor. Se desconoce si la separación se ha logrado en su totalidad de mutuo acuerdo, pero los datos a los que ha tenido acceso Vanitatis indican que tienen mucho trabajo por delante a la hora de repartir sus propiedades, cuyo valor roza los 16 millones de euros.

Cuando Mayte y Santi se conocieron, en el año 2007, él estaba disfrutando de sus últimos años como futbolista en primera línea, comenzaba a pensar en su retirada y en su plan B para ese momento. Su entonces novia fue su gran ilusión, después de un matrimonio anterior en el que tuvo tres hijas. Pocos conocen un dato importante para entender el amplio patrimonio que ha atesorado la pareja en estos 13 años juntos, y es que a la fortuna que Cañizares ganó en sus años de gloria en el fútbol, hay que unirle la mente matemática de Mayte, que se dedicaba ya entonces y se dedica ahora a los fondos de inversión.

Leasing financiero

Cañete Bussines SL fue su gran apuesta, una empresa que él tenía constituida desde 1999 y en la que ella ocupó el cargo de apoderada en 2008, después de contraer matrimonio. Los dos constan como únicos accionistas de la misma. La empresa está tipificada por su actividad como dedicada al ‘alquiler, leasing y arrendamiento financiero’, y lo cierto es que, muy poquito a poco y poniendo los dos todo su esfuerzo en ello, hoy puede considerarse a esa sociedad como la poseedora de un imperio inmobiliario importante.

Y es que comenzaron invirtiendo sus ahorros y poco a poco continuaron haciendo lo mismo con los beneficios de las primeras inversiones, y así sucesivamente hasta hacerse con un número muy importante de inmuebles de toda índole que alquilan entre Valencia, Ibiza y Murcia. Aunque el arrendamiento, tanto vacacional como para vivienda habitual o negocios, es su actividad principal, también ponen sus inmuebles a disposición de socios inversores interesados en llevar a cabo operaciones de rentabilidad inmobiliaria.

El activo total de esta sociedad, que suma casi 16 millones de euros, es el resultado del trabajo diario de la pareja, que ha gestionado codo con codo a lo largo de estos 13 años el negocio que un día comenzaron con mucho menos dinero, pero con una ilusión enorme. Adosados, chalets, fincas rústicas, locales o incluso un mirador componen la oferta que la empresa ofrece para alquilar de forma puntual o para una larga estancia, todo es negociable.

Patrimonio al margen del matrimonio

Además, cada uno cuenta por separado con otros activos. En el caso del exguardameta, tiene otra empresa, Cañete Racing Sport SL, dedicada a las actividades deportivas y constituida en 2013, de la que es administrador único y cuyo capital activo asciende a 126.000 euros con un balance de cuentas en el último ejercicio presentado, 2019, de 46.488 euros. Cifras positivas, pero mucho más modestas. A esto hay que añadirle una vivienda en Madrid, concretamente en la zona de Las Rozas, de la que es único propietario.

Por su parte, Mayte también posee algunas propiedades al margen del matrimonio en distintos municipios valencianos. Es poseedora, en régimen de nuda propiedad junto a sus hermanos, de seis particiones de una finca rústica y una vivienda de 800 metros cuadrados heredada en el municipio de Puçol, una finca de seis hectáreas, también heredada en Torrent, y un local en Mislata de 350 metros cuadrados igualmente repartido entre sus hermanos.

En definitiva, Mayte y Santi cuentan con la suficiente solvencia como para que el dinero no suponga un problema en su divorcio, y a juzgar por el comunicado que han emitido a través de sus redes anunciando su separación parece que, aunque la pareja ya no siga adelante como tal, el cariño está intacto. Les siguen uniendo tres hijas y el dolor por la pérdida del más pequeño, Santi, en 2018, por un cáncer cerebral. Algo que, tal como ellos mismos comentaron en su día, les unió mucho y que hoy les hace ser partícipes de numerosas iniciativas de lucha contra las enfermedades infantiles, y esa unión y esas ganas están por encima de cualquier patrimonio, por grande que sea. Ellos lo han dicho, continúan siendo familia.