Descubrimos el segundo look nupcial de Belén Écija: encaje, boho, transparencias y nada tradicional
La actriz se reservó un conjunto tres piezas más casual para la fiesta, donde no faltó la música en directo y una ensaimada gigante
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No todas las novias se cambian de vestido, pero Belén Écija lo tenía claro desde el principio. La actriz quiso reservar un segundo look para el tramo más íntimo y desenfadado de su boda con Jaime Sánchez, celebrado en Menorca, el enclave familiar que la ha visto crecer verano tras verano.
Después de la ceremonia religiosa en la iglesia de San Climent y el convite al aire libre, la hija de Belén Rueda se dejó ver con un estilismo muy diferente al de su paso por el altar para disfrutar como se merece de una fiesta con música en directo bajo las estrellas.
Fue justo antes del amanecer, cuando aún quedaban copas servidas y se repartía una ensaimada gigante como resopón —de la que la propia novia disfrutó con entusiasmo, copa en mano y sonrisa de oreja a oreja—, cuando la novia apareció con su segundo vestido nupcial: una bata corta de gasa blanca con transparencias y detalles de encaje, combinada con un conjunto lencero blanco de top y short.
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El diseño, de aire bohemio y lúdico, parecía pensado para esa escena en concreto: una carpa iluminada por luces violetas, el mar de fondo y una novia con el maquillaje ya ligeramente difuminado, pero más radiante que nunca. La elección del segundo look responde, sin duda, al carácter alegre y natural de la actriz, que no ha querido renunciar a la espontaneidad ni en su propia boda.
En la imagen compartida en redes, se la ve saludando al objetivo con una media sonrisa pícara, enfundada en el conjunto ligero y vaporoso, alejado de convencionalismos, pero muy fiel a su estilo. Un gesto de libertad estética que confirma que la moda nupcial actual no entiende de rigideces, y que deja espacio para momentos tan auténticos como este.
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El contraste con su primer vestido no podría ser más rotundo. Para el ‘sí, quiero’, Belén Écija apostó por un diseño de Cristina Valenzuela, la diseñadora favorita de su madre. De inspiración helénica, reinterpretaba los patrones clásicos con una sofisticación actual.
Un modelo en tejido etéreo y drapeado, con hombreras estructuradas y una gran abertura en la espalda, que destacaba por su delicadeza. Con este primer vestido recorrió el pasillo de la iglesia junto a su padre, el productor Daniel Écija, ante la emoción de los presentes.
Belén, que anunció su compromiso en septiembre de 2024 tras una pedida tan inesperada como emotiva —“se me troncharon las piernas”, escribió en redes al recordar cómo terminó hincando la rodilla por accidente—, ha vivido su gran día con la intensidad que se merece.
No todas las novias se cambian de vestido, pero Belén Écija lo tenía claro desde el principio. La actriz quiso reservar un segundo look para el tramo más íntimo y desenfadado de su boda con Jaime Sánchez, celebrado en Menorca, el enclave familiar que la ha visto crecer verano tras verano.